Por Oriana Rivas

Trastornar y debilitar a Estados Unidos se ha convertido en un objetivo casi indispensable para China, que ha usado todos los caminos posibles para lograrlo. El comunismo totalitario que quiere imponer Xi Jinping hace que sus intentos traspasen todos los sectores de la sociedad estadounidense. Muchos de manera tan sutil que luego de varios años es cuando se conoce cuánto han avanzado.

Solo por recordar algunos casos, el año pasado antes de las elecciones presidenciales, trascendió que unos 600 grupos ligados al Partido Comunista Chino habrían sido partícipes de una gran campaña para generar una profunda división en todo el país. El plan incluía empresas, universidades, grupos de expertos, sociales y culturales.

La intromisión caló hasta el Congreso. El demócrata Eric Swalwell, se convirtió en el blanco del espionaje chino en Estados Unidos por su estrecha relación con una espía del régimen comunista de Xi Jinping.

Previo a la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, el entonces presidente Donald Trump había denunciado las intenciones expansionistas de China y tomó cartas en el asunto. Algunas decisiones fueron la prohibición de hacer negocios con 31 empresas chinas ligadas al Ejército Popular de Liberación, la salida de EEUU de la Organización Mundial de la Salud (OMS), o la medida que suspendió a China y otro países de suscribir negocios con empresas o servicios de tecnología estadounidense para fines desestabilizadores.

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La insólita lista

La lista de la infiltración china abarca muchos sectores, algo que la reciente administración de Joe Biden se ve en la obligación de enfrentar en pro de la soberanía estadounidense. Una investigación de The Epoch Times da cuenta de esto.

Mediante una amplia infografía se describen los alcances. En la política, el Partido Comunista Chino (PCCh) utiliza «trampas» para atraer a los políticos o a sus familiares a situaciones comprometedoras, que luego el régimen utiliza para chantajearlos. El PCCh también utiliza el llamado «soft-power» que ofrece incentivos a los políticos para que cumplan sus órdenes.

En el área de los negocios, los líderes empresariales se han convertido en los «principales objetivos» de las operaciones de influencia china en Estados Unidos, según declaraciones del ahora exfiscal general de los Estados Unidos, William Barr. China presionaría a los empresarios para que promuevan a políticos estadounidenses. Esta carta la usaría el régimen para poner una «cara amistosa» en las políticas a su favor.

Le sigue la industria de Hollywood. El medio agrega que Pekín ha expandido su influencia al financiar películas de primer nivel. Wanda Group de China es propietario del estudio cinematográfico Legendary y hasta 2018, tenía una participación mayoritaria en AMC Entertainment.

«Hollywood en general ha estado más que dispuesto a censurar sus películas para apaciguar al Partido Comunista Chino», afirmó William Barr en julio del año pasado. También señaló a Paramount Pictures y Walt Disney Co. por supuestamente ser cómplices.

Peligrosa tecnología

Para nadie es ajeno el escándalo de TikTok por las acusaciones de espionaje chino elevadas por Donald Trump el año pasado. El expresidente calificó esta aplicación como un peligro para la seguridad nacional debido al espionaje chino y reguló sus descargas. Tiempo después permitió que siguiera funcionando gracias a un acuerdo con empresas tecnológicas de EE. UU. La orden era que la empresa luego debía ser vendida a un propietario estadounidense.

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Recientemente el expresidente Joe Biden suspendió esa vente indefinidamente, permitiendo que la aplicación siga en manos de ByteDance, la empresa china que la creó. Su excusa fue que están «revisando» la seguridad de los datos y la información que recopila TikTok.

La vigilancia es otro tema que incluye la infografía de The Epoch Times. Señala que la tecnología china, tanto software como hardware, plantea riesgos de espionaje, ya que todas las empresas chinas están en deuda con el partido y deben cooperar con las agencias de inteligencia cuando se les solicite. El riesgo incluye desde aplicaciones como TikTok hasta drones fabricados en China.

Hay más señales alarmantes. China también estaría recolectando información del ADN de la población. Gordon Chang, autor del libro The Coming Collapse of China, también hizo la advertencia hace pocos meses. Él citó como ejemplo que en 2015, China hackeó Anthem, la compañía de seguros más grande de Estados Unidos. El robo de información personal incluyó a unos 79 millones de clientes, según reseñó Fox News.

Drogas y migración

No menos importante es la infiltración en universidades chinas con sede en EE. UU. Pekín financia el Confucius Institute en Washington, señalado por difundir narrativas de propaganda del régimen chino y suprimir la libertad de expresión. El Departamento de Educación de EE. UU. también encontró que las universidades recibieron casi 1,5 mil millones de dólares en contratos y obsequios de China de 2014 a 2020, según la investigación de The Epoch Times.

Y así el trabajo repasa otro aspectos: la influencia en organismos internacionales como la ONU, fabricación de la peligrosa droga fentanyl y su exportación a EE. UU., e inclusive la presión que el Departamento de Trabajo del Frente Unido ejerce sobre la diáspora china.

Su trabajo consistiría en exigirles que sirvan a «su patria» reprimiendo los movimientos disidentes, reclutando espías y facilitando la transferencia de innovaciones tecnológicas de países extranjeros a China.

Queda de parte de la nueva administración de EE. UU. continuar frenando el avance de Xi Jinping, una responsabilidad de la cual Joe Biden ha prometido revisiones sin dar atisbos de posiciones firmes.

Fuente: panampost.com

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