Fuente: La Gaceta
Por Ruben Pulido
¿Estamos ante una trama de trata institucionalizada? Hoy os traigo una crónica que tiene su comienzo en los desiertos del SAHEL, donde ajenos a controles, decenas de convoys organizados por redes criminales cruzan sin oposición numerosos pasos fronterizos en busca del litoral del Senegal, Mauritania o el Sáhara. Una crónica en la que estos convoys acaban cercanos a puertos en los que cayucos utilizados comúnmente para la pesca, pasan a ser el mayor útil para estas redes criminales. Embarcaciones cargadas deliberadamente con inmigrantes ilegales de innumerables nacionalidades y en las que sus patrones son perfectamente aleccionados para dirigirse hacia un punto concreto: las Islas Canarias.
No navegan ajenos a ser vistos, lo son. Son avistados en muchas ocasiones por las propias autoridades en origen, que con gran frecuencia hacen la vista gorda ante la carencia de logística adecuada o ante la abundancia de sobornos que les invitan a mirar hacia otro lado. También nuestras autoridades los ven desde el aire, pero no hacen nada por evitar que sigan su camino. Tras ser avisados, operativos de Salvamento Marítimo recorren cientos de millas náuticas, llegando a situar los buques de esta entidad pública dependiente del Gobierno de España, a escasas millas náuticas de los puertos de salida.
Tras ser interceptados por el personal de Salvamento, son desembarcados en puertos del archipiélago canario, tanto de día como de noche. No importa si existe o no luz solar, lo importante es que estos inmigrantes ilegales, interceptados tras ser fletados por mafias del tráfico de personas, sean puestos en tierra firme lo antes posible. No crean que la urgencia viene motivada por el cumplimiento estricto de la ley, es algo más oscuro, se trata de los resortes de un sistema en el que con la implicación de numerosas organizaciones humanitarias nutridas con fondos públicos de toda índole, un Gobierno comienza a actuar como los propios traficantes en origen.
Son desembarcados, trasladados entre islas y dirigidos hacia aeropuertos canarios, para con posterioridad, ser embarcados en vuelos concertados por el propio Gobierno con algunas aerolíneas españolas para el desplazamiento de estos inmigrantes que han accedido ilegalmente a nuestro país por todo el territorio nacional. La mayor parte, son desplazados hacia el aeropuerto de la capital, Madrid-Barajas. Allí, las mismas organizaciones humanitarias que les abren las puertas en el archipiélago, se encargan de recogerles, pero cuidado, porque si filmas esta secuencia, puedes ser increpado por los lideres de estas ONGs.
Todo culmina con lo más flagrante, redes criminales e incluso filas islamistas pueden celebrarlo, sus clientes serán trasladados en autobuses privados hacia centros de acogida y hoteles de cuatro estrellas, donde gozarán de total impunidad y desde se les concederá la permanencia indefinida en un país que ha decidido no respetar sus fronteras. Un país que ha decidido ser cómplice del tráfico de personas a través desde una trama de trata institucionalizada.