Escándalo en el Senado de EEUU: hallan investigación que muestra mayor salud en niños no vacunados y nunca se publicó

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Fuente: Informe Orwell

Una audiencia del Senado de Estados Unidos se convirtió en escenario de fuertes acusaciones sobre la transparencia científica en torno a las vacunas, después de que el abogado Aaron Siri y el economista político Toby Rogers presentaran testimonios que cuestionan la narrativa oficial de salud pública.

Aaron Siri aseguró que un estudio realizado en el Henry Ford Medical Center fue deliberadamente ocultado porque sus resultados mostraban que los niños no vacunados presentaban mejores indicadores de salud que los vacunados. Según su relato, el proyecto fue dirigido por el Dr. Marcus Zervos, jefe de enfermedades infecciosas de la institución, junto con un epidemiólogo y dos estadísticos con posturas convencionales a favor de la vacunación.

El estudio analizó registros médicos de niños nacidos entre 2000 y 2016 y comparó a los no vacunados con aquellos que recibieron una o más dosis. Los hallazgos, según Siri, fueron contundentes:

  • Los niños vacunados tenían 4.29 veces más probabilidades de padecer asma.
  • 3.03 veces más enfermedades atópicas.
  • 5.96 veces más enfermedades autoinmunes.
  • 5.53 veces más trastornos del neurodesarrollo, incluyendo 3.28 veces más retraso en el desarrollo y 4.47 veces más problemas del habla.
  • En el caso del TDAH, se reportaron 262 diagnósticos en el grupo vacunado y ninguno en el grupo no vacunado.

Siri afirmó que, tras 10 años, el 57% de los niños vacunados tenían al menos un problema de salud crónico, frente al 17% en los no vacunados. Todos estos hallazgos, indicó, fueron estadísticamente significativos. Sin embargo, el estudio nunca se publicó.

“Si hubiera demostrado que los vacunados eran más saludables, se habría divulgado de inmediato. Como mostró lo contrario, fue guardado en un cajón”, denunció Siri. También afirmó que los propios investigadores reconocieron la solidez del diseño, pero temían perder sus empleos o incomodar al cuerpo médico si publicaban los resultados.

El senador Ron Johnson intervino en la sesión preguntando qué debería responderse a padres que relatan haber visto un deterioro inmediato en la salud de sus hijos tras ser vacunados.

Por su parte, el Dr. Toby Rogers, PhD, expuso un análisis sobre el aumento de casos de autismo en Estados Unidos y cuestionó las explicaciones oficiales del CDC. Según explicó, factores como genética, fármacos como el valproato o la edad avanzada de los padres no pueden justificar un incremento del 32,158% en los diagnósticos desde 1970.

Rogers, cuya tesis doctoral en la Universidad de Sídney se encuentra entre las más descargadas de la institución, argumentó que:

  • 22 estudios que descartan la relación entre vacunas y autismo son inválidos al no contar con un grupo control de no vacunados.
  • Se han invertido más de 2,300 millones de dólares en investigación genética con hallazgos mínimos, porque no existe un “epidemia genética”.
  • 437 publicaciones sobre factores ambientales (pesticidas, contaminación, etc.) omiten el análisis de las vacunas como posible factor, lo que distorsiona las conclusiones.

Rogers citó al menos seis estudios poco difundidos que vinculan vacunación y mayor riesgo de autismo o discapacidades neurodesarrollativas, como los trabajos de Gallagher & Goodman, Mawson, y Hooker & Miller (2021).

“El problema no es científico, sino político. Sabemos que el aumento del autismo y de las enfermedades crónicas se debe principalmente a tóxicos, en gran medida provenientes de vacunas. Lo que falta es la voluntad de actuar”, sentenció.

Los testimonios de Siri y Rogers reavivan el debate sobre la publicación selectiva de estudios y la falta de ensayos con controles de no vacunados, un vacío metodológico que críticos consideran clave para comprender el impacto real de las campañas de inmunización en la salud infantil.

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