A medida que aumentan las lesiones por vacunas en China, Beijing ha respondido no con transparencia, sino con fuerza represiva. Desde desapariciones hasta detenciones violentas, incluso las víctimas en estado crítico están siendo atacadas.
A medida que aumenta la indignación pública por las lesiones causadas por la vacuna china contra la COVID-19, el Partido Comunista Chino (PCCh) intensifica la represión contra las víctimas que buscan justicia. Solo en la última semana, varios solicitantes de Beijjing han sido detenidos, acosados o han sido sometidos a desaparición forzada. La protesta de una víctima, frente a la Comisión Nacional de Salud, ha atraído la atención nacional en redes sociales.
Según la organización de derechos humanos Minsheng Guancha, en diciembre se cumplen tres años desde que las víctimas de la vacuna contra la COVID-19 en China comenzaron a solicitar reconocimiento y compensación. Sin embargo, en lugar de ayudarlas, las autoridades han intensificado la represión.
Secuestrado por las autoridades
El 27 de noviembre, Qian Dalong, veterano defensor de los derechos humanos en Beijjing, fue citado por la policía local y luego desapareció. No ha regresado a casa desde entonces y sus grupos de Weibo y WeChat, así como su presencia en línea, han sido borrados.
Qian, quien también fue víctima de la vacuna contra la COVID-19, lleva cinco años luchando por la rendición de cuentas tras sufrir graves complicaciones que, según él, fueron causadas por la inoculación. Qian fue detenido dos veces, se le negó atención médica, no pudo trabajar y se vio sumido en graves dificultades económicas a causa de la vacuna.
A pesar de su condición, las autoridades respondieron a sus peticiones silenciándolo en lugar de investigarlo. Durante las Dos Sesiones de China a principios de este año, Qian volvió a ser un objetivo para el mantenimiento de la estabilidad, con la policía vigilándolo las 24 horas del día para impedirle hablar. Víctimas indignadas han hecho circular peticiones conjuntas exigiendo su liberación.
Otras víctimas que expresaron su apoyo a Qian también sufrieron represalias. El 1 de diciembre, Sun Nana, quien desarrolló lupus tras recibir la vacuna contra la COVID-19, viajó a Beijjing para recibir tratamiento médico. Se alojaba en un hotel cuando la policía irrumpió en él. Sun afirma que la arrastraron y la tiraron al suelo, a pesar de su delicado estado.
Según Sun: “Número de identificación policial 023219. Solo vino un agente. 1 de diciembre, Hotel Yaoshi en Beijjing. Su actitud fue terrible. Le dije que me sentía muy mal. Somos víctimas de la vacuna, no sospechosos de delitos. Llevo más de cuatro años viniendo a Beijjing buscando tratamiento. ¿Por qué me tratan así? ¿Pagan mi atención médica? No”.
Continuó: «¿Por qué tratar así a un paciente grave? Me están llevando a un callejón sin salida. ¡Esto es una injusticia!»
‘Eres responsable de nuestras muertes’
El 2 de diciembre, otra víctima de Beijjing, Liu Yan, realizó una protesta dramática frente a la Comisión Nacional de Salud (CNS). Liu desarrolló ELA (enfermedad de Lou Gehrig) tras recibir la vacuna Sinovac y afirma que ahora «casi no le queda tiempo». Durante la protesta, se le escuchó decir: «¡Director de la CNS, Lei Haichao, salga! ¡Deje de hacerse el muerto!».
Continuó: “Antes de la vacuna, era una ciudadana respetuosa de la ley. Después de la vacunación, me convertí en blanco de una represión precisa. ¿Quién nos causó este daño? ¡Somos víctimas, no criminales! Me han detenido cinco veces y me han puesto bajo vigilancia domiciliaria ilegal durante 16 meses. ¿Así es como una nación civilizada y respetuosa de la ley trata a las víctimas desarmadas? ¿Dónde está la justicia? ¿Dónde está la conciencia? En el centro de vacunación, cuatro guardias de seguridad me bloquearon. ¿Quién les dio la autoridad para restringir mi libertad? ¡Los líderes del distrito de Changping están infringiendo la ley a sabiendas!”
Un video que circula en línea muestra a Liu gritando consignas:
- “¡Las vacunas contra el COVID causaron muertes y discapacidades!
- Las evaluaciones forenses fueron falsificadas: ¡completamente injusto!
- ¡Eluden su responsabilidad y tratan las vidas como si fueran hierba!
- ¡Devuélvannos la salud! ¡Asuman su responsabilidad!
Lei Haichao, el funcionario que ella nombró, actualmente se desempeña como Director de la Comisión Nacional de Salud.
Los internautas expresan su indignación
- «Tengo el corazón roto. Liu Yan expuso con valentía la verdad sobre que Sinovac causa ELA. El NHC es implacable», escribió un internauta.
- Otro añadió: «Mis familiares murieron después de la vacuna. Estoy con todas las víctimas. El PCCh siempre intimida a los débiles».
- “Sólo luchando hasta el final las víctimas tienen alguna posibilidad de sobrevivir”, dijo otro.
Desde finales de 2019, el PCCh impulsó agresivamente sus vacunas contra la COVID-19, apresuradas y de baja calidad, a menudo mediante medidas coercitivas. Sin embargo, rápidamente surgieron efectos secundarios graves, entre ellos:
- nódulos pulmonares
- Leucemia
- Diabetes
- Muerte súbita cardíaca
- Trastornos autoinmunes
- y innumerables muertes inexplicables.
El artista chino Ji Feng declaró a «The Epoch Times»: «Recientemente en China, cuando la gente muere, la mayoría cree que está relacionado con la vacuna. La mayoría de las muertes se producen entre personas jóvenes y de mediana edad. Casi todos los fallecidos habían recibido tres dosis».
En lugar de reconocer los daños, investigar las fallas o compensar a las víctimas, las autoridades han optado por intensificar el encubrimiento mediante la vigilancia policial las 24 horas, la censura, la criminalización de las peticiones y las protestas y, en algunos casos, incluso recurriendo a la violencia física o a las desapariciones forzadas contra los afectados.
El sufrimiento de las víctimas de la vacuna contra la COVID-19 en China se ha convertido en un espejo que refleja un sistema que teme más a la verdad que a la tragedia, señala Ji.
Por Li Muzi
