Mientras el diario oficial de Beijing, Qiushi, publica el largamente postergado manifiesto de Xi Jinping sobre la «autorevolución», los analistas advierten que el documento equivale a una orden de movilización política inspirada en la retórica de la era de Mao.
El 1 de diciembre, la revista «Qiushi», portavoz estatal, publicó un artículo escrito por el propio presidente chino Xi Jinping. Titulado: “推动党的自我革命要做到’五个进一步到位” (“Para avanzar en la autorrevolución del Partido, debemos lograr ‘cinco logros adicionales’”), los analistas políticos señalan que tanto su tono como su intención política evocan el infame llamado de Mao Zedong a «Bombardear el cuartel general».
El artículo se lee como una orden de movilización atronadora, exigiendo a todo el Partido que empuñe el cuchillo de la «autorrevolución» contra sí mismo. Xi advierte que, a menos que el Partido purgue los «virus» que corrompen su cuerpo, el resultado será catastrófico: «¡El partido dejará de ser un partido y el país dejará de ser un país!».
Xi describe cinco campos de batalla existenciales:
En el manifiesto, Xi destaca cinco áreas que deben priorizarse para el bien de la nación:
- Limpieza ideológica: Lanzar una nueva “revolución en lo profundo del alma”, desarraigando todos los pensamientos impuros.
- Lealtad absoluta : Volver al estándar de “lealtad absoluta, pureza absoluta, confiabilidad absoluta”, sin permitir ni un ápice de vacilación.
- Disciplina de poder: encerrar el poder dentro de una “jaula” y eliminar a cualquier funcionario que abuse de él, “sin incluirse a sí mismo”, señalan los comentaristas.
- Lucha contra la corrupción perpetua: mantener un estado permanente de alta presión: “宜将剩勇追穷寇”, sin detenerse ni retroceder nunca.
- Rendición de cuentas severa: Revivir un régimen de mano dura de “investigación estricta y castigo estricto”, obligando a los cuadros a sentir “espinas en sus espaldas”.
Para los analistas, el mensaje es inequívoco: se inaugura una nueva Revolución Cultural. Xi también describe la «autorrevolución» como la herramienta o respuesta del Partido para «liberarse del ciclo histórico de orden, caos, ascenso y caída». Solo combatiendo a fondo las «enfermedades persistentes e intratables» podrá el PCCh garantizar que sus «ríos y montañas rojos» permanezcan inalterados para siempre, afirma.

Declara que se trata de una “nueva revolución que conmueve el alma”, al tiempo que promete que Beijing “¡no se retirará hasta que alcancemos la victoria completa!”. Xi también insiste en que estas purgas internas no dañarán al Partido, sino que lo fortalecerán política, organizativa y económicamente.
Un manifiesto político
Los observadores señalan que el artículo no es un mensaje estándar de movilización del Partido, ya que se lee más como un manifiesto similar a una segunda Revolución Cultural.
Muchos chinos asumieron que otra Revolución Cultural era imposible. Décadas de reforma y apertura expusieron a la población a nuevas ideas, culturas extranjeras y una nueva prosperidad. Mientras tanto, las feroces purgas internas de Xi se interpretaron como dirigidas únicamente a funcionarios corruptos, no a la sociedad en general. Pero, como preguntan los analistas: ¿Es correcta esa suposición?
La propia historia política de China ofrece una advertencia. Tras la devastación del país por la Revolución Cultural de Mao, el PCCh aprobó la «Resolución sobre Ciertas Cuestiones de la Historia del Partido desde la Fundación de la República Popular China», declarando que la Revolución Cultural no era revolucionaria ni progresista en ningún sentido. La resolución estableció la «emancipación de la mente» y la «búsqueda de la verdad a partir de los hechos» como principios rectores y allanó el camino para la reforma y la apertura.
Sin embargo, el ex primer ministro Wen Jiabao, en su última rueda de prensa, lanzó una dura advertencia. Señaló los residuos persistentes de la ideología de la era Mao y la creciente corrupción, desigualdad y decadencia moral: «Los errores de la Revolución Cultural y la influencia del feudalismo no se han eliminado por completo», afirma Wen. También señala que sin una reforma política, la reforma económica no tendría éxito.
“Tragedias históricas como la Revolución Cultural podrían volver a ocurrir”, advierte.
Los inquietantes paralelos de la historia
Mao Zedong lanzó la Revolución Cultural en 1966 a los 73 años. En 2026, Xi Jinping también cumplirá 73 años, exactamente 63 después. ¿Se trata de una coincidencia o de una repetición histórica? Ahora, Xi se encuentra ante un entorno político similar al de Mao, que incluye:
- Resistencia burocrática arraigada,
- Corrupción generalizada,
- La creciente desconfianza pública hacia el gobierno,
- Una élite del Partido fracturada
A pesar de consolidar un poder casi absoluto tras la abolición de los límites de mandato, siguen circulando rumores de resistencia interna y crisis. Xi se siente asediado por la inercia burocrática, que describe como «funcionarios mediocres, perezosos y serviles que pueblan el funcionariado». Afirma que China se enfrenta a dificultades nacionales e internacionales sin precedentes, ya que está «rodeada de enemigos por todas partes».
Para muchos analistas, el nuevo artículo de Xi es una señal de alarma política que indica que se está preparando para una campaña ideológica masiva, o quizás incluso para una repetición controlada (o incontrolada) de la Revolución Cultural. Sea que triunfe o fracase, el artículo en sí mismo presagia una escalada.
Nota del editor: Este artículo de Xi Jinping fue escrito antes del 1 de julio, pero publicado casi seis meses después, lo que sugiere que su intento de emular a Mao Zedong no ha sido nada fácil. Sus proyectos emblemáticos —la Nueva Área de Xiong’an y la Iniciativa de la Franja y la Ruta— se han estancado o abandonado; la «Experiencia Fengqiao» que revivió de la época de Mao no ha producido resultados duraderos; incluso la campaña de la aplicación «Estudia a Xi, una nación fuerte» fracasó. Su publicación ahora parece ser un esfuerzo del propio Xi por impulsarla. Sin embargo, si bien Xi puede tener las ambiciones de Mao, no posee su poder.
Si no logra iniciar una segunda Revolución Cultural, el intento corre el riesgo de revelar la disminución de su apoyo y acelerar su camino hacia el declive político.
Por Cai Siyun









