Por José Gregorio MartínezPanampost

No se equivocó Margaret Thatcher cuando dijo una de sus frases más célebres: “El socialismo fracasa cuando a los socialistas se les acaba el dinero… de los demás”. El tiempo le ha dado la razón. El socialismo ha fracasado en todos y cada uno de los países donde se ha pretendido imponer cuando los ciudadanos han alcanzado la prometida igualdad que solo es posible hacia abajo, todos iguales de pobres, y cuando el Estado no ha tenido de quien seguir viviendo. Cuba es el mejor ejemplo del fracaso de un modelo que hoy se derrumba tal como en 1989 caía a pedazos el muro de Berlín.

La revolución comunista de los hermanos Castro que secuestró la más grande de las Antillas desde hace más de seis décadas sobrevivió en sus inicios gracias al auxilio de la Unión Soviética. Posteriormente, cuando Venezuela cayó en manos de Hugo Chávez los parásitos de La Habana vieron en Caracas su nuevo centro de abastecimiento. Y pese a que el chavismo se mantiene por la fuerza en el poder, el castrismo, con Miguel Díaz-Canel como el dictador de turno, se ha visto obligado a buscar otros proveedores ante el desplome de la industria petrolera venezolana y la consecuente disminución progresiva de despachos de hidrocarburos a puertos cubanos. China aparecía entonces en el horizonte como el salvador de un decadente modelo que ni los herederos de Mao Zedong están dispuestos a sostener.

Si bien es cierto que Pekín le ha lanzado varios salvavidas al régimen de La Habana, también es una realidad que el pragmatismo chino hace a un lado la ideología cuando se trata de sus intereses financieros. Así, el gigante asiático se ha convertido en una gran potencia que busca arrebatarle a Estados Unidos el primer puesto en todos los campos, desde lo económicos hasta lo tecnológico y lo militar. China es, sin duda, otra muestra del fracaso del socialismo, pero no porque al país le haya ido mal, sino porque debió abrazar el capitalismo para llegar a ser lo que es hoy.

El socialismo cubano vs. el modelo chino

Aunque el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue controlando a los ciudadanos en lo políticos y lo social, en lo económico ha habido cambios significativos. Esto es lo que se ha denominado como el modelo chino, que comenzó a finales de los setenta, cuando se empezaron a implementar una serie de reformas para pasar de una economía planificada y centralizada a una economía de mercado abierta y mixta. Y esto es lo que China le estaría exigiendo a Cuba para seguir tendiéndole la mano en una relación comercial que genere beneficios económicos a ambos países, pues los chinos no necesitan ni los médicos cubanos ni los espías con los que La Habana le ha pagado por años a Caracas.

“China no es el suggar daddy de Cuba”, dijo el exoficial de inteligencia de Estados Unidos para América Latina, Fulton Armstrong, en declaraciones al Financial Times para un reciente artículo que revela cómo se han enfriado acuerdos comerciales por el hecho de que China se ha cansado de esperar que el régimen cubano siga sus pasos y apueste por una economía capitalista. De acuerdo con el reporte, aunque el régimen de Xi Jinping apoya públicamente el derecho de Cuba a elegir su propio camino, en privado los funcionarios chinos han exhortado a sus pares de La Habana a cambiar su decadente economía planificada por un modelo orientado al mercado, según habrían revelados diplomáticos y funcionarios del gigante asiático al reconocido medio financiero británico.

Los apagones aceleran la caída

¿Estará dispuesto el régimen cubano a hacer a un lado el socialismo, al menos en lo económico? Las alterativas para un régimen sumido en una profunda crisis energética, alimentaria y sanitaria son escasas. Sin olvidar además que este coctel fue el detonante de las protestas del 11 de julio de 2021 -las mayores en décadas-, que amenazan a diario con repetirse, más aún cuando en las últimas horas el primer ministro de la dictadura, Manuel Marrero, admitió que el sistema eléctrico cubano colapsó totalmente, al punto de declarar “emergencia nacional” y anunciar medidas drásticas como la paralización de toda actividad laboral estatal no indispensable. Y es que en los últimos días los apagones han llegado a afectar a más del 50 % del país, marcando un récord de afectación en lo que va de año.

China hizo un importante aporte a la “revolución energética” en la isla a finales del siglo pasado y hace apenas un mes donó diez generadores para los grupos electrógenos que aportan 18 megavatios en las provincias de Sancti Spíritus y Cienfuegos, unas de las zonas más afectadas por los apagones. La dictadura venezolana también ha apoyado al régimen castrista por más de dos décadas con envíos diarios de petróleo a la isla, que si bien no han cesado van en caída libre como consecuencia de la debacle del país sudamericano. En septiembre pasado Cuba recibió solo 22000 barriles diarios cuando en junio los despachos eran de 33700 diarios.

Nada salva al socialismo cubano

El colapso del socialismo cubano es inevitable. A los frecuentes apagones que cada día se extienden por todo el territorio se suma el desplome de la producción de azúcar, que llegó a representar 90 % de sus ingresos por exportaciones hasta comienzos de los 90. La zafra 2022 – 2023 cerró con una cosecha de 816.000 toneladas de azúcar (68 % de la proyección de 1,2 millones) cuando la última producción en manos privadas (1959) fue de 5,6 millones. Esto también ha golpeado las relaciones con China, que según reveló el Financial Times, canceló el contrato de importación de 400.000 toneladas anuales de azúcar cubana. Además, La Habana debe “cientos de millones de dólares” a empresas chinas como Huawei y Yutong, que han suministrado tecnología, maquinaria y vehículos a la isla.

Cuba también ha intentado levantar su golpeada industria turística con viajeros chinos, pero no ha sido suficiente. En los últimos días ha lanzado campañas en busca de turistas en Kazajistán. Los alimentos en las mesas de los hogares cubanos cada vez son más precarios. El pan es más pequeño debido a la escasez de trigo, el azúcar no endulza y la ración de pollo se ha reducido a tan solo 345 gramos por persona en ocho municipios de la isla. La situación es tan extrema que hasta el viceministro de Trabajo y Seguridad Social de la dictadura, Juan Carlos Santana Novoa, huyó de Cuba y pidió asilo en Estados Unidos. El capitalismo parece que ganó otro adepto.

Y la mayor muestra de que el capitalismo está ganando la batalla en Cuba está en el hecho de que las autoridades castristas exhortaron a la población a adquirir celdas fotovoltáicas para que cada quien resuelva su abastecimiento eléctrico, lo que no dejó pasar el analista político venezolano Ricardo Ríos para demostrar cómo en la isla “colapsó hasta la propaganda” cuando “el socialista gobierno cubano, apela al máximo individualismo” para salir de la crisis generada por el colectivismo de un régimen estatista.

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