Por Oriana Rivas – Panampost.com

Las concesiones que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está haciendo a la dictadura venezolana están avivando molestias entre los políticos estadounidenses. Que el mandatario muestre una actitud más permisiva contra uno de los autoritarismo más férreos de América Latina no solo incrementa las críticas en su contra, sino que termina golpeando el modo de vida de los estadounidenses. El motivo: la energía. Tan ansiada por Biden para que los precios no continúen disparándose y por ende, dañen aún más la imagen de su gobierno.

A lo largo de los últimos dos años, el mandatario demócrata ha firmado permisos para que el chavismo aumente la exportación de petróleo, ha liberado a personas sancionadas por negocios opacos relacionados al narcotráfico y promovido un diálogo infructífero que favorece más al chavismo que a la denominada oposición venezolana. En resumen, esa posición más débil respecto a sanciones comparada con la del expresidente Donald Trump, terminó siendo «un regalo de Navidad anticipado» para Maduro.

La frase pertenece a John Barrasso, senador por Wyoming. En una columna reciente publicada por Fox News expresa lo que posiblemente piensa el electorado republicano. Reducir las sanciones a Maduro «es una mala política energética para Estados Unidos. Es una mala política exterior. Es una mala política medioambiental».

Biden «mendigando» a dictadores

No hay duda de la sentencia del senador. No solo la nación reconocida como la mayor potencia mundial se rinde ante un dictador acusado de violar derechos humanos, EE. UU. también recorta cada vez más su capacidad energética para supuestamente impulsar las energías verdes. La estrategia, solo augura un futuro incierto en cuanto a precios de la gasolina, el gas y otras fuentes de energía.

En marzo de este año trascendió que Biden envió una delegación de alto nivel a Venezuela. Presuntamente negociaron con Maduro el suministro de crudo que tanto necesitaba el mandatario demócrata para suplir los barriles que llegaban desde Rusia antes de las sanciones por la guerra en Ucrania. Eso, ahora lleva a afirmar a Barrasso que el obsequio de Biden «es terrible para los productores y consumidores de energía estadounidenses».

«Estados Unidos tiene algunas de las mayores reservas de petróleo y gas natural del mundo. No necesitamos ir a mendigar a nadie, y mucho menos a un dictador de hojalata que apoya la guerra de Vladimir Putin en Ucrania».

El llamado es claro, «en lugar de pagar a otros países por la energía, deberíamos producir más energía aquí en casa». Pero Biden parece no escuchar. Por el contrario, apenas asumió la presidencia anunció la cancelación del proyecto del importante oleoducto Keystone XL. Además ordenó la «liberación histórica» de reservas y suspendió las nuevas concesiones de extracción petróleo y gas natural en terrenos federales y aguas territoriales. Tres meses después tuvo que recular en esa última decisión, pero el grueso de malas políticas energéticas, continúa.

La mentira detrás de las energías verdes

En consecuencia, el año tampoco finaliza bien para la Administración Biden en el tema petrolero. Con el fin de garantizar el suministro y estabilizar los precios de la gasolina, desestima los abusos cometidos por el chavismo en más de 20 años. Mientras tanto, los habitantes del país caribeño siguen padeciendo la escasa calidad de vida y servicios públicos casi inexistentes a pesar del esfuerzo del régimen por aparentar una supuesta mejoría.

El análisis del senador es simple pero contundente. «Cuando el presidente no está suplicando petróleo a los dictadores, está atacando la reserva estratégica de petróleo de la nación, la misma reserva de petróleo que los republicanos intentaron rellenar en 2020 y los demócratas del Congreso se jactaron de bloquear».

Al final, son los ciudadanos estadounidenses quienes padecen el resultado de sus malas políticas. Sin contar que por más agenda verde publicitada por los demócratas, el hecho de recurrir a Nicolás Maduro termina siendo más contaminante. Por ejemplo, como cita el senador republicano, «la cantidad de gas quemado por barril de petróleo producido en EE. UU. se encuentra entre las más bajas del mundo y es 18 veces menor que en Venezuela. Comprar energía de Venezuela es mucho peor para nuestro medio ambiente que producirla aquí en Estados Unidos».

Su razonamiento está en lo correcto.

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