Por Gabriela Moreno – PanAm Post

Cuando un buque o un aparato no tripulado está cerca de las costas venezolanas, los sistemas de defensa antiaéreos rusos y chinos en poder de la Fuerza Armada del chavismo procesan la posición, altura y la dirección del desplazamiento en tiempo real. También pueden interceptar teléfonos celulares, radios de comunicación de la fuerza pública, comunicaciones de vehículos militares, buques, aviones de combate y comerciales.

Estos radares de inteligencia y vigilancia del régimen de Nicolás Maduro pueden “perturbar la frecuencia y hacer guerra electrónica”, aseguró un general de la Aviación Militar de Venezuela a la periodista Sebastiana Barráez.

Los sistemas están en las brigadas de Zulia, Táchira, Apure y Falcón y conforman una red de 11 P 18, de los cuales, uno funciona en el Fuerte Tiuna de Caracas y seis de ellos se activaron recientemente, según el columnista, negociador y consultor económico colombiano Andrés Espinosa Fenwarth.

Por sus ubicaciones conforman el complejo misilístico Pechora. En el caso de los radares chinos hay un modelo JY-11B operando en Apure por ser de “baja cota y lo usaban para las avionetas que cargaban o aterrizaban cargadas de droga en los llanos”, indica la fuente castrense citada por la comunicadora experta en la fuente militar.

En un reporte de RCN, Joseph Humire, director del Centro de Estudios de Seguridad, sostiene que “forman parte de una estrategia de desestabilización” de Maduro.

Los rusos en Venezuela

Además de radares, Venezuela tiene aviones de fabricación rusa, como los Sukhoi 30. Hasta ahora, Vladimir Putin solo ha autorizado el traslado desde Moscú a Venezuela de dos aviones de bombardeo Túpolev. “Quisieron dar sensación de poder y fuerza porque los Túpolev son bombarderos que puede portar armas nucleares y bombas convencionales. Pero eso ocurrió en diciembre 2018”, afirmó la fuente castrense.

Los rusos también residen en el Fuerte Paramacay de Valencia, estado Carabobo, porque edificaron dentro del Fuerte, donde funciona la 41 Unidad Blindada, un taller súper sofisticado de reparación de blindados; ahí reparan todo los blindados rusos y también los no rusos como los tanques AMX 30 y visten con los uniformes de la Fuerza Armada venezolana.

Drones para monitoreo

Desde hace un par de años, Nicolás Maduro usa drones rusos con la intención de determinar probables blancos de interés de la artillería de campaña, pero el proveedor especializado en radares es China, por acuerdo entre ambos países y que ha resultado muy efectivo para Venezuela, cuyo alcance parabólico es de 90 kilómetros en la profundidad del territorio.

Sobre los equipos chinos, Andrei Serbin Pont, analista y director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (Cries), explicó en El Diario que este sistema no está disponible en el mercado porque el régimen de Xi Jinping lo prueba desde 2019 en Venezuela ante la inexistencia de una amenaza directa que pueda terminar en la neutralización de los radares como sucedió con los suministrados a Siria, que fueron destruidos por las fuerzas armadas de Israel en medio del conflicto armado. El cuidado está bajo el dominio del régimen cubano y el ruso. Ambos entrenan a cuadrillas de reparación.

Estados Unidos en medio

Estados Unidos hace un barrido permanentemente con los aviones Boeing RC-135, un sofisticado avión espía de inteligencia que vuela desde las ciudades colombianas de Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y el departamento de la Guajira y se acerca al estado venezolano de Apure para levantar un mapeo radioelectrónico de Venezuela.

Colombia también tiene aviones de inteligencia de señales, pero no son tan modernos ni tan grandes como los estadounidenses. EE. UU. tiene los satélites que detectan el encendido de los radares de Venezuela. Esto, a su vez, le permite al gobierno estadounidense conocer dónde están desplegados los radares venezolanos, cómo operan los sistemas antiaéreos y la capacidad de respuesta que tienen los buques de la Armada.

Colombia con preocupación

El asunto llevó ya al presidente de Colombia, Iván Duque, a reunirse de forma extraordinaria con el embajador de Rusia en Colombia, Nikolay Tavdumadze.

En ese “buen espacio diplomático pero también un espacio sincero” habló sobre “la preocupación de fondo que existe por el patrocino y la ayuda que la dictadura de Nicolás Maduro les da a los grupos terroristas colombianos”.

Duque intenta con estos encuentros conseguir explicaciones a la “asistencia militar” a Venezuela. Su canciller y vicepresidente Marta Lucía Ramírez dijo que “el embajador ruso expresó que ninguna cooperación militar de Rusia a Venezuela se utilizará jamás para una acción militar en contra de Colombia”.

Pero la Casa de Nariño y el Kremlin están en tensión. La delegación rusa tildó hace una semana de “irresponsables” unas declaraciones del ministro de Defensa, Diego Molano, en las que acusó a Moscú de “injerencia extranjera” en la línea limítrofe por su asistencia militar a Venezuela.

Sobre esto, la abogada, periodista y excongresista colombiana, María Isabel Rueda, aseguró en el programa Tik Tak de Semana que “hay registro de movidas de tanques de origen ruso en los límites de Arauca –lugar de los últimos enfrentamientos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)– mientras se investigan giros de dinero desde Rusia a cuentas en Colombia”.

Para apaciguar la situación, Colombia pide a Rusia implementar un “certificado de usuario final” en el armamento entregado a Venezuela, para que “haya la garantía de que ningún equipo se utilizará por nadie diferente a las fuerzas militares». No hay indicios de que haya acuerdo.

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