Fuente: Derecha Diario

Después de la odisea que lo hizo pasar el gobierno australiano en su intento por ingresar a Melbourne y jugar en el Grand Slam sin estar vacunado, finalmente Novak Djokovic ya está en su casa en Belgrado, Serbia.

En Australia, el tenista número uno del mundo estuvo detenido en un hotel de refugiados, fue hostigado por la Policía Fronteriza y luego el gobierno ignoró una decisión judicial y lo deportó cancelándole su visa a través de una orden ejecutiva. Ahora no podrá ingresar al país por tres años, quedando automáticamente descalificado de esta y las próximas tres entregas del Abierto de Australia.

Sin embargo, en su país fue recibido como un héroe. Su padre había dicho que haber soportado el hostigamiento de la dictadura sanitaria lo convirtió en un “símbolo del mundo libre”, y así lo recibieron los serbios en la capital.

Un enorme grupo de personas esperó al tenista en el aeropuerto de Belgrado con banderas y carteles. “Novak, Dios te bendiga”, decía uno de los mensajes. “Héroe de la libertad“, decía otro.

Cientos de aficionados se agolparon delante del aeropuerto para recibir a su ídolo, agitando con entusiasmo banderas serbias. ”Novak es el número uno para nosotros y para todo el mundo. Gane o pierda, lo apoyamos”, dijo Djurdja Avramov, un serbio entrevistado por le medio AFP, cuyo hijo llevaba una camiseta con un corazón y la palabra “Nole”.

El jugador se tomó fotos con algunos empleados del aeropuerto y luego se fue en un vehículo conducido por su hermano Djordje, sin hablar con la prensa.

Novak Djokovic, de espalda, y su hermano Djordje, dentro de un vehículo al salir del aeropuerto de Belgrado, en Serbia
Novak Djokovic, de espalda, y su hermano Djordje, dentro de un vehículo al salir del aeropuerto de Belgrado, en Serbia

Repercusiones políticas

El presidente serbio Aleksandar Vucic se sumó a los elogios, y dijo que Novak es un “héroe deportivo” de la nación. Según el mandatario, el maltrato recibido podría deteriorar las relaciones diplomáticas entre Serbia y Australia.

“Me desvivo para poder verlo en Serbia. Quiero que vuelva a su país, que vuelva a donde siempre es bienvenido”, dijo Vucic horas antes que aterrice.

Y agregó: “Ellos se creen que han humillado a Djokovic con todo esto. El mejor del mundo sufrió con 10 días de persecución. Ellos son los que se han humillado y Djokovic puede volver a su país con la frente en alto”.

“Nunca nos podrán quitar nuestro corazón ni nuestra dignidad. Si querían impedir que Djokovic ganara el trofeo por décima vez, ¿por qué no lo deportaron de inmediato? ¿Por qué no le denegaron el visado? ¿Por qué lo persiguieron? Nos sermonean con el Estado de derecho. Se pueden imaginar si un ministro serbio anulara una decisión de un juez (…). Podrían enseñarnos lo que es un poder judicial independiente, pero parece redundante porque al final todo el poder está en manos del Ejecutivo”, argumentó el presidente.

Desafiante y demostrando el amor por su nación, Vucic completó su discurso con un mensaje para Scott Morrison, el primer ministro australiano. “Un presidente de un país pequeño puede decirle esto a un gran primer ministro de un país grande porque estoy diciendo la verdad y usted sabe que estoy diciendo la verdad. Usted cree que consigue algo persiguiéndolo, pero nunca estará a la altura no de Novak Djokovic, sino de ningún hombre corriente de nuestra tierra ni de su orgulloso y digno pueblo. Serbia estará con Djokovic y le responderemos comportándonos mucho mejor de lo que lo ha hecho usted con Djokovic”.

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