Fuente: La Gaceta
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado un ataque directo contra el magnate globalista George Soros y su hijo Alexander, a quienes responsabiliza de estar detrás de las protestas violentas que han sacudido varias ciudades norteamericanas en los últimos años.
En un mensaje en Truth Social, Trump reclamó que ambos sean procesados bajo la ley RICO —utilizada en EEUU para perseguir a organizaciones criminales—: «George Soros y su maravilloso hijo de extrema izquierda deberían ser acusados bajo RICO por su apoyo a las protestas violentas y mucho más en todo Estados Unidos de América».
El mandatario advirtió de los daños provocados por la red de influencia de Soros: «No vamos a permitir que estos lunáticos sigan destrozando América, impidiéndole siquiera respirar y ser libre«. Las declaraciones de Trump profundizan en su histórico enfrentamiento con Soros, uno de los principales financistas de ONG progresistas, campañas demócratas y organismos internacionales que promueven la agenda globalista.
El magnate húngaro-estadounidense, a través de su red de fundaciones, ha destinado miles de millones de dólares a proyectos vinculados con la inmigración masiva, la ideología de género y el debilitamiento de las fronteras nacionales, lo que le ha convertido en blanco constante de críticas en Europa y América.
En Estados Unidos, la influencia de Soros y de su hijo Alexander en la financiación de fiscales y jueces progresistas ha sido denunciada por múltiples legisladores republicanos, que acusan a la familia de socavar el sistema judicial para favorecer la impunidad de violentos y delincuentes.
Con esta nueva acusación, Trump no sólo coloca a Soros en el centro de su campaña contra la izquierda radical, sino que también envía un mensaje político: su presidencia no permitirá que la violencia, financiada desde las élites globalistas, siga destruyendo la nación.
El llamado a procesar a George y Alexander Soros bajo la ley RICO refuerza la línea dura del presidente frente a lo que denomina la «amenaza globalista», y marca un punto de tensión que probablemente se intensificará en el escenario electoral y judicial estadounidense.
