China, Irán y la red mundial del petróleo: las claves de la nueva ofensiva de Estados Unidos contra Venezuela

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Por Hugo Marugán – El Debate

Estados Unidos repite el mensaje de que ningún petrolero que participe en el comercio de crudo venezolano está a salvo

De ataques contra narcolanchas en el mar Caribe y el Pacífico, a la incautación directa de petroleros frente a las costas de Venezuela. La estrategia de Estados Unidos contra el régimen chavista, a quien acusa de liderar la organización terrorista del Cartel de los Soles, ha adoptado una nueva forma este fin de semana con la interceptación de hasta dos buques petroleros, apenas días después de que el presidente Donald Trump anunciara un «bloqueo total y completo» a todos los petroleros sancionados que entren o salgan del país hispanoamericano.

Ampliando un poco más la mira, en apenas unos días Washington ha abordado tres buques en aguas internacionales del Caribe, una secuencia sin precedentes que va mucho más allá de la aplicación puntual de sanciones y apunta a una ofensiva sostenida contra la red internacional que permite a Venezuela seguir exportando crudo pese al cerco económico impuesto desde 2019.

El primer golpe llegó el 10 de diciembre con la incautación del Skipper, un petrolero que navegaba con falsa bandera guyanesa, vinculado previamente al contrabando de crudo iraní y que transportaba cerca de 1,9 millones de barriles de petróleo venezolano. El abordaje, ejecutado con helicópteros y fuerzas especiales, fue ordenado por un juez estadounidense y culminó con el traslado del buque a un puerto de Estados Unidos para iniciar un proceso formal de decomiso.

El segundo episodio se produjo durante la noche del sábado con el Centuries, un petrolero no incluido en las listas de sanciones, propiedad de una empresa con sede en China y dedicado al transporte de crudo venezolano a refinerías del gigante asiático. Su interceptación marcó un punto especialmente sensible, ya que, por primera vez, Washington actuaba directamente contra un eslabón del comercio energético con Pekín.

El tercer abordaje, ya este domingo, tuvo como objetivo el Bella-1, un buque formalmente sancionado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Tesoro de Estados Unidos desde junio de 2024, de bandera panameña y vinculado a una compañía relacionada con la Guardia Revolucionaria de Irán. Según fuentes de Bloomberg, el petrolero se encontraba maniobrando para cargar crudo en la costa venezolana cuando fue interceptado. Siempre siguiendo el mensaje de que ningún petrolero que participe en el comercio de crudo venezolano está a salvo, esté o no sancionado, y con independencia de la bandera que enarbole.

La «flota fantasma», en el punto de mira

Durante años, Venezuela ha logrado sostener sus exportaciones petroleras recurriendo a una red global de buques envejecidos, empresas pantalla y banderas de conveniencia, una estructura conocida como la «flota fantasma» y utilizada también por Rusia e Irán para eludir las sanciones occidentales. Este sistema ha permitido a PDVSA. la estatal petrolera venezolana, mantener envíos regulares –especialmente a China– pese al cerco financiero.

Flota rusa en la costa de Venezuela
Flota rusa en la costa de Venezuela

Ahora, Estados Unidos acusa a estos buques de utilizar banderas falsas o de conveniencia; ocultar su posición mediante apagado de transpondedores, y financiar, con el comercio de crudo, al «régimen narcoterrorista» de Nicolás Maduro y a actores como la Guardia Revolucionaria iraní.

China e Irán, los pilares del sistema

China es hoy el principal destino del crudo venezolano, con envíos que, hasta hace pocas semanas, rondaban los 700.000 barriles diarios. Aunque Pekín no reconoce las sanciones estadounidenses, la interdicción de petroleros introduce un riesgo operativo que empieza a tener efectos visibles, como cargamentos retenidos, buques desviados y una caída abrupta de las exportaciones.

Irán, por su parte, aporta experiencia, buques y estructuras logísticas forjadas durante años de sanciones. El Skipper y el Bella-1 evidencian hasta qué punto el comercio petrolero venezolano se ha entrelazado con redes previamente utilizadas para mover crudo iraní sancionado.

Mientras tanto, el impacto ya se deja sentir en el alza del precio del barril, la incertidumbre en los mercados, y el riesgo de una escalada diplomática y militar en el Caribe. Caracas ha denunciado «piratería», «secuestro» y «desaparición forzada» de tripulaciones, y ha anunciado que llevará el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Irán ha ofrecido cooperación total a Venezuela. China, por ahora, guarda silencio.

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