La iniciativa conocida como La Gran Declaración de Barrington, firmada el pasado 4 de octubre y liderada por el PhD, profesor Martin Kulldorff de la Escuela de Medicina de Harvard, centrada en investigar el impacto negativo de los cierres implementados por el virus PCCh (COVID-19), al día de hoy reúne cerca de 700 mil firmas de médicos, académicos y ciudadanos de todo el mundo.

Entre las medidas impulsadas por la mayoría de gobiernos de todo el mundo durante la pandemia están los bloqueos a nivel regional y nacional y al día de hoy se habla sobre una nueva oleada con un potencial impacto en Europa y EE. UU.

Según Just the News, la declaración publicada el mes pasado que busca estudiar el “impacto dañino en la salud física y mental de las políticas prevalecientes del COVID-19” logró obtener varias docenas de miles de firmas de expertos que consideran que los bloqueos están causando “daños irreparables”.

De acuerdo con el documento redactado por tres expertos destacados en los campos de bioestadística, inmunología y políticas de salud pública, “las políticas de bloqueo actuales están produciendo efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo”.

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“Los resultados (…) incluyen tasas más bajas de vacunación infantil, empeoramiento de los resultados de las enfermedades cardiovasculares, menos exámenes de detección de cáncer y deterioro de la salud mental, lo que lleva a un mayor exceso de mortalidad en los próximos años, con la clase trabajadora y los miembros más jóvenes de la sociedad con la carga más pesada”, agrega.

Para los signatarios de la declaración, la política ideal para manejar el brote del virus debería ser una que permita que quienes corren un riesgo mínimo de muerte vivan sus vidas normalmente, estableciendo un enfoque de inmunidad ante el virus de un segmento de la población, que contribuya a la protección de quienes son más vulnerables al contagio.

La inmunidad de la manada es el enfoque adoptado por Suecia, en donde según las orientaciones del principal epidemiólogo del país, Anders Tegnell, se proporcionan pautas de salud pública que permitan establecer medidas de riesgo sin llegar a encerrar a las personas.

La estrategia se concentró entonces en permitir al virus seguir su curso hasta que un buen número de personas sanas e inmunes logren frenar la propagación a poblaciones más vulnerables.

Aunque hasta ahora no hay una tasa uniforme de contagio que defina cuántas personas deben de contraer el virus, un análisis publicado en la revista Nature Reviews Immunology establece que el umbral está entre el 50 y el 67 por ciento de la población.

En declaraciones con Just The News, el profesor de psicología médica de la Universidad de Tubingen, Boris Kotchoubey, señaló: “Las medidas anti-Corona en todos los países que conozco (principalmente, Europa Occidental) son no dirigidas, imprecisas y, por lo tanto, producen más daño que la enfermedad en sí”.

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“En realidad, sabemos más o menos dónde se propaga la infección”, añadió el experto. “(1) grandes eventos como eventos deportivos de alto nivel, conciertos de rock, etc .; (2) fiestas ruidosas; (3) actividades en cuartos cerrados, particularmente con gritos o canciones (adoración); (4) transporte público, particularmente en las grandes ciudades ; (5) última pero no menos importante invasión de la infección en hogares de ancianos”.

Kotchoubey, agregó que las medidas eficientes a implementar deberían de estar pensadas para tales contextos.

“Por ejemplo, el gobierno alemán prohíbe los teatros y restaurantes, aunque no hay la menor evidencia de que alguien haya sido infectado en esos lugares, porque todos tenían conceptos sanitarios muy desarrollados (por ejemplo, desde mayo todos los asientos en los teatros están en al menos 2 metros entre sí; etc .; lo mismo en restaurantes)”, agregó.

Otro de los firmantes, Rodney Sturdivant, director del Centro de Consultoría Estadística de la Universidad de Baylor, la investigación epidemiológica “no refleja lo que se ha informado y citado como justificación de muchas decisiones políticas”.

Además de la declaración, varios funcionarios han advertido sobre los efectos adversos que han tenido los cierres como resultado de la pandemia del virus del PCCh. 

El pasado mes de octubre un alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud, aseguró que los bloqueos estrictos como medida para afrontar la pandemia “deben evitarse”.

Por: César Múnera

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