Fuente: La Gaceta
Un nuevo informe vuelve a situar en el centro del debate a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) al describir —de nuevo— vínculos financieros, operativos y de personal con los terroristas de Hamás.
«Años de supervisión inadecuada han permitido a Hamás radicalizar a toda una generación de jóvenes palestinos en las escuelas de la UNRWA en Gaza«, denunció el pasado 17 de septiembre, Hillel Neuer, director ejecutivo de UN Watch.
Neuer denunció además lo que calificó como la «infantilización del pueblo palestino» por parte de este organismo de Naciones Unidas, que a su juicio profundiza la dependencia política, alimenta el descontento e impide un verdadero autogobierno y una estabilidad duradera. Su conclusión es clara: la estructura actual de la agencia socava cualquier posibilidad de paz real.
En enero de este año, Israel decidió prohibir a la UNRWA operar en Gaza y Cisjordania. Sin embargo, la organización insiste en que sigue «intentando apoyar a la población de Gaza», aunque asegura que los ataques israelíes han hecho esa tarea «prácticamente imposible».
La polémica no es nueva. La ONU llegó a argumentar que los empleados de la UNRWA implicados en el pogromo del 7 de octubre, perpetrado por Hamás, debían gozar de inmunidad judicial. Pese a estos antecedentes, el Comisionado General de la UNRWA, Philippe Lazzarini, sostiene que el verdadero peligro reside en el cierre de escuelas en Gaza, señalando que muchas han sido destruidas o dañadas durante la ofensiva israelí.
Mientras tanto, la Comisión Europea, al igual que Hamás y Qatar, continúa transfiriendo generosa asistencia financiera a la UNRWA y a causas afines al islamismo, pese a las crecientes pruebas de connivencia con el grupo terrorista.