Por Carlos Esteban – La Gaceta de la Iberoesfera

¿Recuerdan lo que les dije del nuevo CEO de Twitter, Parag Agrawal, que va a convertir a su muy progresista predecesor, Jack Dorsey, en un adalid de la libertad de expresión? ¿Y lo que escribí sobre el timo de los ‘verificadores’, que no tienen quien los verifique?

Bueno, pues ya tenemos la conjunción de las dos desdichas: Twitter, convertido en el árbitro de la verdad absoluta, castigará a los usuarios que insinúan que los ‘vacunados’ pueden transmitir el virus del covid, algo que ya es patente, conocido, constatable, oficial y que las propias farmacéuticas no han disputado nunca en sus documentos oficiales de aprobación ante los organismos reguladores.

Esto es todavía más loco que cuando la red social del pajarito azul impidió compartir la noticia del New York Post sobre el portátil de Hunter Biden y su escandaloso contenido o que cuando censuraba los tuits achacando el origen del SARS-COV2 al laboratorio de virología de Wuhan. En esos dos casos podía, al menos, postularse en su momento que quizá, tal vez, a lo mejor la historia del pangolín y el murciélago fuera la correcta, y ninguna fuente oficial respaldaba la versión del Post sobre el famoso portátil.

Pero aquí nos hemos movido a otro universo, a otro plano de realidad. Porque hay abundancia de declaraciones del sumo sacerdote de la pandemia, el Dr. Anthony Fauci, de la directora de los Centros de Control de Enfermedades (CDC), del Instituto Nacional de Salud (NIH) y de innumerables autoridades reconociendo lo que ya todo el mundo sabe y repite: que las presuntas vacunas evitan a los infectados con el coronavirus sufrir las consecuencias más graves de la enfermedad la mayoría de las veces, pero que no impiden la transmisión del virus, ni contagiar ni ser contagiado.

Dicho de otra manera: el nuevo Twitter prohíbe difundir información médica consensuada como cierta. Prácticamente ya solo queda Biden repitiendo que la ‘vacuna’ significa la liberación porque supone que ya no te puedes contagiar, probablemente porque es difícil mantenerle al día y que se le quede.

¿Significa eso que la red social va a censurar las cuentas de Fauci, de los CDC, de Bill Gates, del NIH? Mi apuesta es que no, porque Twitter se ha perfilado siempre como una herramienta del sistema, y no va enfrentarse a los amos del discursos. Pagarán, sin más, los que repiten el conocimiento común sin credenciales.

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