Por Oriana Rivas – Panam Post

Con un corazón y un número 95 prendidos en fuego, un grupo político en Cuba celebró el «cumpleaños» del difunto dictador, Fidel Castro. Fotos del extraño ritual circularon en las redes sociales, reavivando teorías de que el régimen cubano usa el espiritismo como una manera de afianzarse en el poder y arraigarse en la memoria colectiva.

Allí en el suelo se veían las velas y frente a ellas una foto del fundador de la «revolución cubana». Habían unas 10 personas en lo que quedó denominada como una “sesión ocultista”. «¡Están tirando para rituales wicca neopaganos! Invocando al innombrable en plena sesión ocultista”, fue uno de los comentarios en las redes.

Y es que las muestras de simpatía hacia Castro siguen existiendo en la isla. Después de todo, el régimen ha logrado manipular algunas opiniones tras 62 años de dictadura. Lo que siempre ha generado curiosidad a unos y temor a otros son este tipo de rituales en busca de supuestos refuerzos del más allá para mantenerse en el poder, que tampoco son nuevos. La dictadura cubana está rodeada de un sinfín de historias de este tipo que inclusive han llegado hasta Venezuela gracias a Hugo Chávez y su adoración hacia Fidel Castro.

Es un tema denso y con muchas aristas, llamando la atención de escritores como David Placer, periodista venezolano quien dedicó un libro a este tema titulado «Los brujos de Chávez«.

¿De que vuelan, vuelan?

Babalawos, santeros o maestros espirituales, son términos habituales en Cuba, que se han colado en la ideología comunista para expandirla. El portal El Ojo Digital explica lo siguiente:

«Presentada inicialmente como el rescate cultural y legítimo de costumbres ancestrales, esta penetración de carácter gramsciano ha logrado instalarse en regímenes que, guiados por un pretendido poder sobrenatural, han practicado y continúan practicando ritos paganos, deslegitimando al cristianismo en el proceso».

Supersticiones o no. La dictadura cubana se lo ha tomado en serio y tal parece que sus seguidores hacen lo mismo. Sus tentáculos religiosos los llevaron hasta Venezuela, donde Fidel Castro tejió una red de informadores «o espías» en las más altas esferas del régimen chavista, según un testimonio de David Placer, reseñado por Notimérica en el año 2019. Esto, gracias a la creencia en la santería de todos los que rodeaban a Chávez.

Les fueron asignando babalawos y sacerdotes de la santería cubana, los cuales además de atender las «peticiones personales» de los distintos cargos del Ejecutivo, también los espiaban para informar al castrismo y obligar a Chávez a apartar de su lado a aquellos que Fidel no consideraba de su agrado.

¿Quién no recuerda el escándalo en torno a los billetes venezolanos con imágenes subliminales de santería? Según rumores, Chávez hacía ritos santeros en el palacio de Miraflores, en cuyo sótano supuestamente había un templo.

Con Nicolás Maduro las cosas parecen no haber cambiado. Supuestamente el dictador ha gastado miles de dólares contratando santeros cubanos. Es así como este tipo de creencias trascendieron más allá de la isla, originadas en prácticas provenientes del oeste de África.

Un corazón y un número 95 por el «cumpleaños» de Fidel Castro pueden parecer insignificantes si se compara con todo lo que estaría escondiendo la dictadura cubana. No hay duda de que este tipo de creencias sigue estando presente en la isla, sumándose al largo historial de abusos y crímenes cometidos por estos regímenes autoritarios de América Latina.

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