La tasa global de fecundidad en América Latina y el Caribe cayó a 1,8 hijos por mujer en 2024, el nivel más bajo de la historia, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La cifra se ubica por debajo del umbral de reemplazo poblacional —estimado en 2,1 hijos por mujer—, lo que anticipa un futuro de envejecimiento demográfico y menor crecimiento económico si la tendencia continúa.
El estudio, titulado “América Latina y el Caribe ante la baja fecundidad: tendencias y dinámicas”, elaborado por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), advierte que tres de cada cuatro países de la región ya se encuentran por debajo del nivel de reemplazo desde 2015.
Una transformación social sin precedentes
De acuerdo con la Cepal, el descenso de la fecundidad responde a una combinación de factores sociales y económicos: mayor educación femenina, incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, acceso generalizado a métodos anticonceptivos modernos y una drástica reducción del embarazo adolescente —que cayó un 38,8 % en la última década—.
El organismo señala que las preferencias reproductivas se han modificado. Las mujeres retrasan cada vez más la maternidad y eligen tener menos hijos. En 1950, la edad media de la maternidad era de 29 años; en 2010 descendió a 26,9, y en 2024 volvió a aumentar ligeramente hasta 27,6.
La Cepal define esta etapa como una “fase avanzada de transformación demográfica”, donde los patrones de fecundidad cambian aceleradamente en comparación con otras regiones del mundo.
Una advertencia global
El fenómeno no es exclusivo de América Latina. En todo el mundo, los países desarrollados enfrentan tasas de natalidad históricamente bajas, lo que genera preocupación sobre la sostenibilidad de los sistemas de jubilación, la fuerza laboral y la innovación económica.
Elon Musk, CEO de Tesla, SpaceX y X, ha sido una de las voces más prominentes en advertir sobre los riesgos de la baja natalidad a nivel mundial. Desde 2017, Musk ha insistido en que el declive demográfico representa una amenaza existencial para la civilización, superando incluso las preocupaciones por el cambio climático. En una entrevista reciente con Fox News, afirmó: «La civilización desaparecerá a menos que se hagan cambios marcados en la tasa de natalidad».
¿Un futuro con más abuelos que niños?
En países como Chile, Uruguay y Costa Rica, la fecundidad ya se ubica entre 1,4 y 1,6 hijos por mujer, niveles similares a los de Europa. Si la tendencia se mantiene, América Latina podría convertirse en una de las regiones más envejecidas del planeta hacia mediados de siglo, con profundas consecuencias en el empleo, la salud pública y la sostenibilidad de los sistemas previsionales.
Los expertos advierten que será necesario repensar las políticas públicas: desde incentivos fiscales para familias jóvenes hasta la expansión de servicios de cuidado infantil y flexibilidad laboral.
Pero no hay que ignorar que durante años, grupos poderosos como el WEF (Foro Económico Mundial) ha defendido la opinión de que la supuesta «superpoblación» amenaza la estabilidad global. En este sentido, la organización ha abogado por el control de la natalidad generalizado y el acceso al aborto para supuestamente mejorar las condiciones sociales, particularmente para mujeres y niñas en países del tercer mundo.
Esta «agenda de despoblación» impulsada por grupos poderosos sin duda ha tenido efecto a lo largo de los años. El propio Bill Gates, miembro destacado del WEF, ha afirmado que será necesario frenar el crecimiento de la población del planeta para garantizar la sostenibilidad.









