La represión de la actividad religiosa en línea no controlada por el Partido Comunista Chino (PCCh) es el último golpe a la libertad religiosa en el país.
China ha prohibido los servicios religiosos en línea no autorizados, incluidas las liturgias transmitidas y la catequesis para niños, tanto para nativos chinos como para extranjeros.
Las nuevas regulaciones , publicadas el 15 de septiembre, son el último golpe contra la libertad religiosa en China y parte de su proceso continuo de “sinización”, la subordinación de toda actividad religiosa en el país al Partido Comunista Chino (PCCh).
El Código de Conducta tiene como objetivo “ estandarizar el comportamiento en línea del clero religioso”, según su texto, publicado por China News Network .
“Los maestros y funcionarios religiosos que realizan actividades en línea deben amar a la patria, apoyar el liderazgo del Partido Comunista de China, apoyar el sistema socialista y defender las leyes y regulaciones nacionales”, establece el artículo 2 del código.
En China, los menores son blanco especial de la represión religiosa y, según su constitución, no se les permite asistir a servicios religiosos, recibir catequesis ni participar en actividades religiosas formales. El nuevo Código de Conducta busca eliminar una posible laguna en esta norma al prohibir también estas actividades en línea para los menores.
“Los profesores religiosos no deben inculcar ideas religiosas a menores a través de Internet, inducir creencias religiosas ni organizar a menores para que participen en educación y formación religiosa, campamentos de verano (invierno), etc., ni organizar u obligar a menores a participar en actividades religiosas”, establece el código.
También se han prohibido la transmisión de misas en línea y de materiales evangelizadores y religiosos realizados a través de plataformas sin Licencia de Servicio de Información Religiosa en Internet.
Se prohíbe la “predicación no autorizada a través de transmisiones en vivo en línea, videos cortos, reuniones en línea” y “reuniones de Dharma en línea, cultos, misas y otras actividades religiosas”.
¿O pueden los ciudadanos chinos cooperar en actividades religiosas extranjeras dirigidas a personas de su propio país? “Los maestros religiosos no deben conspirar con fuerzas extranjeras a través de Internet para apoyar y participar en actividades de infiltración religiosa en el extranjero”, estipula el código.
También está prohibido recaudar fondos en línea para construir centros de actividades religiosas.
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“Si los maestros y funcionarios religiosos violan este código, el departamento de asuntos religiosos les ordenará que realicen correcciones dentro de un límite de tiempo; si se niegan a realizar correcciones, el departamento de asuntos religiosos… los castigará de acuerdo con las disposiciones de las leyes y los reglamentos administrativos pertinentes”, advierte el código.
Los clérigos católicos en China dijeron a The Pillar que el código amenaza a los católicos, incluso si no son el objetivo principal de la política represiva.
“Es posible que estas (normas) ni siquiera estén dirigidas principalmente a (los católicos), sino que su principal objetivo sea reprimir otras religiones y sectas como el budismo y Falun Gong, y a los funcionarios locales corruptos que solicitan dinero del extranjero”, dijo un clérigo. “Pero aun así será fácil que muramos en el fuego cruzado”.
Sin embargo, los católicos ya han sido blanco directo y agudo de la sinización de China, incluyendo recientes arrestos de religiosos y el cierre de capillas clandestinas donde se ofrecían misas. De hecho, según un informe de julio de la revista Bitter Winter, el 90% de los lugares de culto católicos clandestinos están cerrados.
Otro clérigo chino dijo a The Pillar que el código podría potencialmente criminalizar la comunicación episcopal estándar con Roma.
“Si eres obispo de China continental y mantienes cualquier tipo de comunicación ordinaria con el Vaticano, que reconoce la jurisdicción de Roma sobre asuntos eclesiásticos, si lo haces por correo electrónico podrías ser declarado culpable de ‘colusión extranjera’”, dijo. “Si se descubre que algún clérigo tiene algo que ver con un misionero, eso es ‘infiltración’. Como siempre con estas regulaciones, el objetivo es criminalizar cualquier cosa que provenga de fuera de China”.
“Estamos llegando al punto en que las expresiones ordinarias de comunión podrían constituir una violación de la seguridad nacional”, advirtió el clérigo.
