El gobierno de Estados Unidos ratificó este jueves su alianza con Taiwán, calificando a la isla como “uno de los socios más confiables e importantes” del país norteamericano. La declaración fue realizada por el secretario de Estado adjunto, David Stilwell, y tiene lugar pocos días después de que la administración de Donald Trump realizara la visita de mayor rango a Taipéi desde 1979.

“Los Estados Unidos y Taiwán son miembros de la misma comunidad de democracias. Nos unen nuestros valores políticos, económicos e internacionales”, afirmó el funcionario en el marco de un evento virtual organizado por la Heritage Foundation, un think tank estadounidense. “Ahora más que nunca, Taiwan es importante para los Estados Unidos y para el mundo”, aseveró.

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En el evento, Stillwell aclaró que la administración de Donald Trump mantiene su política de “Una sola China” -es decir, que reconoce como partes del gigante asiático y no estados independientes a Taiwán, Hong Kong y Macao- pero incrementará sus vínculos con Taipéi. “Ello incluye colaboración y cooperación militar para contrarrestar el comportamiento desestabilizador de Beijing”, especifica un documento publicado por el departamento de Estado.

“Estados Unidos mantiene relaciones extensivas, cercanas, amistosas y no oficiales con Taipéi, que incluye el compromiso de asistir a Taiwán en su defensa. Estados Unidos está llevando a cabo actualizaciones importantes en su interacción con Taiwán para reflejar mejor la creciente amenaza que China representa para la paz y la estabilidad de la región”.

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En esa línea, reiteró las “Seis Reafirmaciones” respectivas a la venta de armas que Washington le transmitió a Taipéi en 1982. Y anunció que la administración desclasificó dos cables diplomáticos que ilustran que la postura se ha mantenido inalterada durante casi 40 años -en contraste con las afirmaciones de Beijing de que habían comenzado recientemente- y data de la primera administración de Ronald Reagan:

“Continuaremos ayudando a Taipéi a resistir la campaña de Beijing para presionar, intimidar y marginalizar a Taiwán”, dijo Stillwell. Y agregó: “El interés fundamental de los Estados Unidos es que la cuestión de Taiwán sea resuelta pacíficamente, sin coerción y de una panera aceptable para la gente en los dos lados del estrecho (de Taiwán).

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En otros pasajes del evento, Stillwell resaltó los lazos económicos entre Washington y Taipéi y aseguró que representa “un faro de gobernanza democrática, libertad de expresión y religión y de elecciones libres”.

También destacó la respuesta de la isla a la pandemia de coronavirus, considerando que ha registrado solo 489 casos positivos y 7 muertes, aún habiendo estado expuesta a la enfermedad desde su concepción, considerando su cercanía a China continental.

Las declaraciones representan el último de una serie de gestos recientes que reflejan el acercamiento de Washington a la isla y que han generado fuertes críticas del régimen chino.

Solo en agosto, el secretario de Salud, Alex Azar, encabezó la visita de más alto rango a Taipéi desde 1979, cuando el país rompió relaciones con la isla para reconocer al gobierno comunista establecido en Beijing como único representante de China. La visita fue calificada por el régimen chino como una amenaza para la “paz y la estabilidad”.

No obstante, menos de dos semanas después el embajador de facto de Estados Unidos en la isla participó por vez primera en las conmemoraciones de un combate militar clave que fue la última vez en que las fuerzas isleñas se enfrentaron a las tropas chinas a gran escala.

China ha aumentando su actividad militar alrededor de la isla de gobierno democrático, movimientos denunciados por el gobierno de Taiwán como un intento de intimidación para obligarles a aceptar el control chino.

De hecho, el ministro taiwanés de Relaciones Exteriores, Joseph Wu, le dijo a Azar en su visita que la isla puede ser “el próximo Hong Kong”, en referencia al avance de Beijing sobre la independencia de la ex colonia británica, en gran medida como consecuencia de la polémica Ley de Seguridad aprobada a mediados de este año.

La República Popular de China considera la isla como una provincia, a pesar de que esté gobernada por un régimen rival que se refugió en ella tras la toma del poder de los comunistas en Beijing en 1949 después de imponerse en la guerra civil.

Taiwán no es reconocido como un Estado independiente por la ONU y Beijing amenaza con recurrir a la fuerza en el caso de una declaración de independencia de Taipéi o de una intervención extranjera, especialmente de la parte de Washington.

Fuente: Infobae.

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