Fuente: La Derecha Diario

Mientras la fe cristiana en China atraviesa uno de los peores momentos de persecución de su historia, desde el Vaticano anuncian el nombramiento de un nuevo Obispo para la ciudad de PingliangAntonio Li Hui.

Esta nominación surge de un pacto firmado el 22 de septiembre del 2018 entre el Papa Francisco y el Partido Comunista Chino para mejorar las relaciones entre ambas instituciones y que los obispos que se encargan de las iglesias católicas a lo largo de todo el gigante asiático tenga el sello de aprobación tanto del Vaticano como de la dictadura.

Si bien desde la Santa Sede lo promovieron como un gran avance del catolicismo en China, un país que restringe fuertemente la veneración religiosa, la realidad es que estos Obispos son funcionales a la dictadura, ponen en sus iglesias cuadros de Mao Tse Tung o Xi Jinping en vez de Jesús o la Cruz, y rara vez celebran misa.

Imágenes filtradas de China por los medios Bitter Winter y ABC del estado de las Iglesias Católicas por dentro.

El acuerdo es muy malo. El Obispo a designarse es elegido por el Partido Comunista Chino, y el Papa Francisco solo tiene poder de veto. Pero esto no significa nada, ya que si el Santo Padre ejerce su veto, el Buró engendrará otro candidato y así hasta que uno sea aprobado por el Vaticano.

Este acuerdo también fue muy perjudicial para los católicos viviendo en China. La Iglesia China se mantenía en la clandestinidad otorgando misas en secreto para los más de 12 millones de católicos que hay en el país, pero desde la firma de este acuerdo y el blanqueo de lo que estaban haciendo, ahora las misas ahora deben ser aprobadas por el Obispo, que rara vez lo hace.

Además, la Iglesia Católica China se vio forzada a jurar lealtad al Partido ComunistaEn un comunicado firmado por los principales líderes católicos del país, dijeron: “Juramos caminar por un camino adecuado a una sociedad socialista, bajo el liderazgo del Partido Comunista Chino“.

Sobre este tema, el Papa Francisco ha dicho: “A nivel civil y político, los católicos chinos deben ser buenos ciudadanos, amar a su patria y servir a su país con diligencia y honestidad, lo mejor que puedan. En el plano ético, deben ser conscientes de que muchos de sus conciudadanos esperan de ellos un mayor compromiso al servicio del bien común y el crecimiento armónico de la sociedad en su conjunto“. 

Y agregó: “En particular, los católicos deben hacer una contribución profética y constructiva nacida de su fe en el reino de Dios. En ocasiones, esto también puede requerir de ellos el esfuerzo de ofrecer una palabra de crítica, no por oposición estéril, sino en aras de construir una sociedad más justa, humana y respetuosa con la dignidad de cada persona“.

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