Traducido de Breitbart por Tierrapura.org

Los senadores republicanos, incluyendo a Ted Cruz (R-Texas), Marsha Blackburn (R-Tennessee), Steve Daines (R-Montana), John Kennedy (R-Luisiana), y Mike Braun (R-Indiana), se unen al senador Josh Hawley (R-Missouri) para objetar los votos del colegio electoral el 6 de enero, anunciaron el sábado en una declaración conjunta junto con cuatro senadores electos.

Los senadores y los legisladores entrantes -incluyendo a la senadora electa Cynthia Lummis (R-Wyoming), Roger Marshall (R-Kansas), Bill Hagerty (R-Tennessee), y Tommy Tuberville (R-Alabama)- emitieron una declaración conjunta el sábado, expresando su intención de “rechazar a los electores de los estados en disputa” el 6 de enero, explicando que las elecciones presidenciales de 2020 presentaron “alegaciones sin precedentes de fraude de votantes, violaciones y aplicación laxa de la ley electoral, y otras irregularidades en la votación”.

“Y esas acusaciones no son consideradas solo por un candidato individual. En cambio, son generalizadas”, dijeron los legisladores, citando una encuesta de la agencia Reuters/Ipsos que muestra que más de un tercio de los estadounidenses, o el 39 %, cree que la elección fue “manipulada”.

“Esa creencia la tienen los republicanos (67%), los demócratas (17%) y los independientes (31%)”, dijeron los republicanos, señalando que algunos miembros del Congreso no están de acuerdo, “al igual que muchos miembros de los medios de comunicación”.

“Pero, lo crean o no nuestros funcionarios electos o periodistas, esa profunda desconfianza en nuestros procesos democráticos no desaparecerá mágicamente. Debería preocuparnos a todos. Y supone una amenaza constante para la legitimidad de cualquier administración posterior”, continuaron, explicando que, en un mundo ideal, los tribunales “habrían escuchado las pruebas y resuelto estas denuncias de grave fraude electoral”.

Sin embargo, la Corte Suprema se negó a hacerlo en dos ocasiones, argumentaron.

“El 6 de enero, le corresponde al Congreso votar sobre la certificación de los resultados de las elecciones de 2020. Ese voto es el único poder constitucional que queda para considerar y forzar la resolución de las múltiples alegaciones de grave fraude electoral”, dijeron, explicando el “largo precedente de que los miembros demócratas del Congreso planteen objeciones a los resultados de las elecciones presidenciales, como lo hicieron en 1969, 2001, 2005 y 2017”.

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Escribieron:

“Y, tanto en 1969 como en 2005, un senador demócrata se unió a un miembro demócrata de la Cámara de Representantes para forzar los votos en ambas cámaras sobre la aceptación de la impugnación de los electores presidenciales.

El precedente más directo sobre esta cuestión surgió en 1877, a raíz de las graves acusaciones de fraude y conducta ilegal en la carrera presidencial de Hayes-Tilden. Concretamente, se alegó que las elecciones en tres estados -Florida, Luisiana y Carolina del Sur- se habían realizado de forma ilegal.

En 1877, el Congreso no hizo caso omiso de esas denuncias, ni los medios de comunicación se limitaron a descartar a quienes las plantearon como radicales que trataban de socavar la democracia. En su lugar, el Congreso nombró una Comisión Electoral -constituida por cinco senadores, cinco miembros de la Cámara de Representantes y cinco jueces de la Corte Suprema- para que considerara y resolviera los resultados controvertidos.

Deberíamos seguir ese precedente. A saber, el Congreso debería nombrar inmediatamente una Comisión Electoral, con plena autoridad de investigación y determinación de los hechos, para llevar a cabo una auditoría de emergencia de 10 días de los resultados de las elecciones en los estados en disputa. Una vez completada, los estados individuales evaluarían las conclusiones de la Comisión y podrían convocar una sesión legislativa especial para certificar un cambio en su voto, si fuera necesario”.

“En consecuencia, tenemos la intención de votar el 6 de enero para rechazar a los electores de los estados en disputa como no certificados de forma regular y legal (el requisito legal), a menos y hasta que se complete esa auditoría de emergencia de 10 días”, anunciaron.

Los legisladores republicanos sostuvieron que el apoyo a la integridad electoral “no debería ser una cuestión partidista” y pidieron una “auditoría justa y creíble” completada antes del día de la inauguración, expresando la creencia de que tal cosa “mejoraría drásticamente la fe de los estadounidenses en nuestro proceso electoral y aumentaría significativamente la legitimidad de quien sea que se convierta en nuestro próximo presidente”.

“Se lo debemos al pueblo”, continuaron:

“Estos son asuntos dignos del Congreso, y nos han confiado su defensa. No tomamos esta acción a la ligera. No actuamos para frustrar el proceso democrático, sino para protegerlo. Y todos nosotros debemos actuar juntos para asegurar que la elección se llevó a cabo legalmente bajo la Constitución y hacer todo lo posible para restaurar la fe en nuestra democracia”.

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El anuncio de los senadores los pone junto a Hawley, el primer senador republicano que anunció su intención de objetar los votos del colegio electoral en estados clave.

En un comunicado del miércoles, el legislador de Missouri explicó que no podía votar para certificar los resultados “sin plantear el hecho de que algunos estados, particularmente Pensilvania, no siguieron sus propias leyes electorales estatales”. También dijo que no podía hacerlo “sin señalar el esfuerzo sin precedentes de las mega corporaciones, incluyendo Facebook y Twitter, para interferir en esta elección, en apoyo a Joe Biden”.

También pidió al Congreso que investigara las acusaciones de fraude electoral y adoptara medidas de seguridad en las elecciones. En este punto, Hawley añadió, el Congreso no actuó adecuadamente en el caso.

“Por estas razones, seguiré la misma medida que los miembros demócratas del Congreso han seguido en años anteriores y me comprometo durante el proceso de certificación del 6 de enero a plantear estas cuestiones críticas”, dijo.

Se espera que al menos 140 republicanos de la Cámara de Representantes se opongan a una certificación inmediata de una victoria de Joe Biden, como detalló Breitbart News. La acción de ambos miembros de la Cámara y el Senado desencadenará debates en ambas cámaras.

El nuevo Congreso prestará juramento el domingo, tres días antes del 6 de enero.

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