Fuente: Gateway Hispanic
Por Horacio Fernando Giusto Vaudagna
El reciente estudio de Institute for Family Studies (IFS) documenta que desde los años 80, aunque más acusadamente en las últimas décadas, las tasas de matrimonio y natalidad han caído mucho más entre jóvenes adultos de ideología liberal que entre sus contrapartes conservadoras.
En la actualidad, apenas un 44 % de las mujeres liberales de entre 25 y 35 años se han casado, frente al 60 % de mujeres conservadoras; en los hombres la brecha también es notable.
LAS PERSONAS DE IZQUIERDA TIENEN MENOS HIJOS
— Clarín (@clarincom) August 29, 2025
La baja en la tasa de natalidad se explica en gran parte porque las personas de izquierda tienen menos hijos. Esa es la conclusión de un reporte del Financial Times. En el gráfico de abajo se muestra la caída en el número promedio de… pic.twitter.com/EZaF0CuJLX
Este fenómeno no se explica plenamente por factores económicos, educativos o de clase (aunque estos influyen) sino por una reconstrucción ideológica profunda donde prevalece la exaltación del individuo, la carrera profesional, el éxito monetario, la autorrealización personal por encima de la vida comunitaria.
Ese énfasis, a lo que los autores llaman “Midas Mindset”, ha comenzado a desnaturalizar la vocación humana a la comunidad, a la continuidad intergeneracional, a lo sagrado del hogar.
Lo que fuera antaño el modo natural de formar un proyecto humano más allá del yo, un matrimonio cimentado en el amor y la responsabilidad, un hijo como promesa de futuro, hoy aparece para muchos como una carga, un obstáculo para el “éxito personal”.
Lejos de ser una mera preferencia privada, esta alienación respecto de la familia tiene efectos colectivos. El mismo estudio sugiere que quienes logran un matrimonio estable y crían hijos son en promediomás felices que quienes optan por la soltería prolongada.
La soledad, la fragmentación social, la pérdida de redes de apoyo, típicas de la modernidad tardía, encuentran en este declive familiar un terreno fértil. Pero también hay un impacto civilizatorio por cuanto las sociedades que renuncian a fecundar su propia continuidad corren el riesgo de autoerosionarse.
🚨🌎 | LA IZQUIERDA SE EXTINGUE: Un reciente estudio comprobó que las personas de izquierda tienen menos hijos que las de derecha, lo que explica gran parte de la caída en la natalidad a nivel mundial.
— La Derecha Diario (@laderechadiario) August 30, 2025
Mientras los progresistas reducen su descendencia, los conservadores… pic.twitter.com/mwi7ggQzd3
Si un proyecto ideológico como en este caso, el progresista/liberal, no reproduce a sus hijos, uno se pregunta qué futuro le aguarda. El reporte advierte que la brecha demográfica podría traducirse en una pérdida progresiva de influencia cultural y política.
La familia no es un adorno sociológico, sino la célula elemental de toda civilización. Ni el mercado, ni la carrera, ni el hedonismo pueden reemplazar la densidad ética y antropológica que ofrece la vida familiar, que llevan de suyo del desarrollo del vínculo, sacrificialidad, transmisión de valores, responsabilidad hacia lo otro, compromiso con el tiempo de no sólo el presente, sino el futuro a través de los hijos.
La praxis familiar encarna una virtud comunitaria, no un proyecto individualista. En ese sentido, el declive del matrimonio y la natalidad en sectores liberales no es una mera “tendencia sociológica” sino que es un debilitamiento del lazo comunitario; una pérdida de sentido colectivo.
En sociedades mediadas por la tecnología, el consumismo y la cultura líquida,









