Estados Unidos emitió el miércoles una advertencia oficial para avisar a los científicos que trabajan en una vacuna y tratamientos para combatir el nuevo coronavirus sobre iniciativas de China para tratar de robar sus investigaciones. “Los intentos de China dirigidos a estos sectores representan una amenaza significativa para la respuesta de nuestras naciones a la COVID-19”, dijeron el FBI y la agencia de seguridad cibernética de Estados Unidos en un comunicado.
“Los sectores de la salud, farmacéutico y de la investigación que trabajan en las respuestas a la COVID-19 deben ser conscientes de que son los primeros blancos de esta actividad y tomar las medidas necesarias para proteger sus sistemas”, advirtieron.
El FBI precisó que investiga sobre “ciberactores e informantes no tradicionales afiliados a la República Popular China”, sospechosos de querer robar elementos protegidos por la propiedad intelectual. Se trataría de hackers, pero también de investigadores y estudiantes que, según el gobierno de Donald Trump, fueron activados para sustraer informaciones del seno de los institutos universitarios o los laboratorios públicos donde trabajan.
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Tal acusación, rechazada anticipadamente por las autoridades chinas, podría complicar aún más las relaciones entre Washington y Beijing, ya muy tensas tras la aparición del nuevo coronavirus en la ciudad china de Wuhan a finales de 2019.
Washington acusa a Beijing de haber demorado en alertar sobre la epidemia y de disimular su alcance. Y, por tanto, de ser “responsable” de su propagación por el mundo, la muerte de centenares de miles de personas y de la actual crisis económica.
El gobierno estadounidense sostiene también que el virus proviene de un laboratorio ubicado en la ciudad de Wuhan, algo negado por las autoridades chinas. “Algo sucedió”, dijo el mandatario la semana pasada a los corresponsales en la Casa Blanca cuando le preguntaron sobre la teoría. “Probablemente fue por incompetencia. Alguien fue estúpido”, añadió el presidente.
Por su parte, el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, afirmó que había visto “una enorme cantidad de pruebas” de que el nuevo coronavirus no tiene origen animal, sino que se filtró de un laboratorio.
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En la visión opuesta se ubicó el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y principal epidemiólogo del Gobierno de EEUU, quien descartó que el coronavirus SARS-CoV-2 fuera creado en un laboratorio. “Si se mira la evolución del virus en murciélagos y qué hay ahora (la evidencia científica) tiende muy, muy fuertemente hacia que (el virus) no pudo ser artificialmente o deliberadamente manipulado”, opinó Fauci en una entrevista con National Geographic.
Las declaraciones de Fauci van en la misma línea de lo expuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “El coronavirus circula de forma ancestral entre los murciélagos, es algo que sabemos basándonos en la secuencia genética de este virus. Lo que necesitamos entender es cuál ha sido el animal que actuó como intermediario, es decir que fue infectado por los murciélagos y lo transmitió al humano”, sostuvo la jefa del Departamento de Enfermedades Emergentes de la OMS, María Van Kerkhove.
China considera que la atención del mundo debe concentrarse en acabar con la pandemia y que no es el momento de lanzar las investigaciones que reclama EEUU sobre cómo manejó ese país la aparición del nuevo patógeno y sobre su origen. “Creo que por el momento la primera cosa, la mayor prioridad, es salvar vidas y si hablamos de investigaciones o de evaluaciones necesitamos una buena atmósfera, no se pueden permitir críticas motivadas por razones políticas. Esto es un virus político que se disemina y que hay que parar”, dijo el embajador de China ante la ONU en Ginebra, Chen Xu.
Fuente: Infobae.
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