Por Andrés Vacca

En China ya comenzaron los festejos y continuarán por varios días más. Todo el aparato de propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh) está a disposición para imponer una fiesta que está teñida de 100 años de violencia, mentiras, persecuciones, pobreza y mucha sangre. 

Calles, museos, edificios y grandes espectáculos, todo está listo en Beijing para recibir el centenario del PCCh. Se fundó en la clandestinidad el 1 de julio de 1921 y se consolidó en el poder en 1949 y nunca lo abandonó.

El PCCh está celebrando a lo grande sus 100 años de historia con la promesa de ir por más. Para el actual régimen dictatorial liderado por Xi Jinping, hay muchos objetivos para alcanzar más allá de las fronteras del enorme país. 

Sus inicios en 1921, están cimentados bajo la ideología marxista de la “lucha de clases” como piedra fundamental del movimiento. Su primer objetivo fue lanzar decenas de movimientos dirigidos a destruir por completo las bases de la china antigua, destruyendo por completo 5000 años de historia.

En octubre de 1949, el PCCh tomó el control de China y Mao Tse Tung se convirtió en el primer líder del régimen. Meses después, en la primera gran acción del régimen, llamada Reforma Agraria, Mao movilizó a los campesinos más pobres de la nación para apoderarse violentamente de la tierra y otros activos de aquellos considerados terratenientes, muchos de los cuales eran simplemente campesinos más acomodados. Millones murieron.

Mao lanzó el Gran Salto Adelante en 1958, una campaña de cuatro años que buscaba empujar al país a aumentar exponencialmente su producción de acero mientras colectivizar la agricultura. El objetivo, como dice el lema de Mao, era “superar a Gran Bretaña y alcanzar a Estados Unidos”.

Cada acción organizada desde el comienzo estaba metódicamente diseñada para eliminar por completo cada objetivo identificado como “enemigo”, entre los que se encontraba cualquier tipo de creencia en Dios, la tradición, los empresarios, los terratenientes, y la democracia pensada como sistema de libertad política y económica.

Cada campaña implementada por el PCCh, apuntaba supuestamente a crear un “paraíso comunista en la tierra”. Pero una y otra vez, los resultados han sido los mismos: sufrimiento masivo, crisis, hambre y muerte. Sin embargo el éxito y la abundancia sí llegó a un sector de la población, se limitó a algunos funcionarios de élite del PCCh y sus familias quienes lograron un poder creciente y riquezas incalculables.

China pasó de estar sumida en la miseria absoluta y a sacrificar a su propia población que moría de hambre mientras el PCCh financiaba su expansión en países africanos, a ser la segunda potencia económica mundial, según la revista estadounidense U.S. News & World Report

Hoy, la mayor parte de su población continúa en la misma miseria que antaño, pero el régimen logró concentrar cantidades de dinero impensadas, lo que le permite continuar con su avasallamiento político, sociocultural y económico en China y en el mundo entero. Su crecimiento se basa y se basó gracias a la explotación continua de su propia población. Paradójicamente eso es los que el comunismos supuestamente critica del capitalismo.

Para el año 2049 el país apunta al “gran renacimiento” apoyado en proyectos como Ruta de la Seda que lo conecta con Europa y con planes de extenderlo hasta Norteamérica. Pero también hay otros objetivos claros, como superar a Estados Unidos no solo en la economía, sino también como líder bélico y socavar su función de “policía del mundo”.

Mientras el PCCh se jacta y promociona como supuestamente sacó a su población de la pobreza, el régimen apela al autoritarismo controlando cada aspecto de la vida diaria de sus ciudadanos. No existe acceso a las redes sociales tradicionales de Occidente y las que hay, creadas para la población china, están fuertemente vigiladas. En las calles hay cámaras que reconocen y estudian a su población mediante la lectura de datos biométricos.

Con el crecimiento y desarrollo industrialista de China y el sutil ingreso de Occidente en la región durante las últimas décadas, sus atropellos internos no cedieron. Las persecuciones continuaron, al igual que la mentira y la corrupción. 

Después del estrepitoso fracaso del Gran Salto Adelante, Mao lanzó la Revolución Cultural en 1966 en un intento de utilizar a la población china para reafirmar el control sobre el PCCh y el país.

Durante esos años, Mao creó un culto a la personalidad, apuntando a “aplastar a las personas con autoridad que pretendan tomar el camino capitalista” y fortalecer sus propias ideologías, según una directiva temprana. Durante 10 años de caos total, millones fueron asesinados o llevados al suicidio en la violencia sancionada por el estado.

Las denuncias de derechos humanos contra el régimen chino resuenan en todo el mundo, pero pocos son los países que se animan realmente a hacer algo al respecto debido al poder e influencia que tiene el régimen chino, actualmente las persecuciones a las minorías religiosas son de lo más recurrente. Los cristianos son perseguidos por su fe, al igual que los musulmanes uigures, quienes no solo tienen prohibido su práctica religiosa en la zona de Xinjiang, sino que padecen un feroz genocidio contra su cultura y población. 

El 20 de julio de 1999, las autoridades iniciaron una amplia campaña dirigida a los aproximadamente 100 millones de practicantes de Falun Gong, una práctica espiritual que incluye ejercicios de meditación y enseñanzas morales centradas en los valores de verdad, benevolencia y tolerancia.

Según las investigaciones realizadas por diversas agrupaciones, millones de practicantes han sido despedidos de sus trabajos, expulsados ​​de la escuela, encarcelados, torturados, asesinados y algunos sometidos a la sustracción forzada de sus órganos, simplemente porque se negaron a renunciar a sus creencias.

El PCCh lleva 100 años de comunismo en China, de los cuales 72 ha estado en el poder perpetrando la maldad. Durante la gestión del presidente Trump, se avanzó mucho en medidas internacionales apuntadas a frenar el avasallamiento constante del régimen. 

Ahora existe un futuro incierto, el régimen mantiene sus intenciones de poder absoluto y sus cómplices en las élites internacionales mantienen su apoyo a China, pero la pandemia provocada por el Virus del PCCh, expuso la gran mentira del régimen y parte de su maldad, lo que ha impulsado una imagen negativa en la población mundial, que será difícil de revertir.

 

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