Por Emmanuel Alejandro Rondón

Indoamericana e hija de inmigrantes, así presenta la administración Biden a Vanita Gupta, «la primera mujer de color en desempeñarse en el cargo de fiscal general adjunta», según el perfil de la página del presidente electo.

Es una mujer que ha dado de qué hablar por su activismo bastante afín al progresismo americano. No ha tenido grandes polémicas a lo largo de su carrera y, más allá de sus posiciones políticas, hay conservadores que la han destacado por ser una profesional que busca puntos en común aún en el disenso. Aunque su trayectoria está marcada por defender la agenda progresista en el área jurídica en cuanto a reformas policiales, de detenciones, migraciones y derechos civiles.

Pero, aun así, más allá de la buena trayectoria que presenta en el papel Vanita Gupta, luego del reportaje de la revista TIME titulado «La historia secreta de la campaña en la sombra que salvó las elecciones de 2020», más de una persona se preocupó por cómo la fiscal general adjunta de Joe Biden se reunión con Jack Dorsey, CEO de Twitter, y Mark Zuckerberg, propietario de Facebook, en el transcurso de tiempo previo a las elecciones presidenciales en el marco de la conspiración «para salvar a la democracia de Donald Trump».

La actitud tomada de las Big Tech contra lo que ellos consideraban «desinformación electoral», la censura a voces conservadoras, al propio expresidente Trump y a medios de comunicación como el New York Post luego de revelar una exclusiva sobre los negocios de Hunter Biden, hijo del actual presidente, en Ucrania, han sido motivo de crítica a estas plataformas tecnológicas por coartar la libertad de expresión en pro de sus beneficios políticos-económicos.

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¿Pero quién es Vanita Gupta? ¿Es tan preocupante que se haya reunido con estos titanes tecnológicos? ¿Cuál es su trayectoria?

Una carrera exitosa

Gupta es una mujer de buena trayectoria jurídica, una abogada que tiene su especialidad, sobre todo, en la rama de derechos civiles. Su primer caso como abogada —el que de cierta forma le abrió varias puertas en su carrera por la relevancia que tomó— fue en 2003, cuando trabajaba directamente para la Legal Defense & Educational Fund (LDF), en un caso que se refería a 40 personas de color y 6 blancos o latinos que eran pareja de afroamericanos en Texas. Todos fueron condenados por cargos de tráficos de drogas, pero la mayoría solo tenía como prueba el testimonio de un agente encubierto llamado Tom Coleman.

Vanita Gupta demostró que el agente Coleman no utilizó escuchas y los registros mostraban que sus informes eran defectuosos. La flamante fiscal de Biden logró sacar a estas personas de la cárcel luego de estar cuatro años encarcelados, el gobernador Rick Perry vio el caso e indultó a los acusados. También logró un acuerdo de $ 6.000.000 para los arrestados.

Años más tarde, en la American Civil Liberties Union (ACLU), Vanita Gupta dirigió una demanda contra un centro de detención de inmigrantes de Texas que condujo a una amplia reforma de la política de detención. A la abogada le atribuye el mérito de haber sido pionera en la Campaña Nacional de la ACLU para acabar con el encarcelamiento masivo.

Vanita Gupta, una abogada bastante progresista, funcionaria de la era Obama

Gupta es fuertemente apoyada por la izquierda americana, sobre todo los más progresistas, hizo campaña abiertamente por la formula Biden-Harris y en su carrera se ha enfocado a trabajar los derechos de la comunidad negra, LGBTI e inmigrantes.

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Sus primeros pasos como funcionaria de la Casa Blanca fueron durante el Gobierno de Barack Obama. Así que Vanita Gupta forma parte de ese enorme «reciclado» de exfuncionarios/empleados de la administración Obama que ahora han obtenido cargos para el periodo presidencial de Joe Biden.

Gupta trabajó en la administración Obama como fiscal general adjunto en funciones y también fue jefe de la división de derechos civiles del Departamento de Justicia.

Durante su período en el Departamento de Justicia, la División de Derechos Civiles trabajó para avanzar en la reforma de la justicia penal y la policía constitucional, incluyendo la investigación y el trabajo para reformar los departamentos de policía en Ferguson, Missouri; Cleveland; Baltimore, y Chicago, entre otras ciudades.

