Por Oriana Rivas – PanAm Post

Nancy Pelosi, la presidente de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, acapara la atención en las últimas horas en el contexto de la política exterior estadounidense. De la decisión que tome durante su gira por Asia dependerá lo que pase con las relaciones entre EE. UU. y China. Si finalmente decide visitar Taiwán estaría cruzando las líneas rojas de la diplomacia para el régimen de Pekín. Y si no lo hace podría interpretarse como un gesto de debilidad por parte de la primera potencia mundial, lo cual capitalizaría sin duda el gigante asiático a su favor. La defensa de la Casa Blanca ante la eventual visita ha sido entre tímida y ambigua.

Aunque la congresista no oficializó la parada en Taiwán en su agenda, funcionarios estadounidenses así como de la nación insular aseguraron anónimamente a CNN que sí lo hará. Sin embargo, hay poca claridad al respecto. El secretario de Estado, Antony Blinken, dice no saber qué va a pasar. Pero el coordinador de Comunicaciones del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, sostiene que Pelosi tiene todo el derecho de visitar la isla. Para hacer más confuso el contexto, en su discurso mencionó que el gobierno «no apoya la independencia de Taiwán». Una declaración que inclina la balanza hacia la debilidad.

De acuerdo con el itinerario hecho público, la funcionaria viajó con la delegación que la acompaña para estrechar lazos con Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón. Al primer destino llegó este lunes, donde conversó con el primer ministro singapurense, Lee Hsien Loong. Uno de los puntos fue justamente “las relaciones a través del estrecho (de Formosa)”, según un comunicado del gobierno. Es decir, la disputa entre la República Popular China y Taiwán.

Amenaza de China: «deséenle un viaje seguro» 

En consecuencia, se trata de una visita diplomática con fines estratégicos, dada la tensión que hay respecto a China, ansiosa por apoderarse de la nación insular a la que considera una «provincia rebelde». Si Pelosi llegara a pisar suelo taiwanés, sería la primera figura de alto nivel político estadounidense en hacerlo desde 1997.

Pero también podría ser el inicio de un enfrentamiento a gran escala. Expertos no dudan que sea una visita de alto riesgo, y en este sentido, cuestionan si la recompensa será suficiente. Es decir, si realmente servirá al Gobierno de Biden para plantar posición cuando en su primer año demostró debilidad ante el gigante asiático. Por el momento los mensajes de la diplomacia estadounidense son ambiguos.

Ejercicios militares, videos exhibiendo arsenal bélico y menciones a algún tipo de desperfecto en el avión de la presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU. salen de las declaraciones de portavoces del Partido Comunista de China (PCCh). Una de las más incendiarias viene de Hu Xijin, un comentarista de Global Times, medio al servicio del régimen de Xi Jinping.

«Déjenla ir a Taiwán», escribió en Twitter. «Pero oren antes de partir: deséenle un viaje seguro y que la historia no la defina como una pecadora que inicia una espiral de escalada que expande las fricciones militares hasta una guerra a gran escala en el Estrecho de Taiwán», prosiguió. No sin antes afirmar en otro mensaje que el Ejército Popular de Liberación debería derribar su avión. Ese exhorto en particular fue eliminado de la red social.

A él se unió el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian. Quien sin especificar mucho, lanzó la siguiente frase a un periodista: «¡Si ella se atreve a ir, espera y verás!».

Y es que el país dominado por Xi Jinping considera que una hipotética visita de Nancy Pelosi sería una especie de «invasión» porque, según el régimen comunista, Taiwán forma parte del gobierno de Pekín, de «una sola China». El conflicto tiene más de siete décadas, pero el último año ha cobrado mayor relevancia. No solo por las tensiones con el Gobierno de Biden, sino porque tiene ciertos paralelismos con Ucrania, invadida por Vladímir Putin al considerarla suya por haber formado parte de la extinta Unión Soviética.

Confusión de la Casa Blanca 

Lo cierto es que hace unos días, EE. UU. puso en marcha preparativos militares en caso de que Nancy Pelosi decida aterrizar en Taiwán en un avión militar.

En este sentido, John Kirby agregó en su rueda de prensa que no hay motivo para que China use el pretexto de la visita de Pelosi para aumentar su “actividad militar agresiva” en el Estrecho de Taiwán. No obstante, hace pocos días el propio Biden dijo que los militares no apoyaban la idea.

«Yo creo que los militares piensan que no es una buena idea en este momento, pero no sé cuál es el estado de la misma».

Lo que reina ahora es la incertidumbre.

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