Fuente: Panam Post
Los analistas Juan Fernando Subirana y Carlos Cordero, en contacto con PanAm Post, descartan a corto plazo la detención de Evo Morales, para evitar conflictos con la izquierda.
Vienen cambios para Bolivia. Eso no está en discusión después de los resultados electorales del balotaje presidencial en Bolivia de este domingo, en el cual triunfó Rodrigo Paz Pereira, abanderado del Partido Demócrata Cristiano, con el 54,57 % de los votos. Su victoria, sin duda, deja más debilitada a la izquierda. Sin embargo, todo indica que se mantendrá el panorama actual en algunos escenarios. Ello significa dejar a un lado la detención del exmandatario Evo Morales, para evitar a corto plazo, nuevas revueltas en las calles que desestabilicen a la administración que comienza el próximo 8 de noviembre.
De esa forma leen el panorama del país los analistas Juan Fernando Subirana y Carlos Cordero, en contacto con PanAm Post, luego del anuncio de los cómputos del ente comicial que frenaron las aspiraciones del candidato de Alianza Libre, Jorge «Tuto» Quiroga.
Cordero, quien es profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Mayor de San Andrés de Bolivia, recalcó que «Rodrigo Paz ha evitado referirse a qué tipo de acciones va a tomar con Evo y Luis Arce tampoco ha tenido una actitud decidida a pesar de que existen órdenes de arresto». Este patrón de comportamientos no es casualidad.
La conveniente libertad de Evo Morales
La libertad de Morales es conveniente no solo para la izquierda en Bolivia, subraya el analista Carlos Cordero. De hecho, en su opinión, «Evo Morales hasta ahora se mueve con libertad en El Chapare y eso, de alguna manera, ha ayudado a la tranquilidad del país, porque mientras se encuentre confinado y tenga presencia por las redes o los medios no es responsabilidad del Estado su mantenimiento, ni su arresto provoca movilizaciones ciudadanas».
De hecho, Cordero pronostica que «es posible que siga el status quo y que Rodrigo privilegie otros escenarios en lugar de problemas que puedan convulsionar al país».
Por una línea similar esgrime su argumento el analista económico Juan Fernando Subirana, quien explica que «al final del día los poderes de la justicia y el Poder Ejecutivo son independientes y Paz ha dicho que no intervendría, daría vía libre para se pueda concretar el mandamiento de aprehensión contra el expresidente a la fecha».
¿Y el destino de Arce?, al respecto, Subirana ahonda sobre su futuro e indica que «al dejar el gobierno, va a dejar el país, debido al gran cantidad de denuncias de corrupción contra su gobierno y familiares, para evitar el destino de Evo. Es difícil que se vaya a quedar en Bolivia y vaya a dictar clases en la universidad pública. Eso es poco probable. Habrá auditorias».
Neutralidad para gobernar
La neutralidad ante la presión del dirigente socialista ofrece garantías de menos agitación a Paz. Además, la izquierda en Bolivia está resistente en las calles. Con sus bloqueos de carreteras, el país acumula pérdidas que ascienden hasta 5000 millones de dólares. Si se agrega que el Ejecutivo enfrenta limitaciones financieras para contar con 60 millones de dólares semanales necesarios para importar combustible, lo más astuto es evitar la escalada de un conflicto social con la captura de Morales.
Al respecto, Suribana advierte que si bien a través de los votos, el Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo dos parlamentarios, la figura de Morales prevalece, porque «la izquierda en Bolivia ha sido debilitada pero la forma de terminar con ella es con un buen gobierno de Rodrigo Paz».
De hecho, actualmente el MAS está en una crisis y es posible que Morales la aproveche para intentar convertirse en líder de la oposición cuestionando a Rodrigo Paz o llegando a un tipo de acuerdo. En ese sentido, el expresidente boliviano ya dio su primer paso y atribuyó la victoria del mandatario y representante del Partido Demócrata Cristiano al voto de los «evistas».
Nada se descarta en este nuevo gobierno, el cual se ha promocionado como una propuesta que ofrece diálogo y reconstrucción, con lo cual se termina un ciclo autoritario en Bolivia de gobiernos que llegaron al poder mediante elecciones, pero terminaron con opositores encarcelados o en el exilio y una Asamblea Nacional a favor, que no tenía necesidad de concertación.
Ahora es distinto. La primera vuelta dejó un parlamento fragmentado y los resultados del balotaje demandan que los partidos se sienten sin el fantasma de la hegemonía del socialismo, el cual estuvo en el poder durante casi 20 años, para empujar un modelo económico más orientado al mercado que permita paliar las crisis por las que hoy atraviesa Bolivia.