Por Jon Rappoport

Los medios de masas ya vociferan que se está extendiendo un nuevo brote de ébola:

Yahoo Noticias (26 de febrero de 2021): “El 17 de febrero, la Organización Mundial de la Salud informó de un grupo de casos de ébola en Guinea… El gobierno de Biden está avanzando en los planes para examinar a los pasajeros de las aerolíneas de dos países africanos que llegan a los Estados Unidos para detectar el ébola…”

Antes de que despegue otra lunática historia pandémica, la gente debe entender los múltiples engaños que hay detrás del Ébola.

Jon Rappoport cubrió la historia en 2017 y 2014. En esta publicación, el bloguero recoge las citas esenciales sobre las notas que escribió sobre el tema.

Él plantea un escenario predecible: en las clínicas y hospitales, las personas asustadas que llegan con lo que se denomina “primeros síntomas” de ébola serán diagnosticadas como casos probables. ¿Cuáles son esos síntomas? Fiebre, escalofríos, dolor de garganta, tos, dolor de cabeza, dolor en las articulaciones. ¿Te resulta familiar? Normalmente, esto se llamaría simplemente gripe.

Otro punto del que no hablarán los medios de masas es la fiabilidad de las pruebas utilizadas para diagnosticar el ébola. Dos de esas pruebas principales —anticuerpos y PCR— son notoriamente poco fiables.

Las pruebas de anticuerpos darán un resultado positivo porque se basan en factores que no tienen nada que ver con la enfermedad que se busca. E incluso cuando la prueba es precisa, un resultado positivo sólo indica que el paciente ha estado en contacto con el germen en cuestión. No dice nada sobre si está enfermo o va a enfermar.

De hecho, antes de 1985, cuando la ciencia dio un vuelco, se consideraba que un resultado positivo de los anticuerpos significaba que el sistema inmunitario del paciente había logrado rechazar el germen.

La prueba PCR es una forma sofisticada de amplificar trozos minúsculos de lo que se supone que es material viral, para poder observarlos. El problema es el siguiente: si en el cuerpo del paciente sólo se encuentran trozos minúsculos de material, no hay razón para suponer que sean suficientes para causar la enfermedad. Se necesitan cantidades muy, muy grandes de virus para empezar a sospechar que el paciente está enfermo o va a enfermar.

En resumen, advierte Rappoport: un gran número de personas a las que se les hacen estas pruebas van a ser diagnosticadas falsamente de ébola.

Ver artículo completo en el blog de John Rappoport.

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