Además, Gupta supervisó muchos otros esfuerzos de aplicación de la ley para la División. Su trabajo incluyó la persecución de los delitos de odio y la trata de personas, la promoción de los derechos de los discapacitados, la protección de los derechos de las personas LGBT y la lucha contra la discriminación en la educación, el empleo, la vivienda, los préstamos y el voto.

Pese a todo lo anterior, Gupta no es considerada una activista jurídica radical, más allá de sus marcadas posiciones y tendencias. De hecho, Obama la eligió a ella para el cargo de fiscal general adjunto en segunda instancia, porque su primer candidato, Debo Adegbile, fue rechazado en el congreso por la división que generaba tras representar al condenado a muerte Mumia Abu-Jamal, quien fue condenado por el asesinato de un policía de Philadelphia. Vanita Gupta era mucho más potable que Adegbile.

La preocupación por el caso presentado por TIME

Recientemente la revista TIME publicó un reportaje donde se hace referencia a una mega conspiración entre liberales-progresistas y algunas voces importantes conservadoras para, según lo que los conspiradores afirman, «salvar la democracia americana del expresidente Donald Trump».

Diversos actores liberales-progresistas hicieron una campaña gigante y un esfuerzo enorme para cambiar leyes estatales electorales, combatir lo que ellos llamaban “desinformación electoral”, promover sus narrativas en los medios de comunicación, utilizar a gigantes tecnológicos a su favor y, en definitiva, derrotar a Trump.

«La investigación de Quinn dio munición a los defensores que presionan a las plataformas de medios sociales para que adopten una línea más dura. En noviembre de 2019, Mark Zuckerberg invitó a nueve líderes de los derechos civiles a cenar en su casa, donde le advirtieron del peligro de las falsedades relacionadas con las elecciones que ya se estaban propagando sin control», se lee en dicho reportaje de TIME.

«Hizo falta empujar, instar, conversar, hacer una lluvia de ideas, todo eso para llegar a un lugar en el que terminamos con reglas más rigurosas y su aplicación», comentó Vanita Gupta a TIME, ella asistió a la cena y también se reunió con el CEO de Twitter, Jack Dorsey.

«Fue una lucha, pero llegamos al punto en que entendieron el problema. ¿Fue suficiente? Probablemente no. ¿Fue más tarde de lo que queríamos? Sí. Pero era realmente importante, dado el nivel de desinformación oficial, que tuvieran esas normas en vigor y estuvieran marcando cosas y retirándolas», dijo Vanita Gupta a la revista TIME.

Si bien la carrera de Gupta se ha enfocado, en definitiva, en derechos civiles, al parecer el respeto a la libertad de expresión no entró en sus conversaciones con los CEO de las plataformas tecnológicas que censuraron abiertamente a voces conservadoras semanas previas y después de las elecciones.

La situación con relación a la censura ha escalado tanto que, incluso, la derogación de la sección 230 que protege a las Big Tech de demandas civiles se ha puesto en tela de juicio como antes.

Si bien Vanita Gupta tiene las credenciales de sobra para ser fiscal general adjunta de una administración como la de Biden, con un perfil bastante liberal-progresista, la preocupación sobre que la fiscal haya estado en las reuniones con Zuckerberg y Dorsey y, posteriormente, declarara para TIME, con orgullo, los acuerdos alcanzados con las gigantes plataformas tecnológicas para censurar a la mitad del país, deja de manifiesto una participación inquietante de una alta funcionaria del actual gobierno de Biden en la conspiración contra Trump.

En ese sentido, el último editorial de El American es bastante claro: «La estabilidad de una democracia no puede depender de maniobras arbitrarias, manipuladoras y mezquinas, con el único propósito de favorecer a una facción política. Nosotros no creemos en eso. Eso no es un juego limpio».

«Conspirar no es ilegal, es cierto. Tampoco lo es censurar, desaparecer al presidente de Estados Unidos de todas las plataformas de redes sociales, mentir, manipular, alterar las reglas y las normas, neutralizar la información que desfavorezca a un candidato y ocultar la corrupción de su hijo. Pero es bajo. Es inmoral y no debe ser legitimado por los americanos que confiamos en las instituciones de Estados Unidos».

¿Hasta qué punto estas reuniones con Dorsey y Zuckerberg pueden manchar la carrera exitosa de Vanita Gupta? Habrá que esperar.

Fuente: elamerican.com

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