Kennedy Jr. insta a cortar vínculos con el sistema de trasplantes de China tras denuncias de atrocidades

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Fuente: Mundo Libre

El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS) pidió al Gobierno del presidente Donald Trump que rompa cualquier lazo con el sistema de trasplantes de órganos de China, ante crecientes evidencias de abusos sistemáticos.

«En China, la sustracción forzada de órganos de prisioneros se prolonga desde hace más de 20 años. Para reafirmar la santidad de la vida humana, Estados Unidos debe cortar sus vínculos con el sistema de trasplantes de órganos de China», publicó el HHS en X, citando un artículo de The Baltimore Sun titulado “La complicidad de Estados Unidos en la sustracción de órganos en China”.

Un crimen documentado y sistemático

Las denuncias no son nuevas. En 2019, la Corte Independiente de China concluyó más allá de toda duda razonable que el régimen había practicado la sustracción forzada de órganos a gran escala, señalando a los practicantes de Falun Gong como principal fuente de órganos. El informe final, publicado en 2020, dejó en claro que no había pruebas de que estas prácticas hubieran cesado.

Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una disciplina espiritual basada en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Desde 1999, sus practicantes han sido perseguidos brutalmente por el Partido Comunista Chino (PCCh), convirtiéndose en las principales víctimas de este macabro negocio.

Xi y Putin: un diálogo que levantó sospechas

La polémica se reavivó tras un comentario captado por un micrófono abierto entre Xi Jinping y Vladimir Putin en un desfile militar en Beijing. Ambos líderes hablaron de longevidad y biotecnología, sugiriendo la posibilidad de vivir hasta los 150 años gracias a los trasplantes.

Aunque en apariencia era una conversación sobre avances médicos, la realidad es que en China apenas existen donaciones voluntarias de órganos por razones culturales. Entonces, ¿de dónde proviene el suministro constante que menciona la élite del PCCh? La censura inmediata del video por parte de la CCTV no hizo más que aumentar las sospechas.

Privilegios de la élite y proyectos secretos

El régimen ha destinado enormes recursos a proyectos de longevidad exclusivos para altos funcionarios. El Hospital General del Ejército Popular de Liberación, conocido como Hospital Militar 301, anunció en 2019 su “Proyecto de Salud 981”, cuyo objetivo era prolongar la vida de los líderes del PCCh hasta los 150 años. Este hospital, que ofrece atención de primer nivel solo a la élite del Partido, borró rápidamente el anuncio tras la indignación pública.

Testimonios de disidentes señalan que figuras de alto rango como Jiang Mianheng, hijo del exdictador Jiang Zemin, recibieron múltiples trasplantes, presuntamente obtenidos mediante ejecuciones ad hoc de prisioneros para proveer los órganos requeridos.

Una cadena de suministro macabra

El sistema de trasplantes en China no es un conjunto de abusos aislados, sino una red industrializada. Desde los años 70, existen reportes de prisioneros ejecutados para abastecer a altos funcionarios del PCCh.

En 2006, dos testigos denunciaron un campo de concentración secreto en Sujiatun (provincia de Liaoning) donde miles de practicantes de Falun Gong fueron asesinados para extraerles órganos. Cabe señalar que debido a su estilo de vida, los practicantes de esta disciplina budista son muy saludables y por eso sus órganos son muy «requeridos».

Investigaciones posteriores del exparlamentario canadiense David Kilgour y el abogado de derechos humanos David Matas confirmaron la magnitud del crimen en su informe Cosecha Sangrienta, y más tarde en el libro State Organs (2012).

Cirujanos militares han testificado sobre trasplantes sin anestesia realizados incluso a menores de edad, y sobre la existencia de trenes especiales para trasladar prisioneros destinados a hospitales militares y civiles.

Una industria de horror y lucro

Los cuerpos de las víctimas no solo eran cremados tras la extracción de órganos: también se utilizaron en fábricas de plastinación para exhibiciones de cadáveres en todo el mundo. Se vendieron cabellos, piel y grasa para obtener beneficios adicionales.

La brutalidad alcanzó incluso a niños, como reveló en 2024 la investigación sobre el Hospital Infantil de la Universidad de Fudan, donde se buscaban menores de entre 3 y 9 años como “fuentes de órganos”. Casos como el de Hu Xinyu, un adolescente desaparecido en 2022 y declarado falsamente “suicidado”, apuntan a la misma cadena de tráfico.

Llamado a la acción internacional

Pese a los esfuerzos del PCCh por ocultar estos crímenes, la evidencia acumulada es abrumadora. En 2021, expertos de la ONU advirtieron que las víctimas de sustracción forzada incluían no solo a practicantes de Falun Gong, sino también a uigures, tibetanos, musulmanes y cristianos detenidos.

Ante estas revelaciones, Kennedy Jr. y el HHS reclaman que Estados Unidos marque una línea roja clara y deje de ser cómplice indirecto de esta industria sangrienta. Organismos internacionales y gobiernos democráticos enfrentan ahora el deber moral de legislar y presionar para detener lo que muchos califican como el mayor crimen contra la humanidad del siglo XXI.

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