Fuente: infocatolica.com

El mes pasado, la CECC, una comisión bipartidaria y bicameral, publicó su reporte anual. Normalmente los reportes de la CECC no incluyen investigaciones originales, pero ayudan mucho a los políticos suministrando resúmenes de los principales eventos del año anterior. El reporte de 2022 trata sobre la creciente vigilancia de todo y de todos, la represión de las minorías étnicas, sus culturas y sus lenguas, y del cada vez mayor culto a la personalidad de Xi Jinping.

En cuanto al ámbito religioso, el reporte califica a 2021 como «uno de los peores años» para la libertad religiosa en China, y se refiere a los siguientes nueve puntos principales:

1) El «esfuerzo intensificado para «sinizar» la religión», un proceso que es definido correctamente como obligar a las religiones a volverse no más chinas sino más subordinadas al Partido Comunista Chino (PCC) y sus objetivos.

2) La Conferencia Nacional sobre el Trabajo Religioso de diciembre de 2021, que señaló «la intención de Xi Jinping y del Partido de priorizar los asuntos religiosos», imponiendo un control más estricto.

3) Una serie de leyes y reglamentos promulgados para controlar la web y erradicar la presencia religiosa allí, incluyendo las Medidas para la administración de los servicios de información religiosa en Internet, que entraron en vigor el 1° de marzo de 2022.

4) La «Campaña de la historia del Partido», que requirió que todos los sectores de la población celebraran y estudiaran la historia del PCC. El informe señala cómo el personal religioso también se vio obligado a participar en la campaña; en particular, los monjes budistas tuvieron que ver películas de propaganda.

5) Una mayor represión de la cultura musulmana, que se extendió desde Xinjiang a otras áreas y desde los uigures y los kazajos étnicos hasta los hui y otras comunidades islámicas de etnia han que alguna vez fueron elogiadas por su lealtad al régimen. También se denuncia el acoso a ciudadanos chinos musulmanes que escaparon al extranjero y a sus familiares en China. A modo de ejemplo se cita la historia de Ulnur Bozhykhan, una mujer de etnia kazaja cuya familia entera fue perseguida después de que ella contó a Bitter Winter que había sido violada en un campamento de Xinjiang.

6) La presión sobre los objetores de conciencia católicos que rechazaron el acuerdo Vaticano-China de 2018 y se negaron a unirse a la Iglesia Católica Patriótica, controlada por el gobierno. Ellos fueron golpeados por arrestos y procesamientos, incluso en Hong Kong, donde el Cardenal Joseph Zen fue detenido por poco tiempo antes de ser procesado y sentenciado.

7) La implementación de las instrucciones de Xi Jinping de que las iglesias domésticas protestantes deben ser persuadidas a unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías, controlada por el gobierno, o ser acosadas sistemáticamente. Las «acusaciones fabricadas de fraude» se están convirtiendo en la herramienta legal preferida para esta represión de nivel nacional, señala el informe.

8) Las autoridades «siguieron usando el Artículo 300 de la Ley Penal de la República Popular China, que prohíbe «organizar y utilizar una secta para socavar la aplicación de la ley», para perseguir a miembros de grupos espirituales considerados ilegales o «sectas» (xie jiao), incluyendo a Falun Gong, la Iglesia de Dios Todopoderoso, los Testigos de Jehová y otros». La traducción oficial del PCC de xie jiao como «sectas» es objetable, ya que las xie jiao (o enseñanzas heterodoxas) han sido perseguidas en China desde la Edad Media, y el concepto abarca a todos los grupos religiosos que se cree que son hostiles al gobierno, o que no lo apoyan. Sin embargo, aparte de la terminología, el análisis de la Comisión es exacto. El informe analiza la renovada represión de Falun Gong y las impresionantes cifras de la persecución de la Iglesia de Dios Todopoderoso, y señala que en el último año la Asociación de Discípulos se ha convertido en el tercer objetivo principal de las campañas anti-xie-jiao.

9) La difícil situación de quienes obstinadamente siguen negando la vergonzosa práctica de la sustracción de órganos a presos de conciencia. Es falso que la evidencia provenga solo de Falun Gong, señala el informe. «Los autores de un estudio de 2022 publicado en el American Journal of Transplantation [Revista Americana de Trasplantes] concluyeron que era muy probable que cirujanos de trasplantes en China hubieran participado en la ejecución de prisioneros «por trasplante de órganos» tan recientemente como en 2015». Su evidencia, que no proviene de Falun Gong, «coincidió con relatos «anecdóticos y textuales» anteriores proporcionados por organizaciones afiliadas a Falun Gong que denunciaban la sustracción de órganos de prisioneros de conciencia. También siguió habiendo informes de que los uigures y otras minorías étnicas predominantemente musulmanas en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang también han sido blancos de la extracción forzada de órganos».

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