El 17 de enero de 1961, el entonces presidente Eisenhower advertía que el “Complejo Industrial Militar” terminaría gobernando al país si los estadounidenses seguían permitiendo que los gobiernos sean influenciados por el Pentágono.

Esa predicción se terminó cumpliendo en los años de George W. Bush y Barack Obama, cuando la agenda exterior terminó siendo dictaminada casi en su totalidad por los deseos del Estado Mayor Conjunto y las principales empresas contratistas, como Raytheon o Lockheed Martin.

De todos modos, nunca en la historia la predicción de Eisenhower cobró tanto sentido como con el gobierno de Joe Biden, un presidente casi testimonial, quien delega todas sus funciones a la vicepresidente Kamala Harris y a su gabinete, que por primera vez en la historia está compuesto directamente por ex empleados de estas empresas.

El Secretario de Defensa, Lloyd Austin, era el director de Raytheon hasta enero del 2021. Esta contratista de defensa es la principal proveedora de material bélico para Estados Unidos. Ronald Moultrie, el vicesecretario de Defensa; Michael Brown, otro importante funcionario del Pentágono; Frank Kendall, el nuevo comandante de la Fuerza Aérea, y prácticamente todas las posiciones de poder en el gabinete trabajaron en algún momento para una empresa contratista de armas.

Sin embargo, las Fuerzas Armadas norteamericanas vienen en declive. A medida que sus esbirros ganan más poder en el gobierno, su capacidad operacional decae. A pesar de ser invencibles en el campo de batalla, Estados Unidos no ganan una guerra desde la Segunda Guerra Mundial, habiendo perdido la oportunidad de unificar a las Coreas en la Guerra de Corea, habiendo perdido todo apoyo local e internacional en la Guerra de Vietnam y habiendo gastado 20 años sin resultados concretos en la Guerra del Golfo.

La única victoria total que consiguió Estados Unidos en los últimos 70 años es la eliminación de ISIS de Medio Oriente, algo que alcanzó en 2017 bajo el liderazgo de Donald Trump, pero lo hizo con la colaboración de Rusia, Turquía y Arabia Saudita, por lo que no puede atribuírsele todo a los americanos.

Lloyd Austin, el secretario de Defensa de Joe Biden, se convirtió en una de las personas más influyentes del gobierno demócrata.

La conductora de Fox News, Laura Ingraham, dedicó una parte de su programa The Angle, uno de los más vistos de la televisión norteamericana, para advertir que la capacidad militar de Estados Unidos está en crisis. “Mientras China se prepara para invadir Taiwán, el Pentágono está llevando a cabo una purga en el Ejército de supuestos racistas, homofóbicos y otras personas que no piensan como los demócratas“, aseguró.

En vez de enfocarse en defender a los principales aliados de la primer potencia del mundo, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos están enfocadas en espiar a los propios ciudadanos de su país, en educar a sus soldados en materia de género y teoría racial, además de perseguirlos políticamente por sus ideas. Según Ingraham, hoy Estados Unidos no podría proteger a Taiwán de un ataque de China, y tiene razón.

Desde las protestas en el Capitolio del 6 de enero, cunado varios policías dejaron entrar a los simpatizantes de Trump al edificio del Congreso, el Pentágono lanzó una purga de soldados, capitanes, generales y todo tipo de funcionario en las 4 ramas de las Fuerzas militares que expresen ideas de derecha.

Recientemente, el Jefe del Estado Mayor, el general Mark Milley, defendió que se le den clases de teoría crítica racial, unos cursos marxista revisionistas de la historia que buscan “educar” a los estadounidenses en “entender” la “lucha de razas” en el país.

Me parece muy bien que se les enseñe a nuestros soldados sobre género, marxismo y teoría racial. Yo quiero entender la furia blanca. Y yo soy blanco“, aseguró.

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