Por Andrés Vacca

Tursenay Ziawudun es sobreviviente de uno de los campos de trabajo forzados que el régimen comunista chino tiene en la zona de Xinjiang, donde cerca de un millón de musulmanes uigures han sido detenidos y padecen la persecución del régimen chino. Ziawudun ha logrado escapar, y ahora desde Estados Unidos relata sus padecimientos buscando lograr el apoyo e intervención de la comunidad internacional.

Ziawudun vivía en Kazakstán con su esposo pero regresó al noroeste de China, provincia de Xinjiang, con la esperanza de encontrar trabajo y convertirse en enfermera. Un día, mientras caminaba con su esposo, un grupo de hombres la agarraron y la arrojaron a un campamento de detención; el único crimen que pudieron adjudicar fue su religión.

En una fuerte entrevista que otorgó a Fox News, Ziawudun relató los padecimientos que sufrió en manos del Partido Comunista Chino (PCCh) durante sus meses en prisión. Su objetivo al hablar es informar a la población en general sobre lo que está sucediendo hoy en día en Xinjiang y de este modo ejercer la presión suficiente para que la comunidad internacional actúe sobre china para poner fin a semejantes atrocidades. 

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Ziawudun soportó la reeducación forzada del PCCh, y el adoctrinamiento del relato comunista sobre la historia de China y la supuesta grandeza del presidente Xi Jinping, hora tras hora, todos los días, al mismo tiempo se le obligaba a repudiar su religión, el Islam. Fue dada de alta a causa de una úlcera de estómago un mes después.

Pero unos meses más tarde, la llamaron de regreso. Pensó que sería como la primera visita, pero en cambio todo fue diferente. Los campos de trabajo habían crecido, se parecían más a una prisión. Pudo ver el enorme movimiento de autobuses que ingresaban con nuevos detenidos constantemente.

Ziawudun comenzó su relato diciendo: “Necesitamos que todos ayuden, no solo Estados Unidos”, dijo al periodista con voz quebrada. Luego continuó  “Somos humanos, pero la forma en que torturan a estas niñas e incluso a los niños es como si fuéramos animales”.

“Primero, me quitaron la ropa. Luego me arrancaron los aretes y me sangraron las orejas, pero no sentí dolor. Me sentí peor por una anciana, como una abuela. Le quitaron todo y ella seguía cayendo al suelo, y ellos seguían empujándola y tirando de ella y ella seguía cayendo. ¿Cómo pudiste hacerle eso a una madre?”.

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Luego de eso vino lo peor. Nueve meses continuados de violación en grupo, golpes violentos y torturas con picana eléctrica.

“Cualquier mujer menor de 40 años fue violada”, dijo Ziawudun. “Todos en el campamento experimentaron esto. Y, por supuesto, yo también. También me golpearon y me patearon. Una vez me patearon tanto en mis partes íntimas hasta que me hicieron sangrar, y luego tuvieron que extirparme los ovarios”.

Más de diez personas compartían cada celda, y la mayoría de las noches alguien fue abusado o desapareció, reportó Ziawudun. En su campamento convivían unas 10 mil personas, se estima. 

La tortura fue constante y muchos de sus compañeros de celda estaban tan destrozados que ya no podían hablar. También relató sobre sobre niños pequeños golpeados hasta la muerte y la aplicación de inyecciones desconocidas a los detenidos en forma recurrente.

Después de nueve meses de reeducación forzada, Ziawudun fue liberada y con ayuda del  Proyecto de Derechos Humanos Uigur, huyó de China para encontrar refugio en los Estados Unidos.

La administración del expresidente Donald Trump fue gran defensora de los derechos humanos uigures, y sus funcionarios se encargaron de denunciar cada vez que tuvieron oportunidad las atrocidades cometidas por el régimen chino, incluso tomando medidas concretas como la prohibición de importaciones de la zona de Xinjiang.

Una de las últimas acciones impulsadas por el gobierno de Trump, fue declarar la persecución a la minoría uigur por parte del régimen chino bajo la categoría de genocidio, tras un accionar sistémico y organizado para reducir la población musulmana. 

“Después de un examen cuidadoso de los hechos disponibles, he determinado que la República Popular China, bajo la dirección y el control del PCCh, ha cometido un genocidio contra los uigures predominantemente musulmanes y otros grupos minoritarios étnicos y religiosos en Xinjiang”, aseguró Pompeo en el comunicado

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