Traducido de Slay News por TierraPura
En el corazón de Alemania, un tesoro natural antaño prístino, el Reinhardswald, está siendo devastado con el pretexto de “salvar el planeta”.
Conocido como el “Bosque de los Cuentos de Hadas” debido a su papel central en los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm, este antiguo paisaje alberga árboles de más de 500 años.
Se cree que el bosque histórico tiene 1000 años.
Sin embargo, ahora se está transformando en un páramo industrial para dar paso a enormes turbinas eólicas.
La industria eólica y los defensores de la energía verde afirman que esta destrucción es necesaria para combatir el cambio climático. ¿Pero lo es?
En nombre de la “agenda verde”, la región está siendo destrozada por la construcción de 18 turbinas eólicas gigantes.
Cada turbina alcanza una imponente altura de 244 metros.
Para hacer espacio para estos gigantes, se están construyendo caminos en el bosque, se están talando miles de árboles antiguos y se están nivelando laderas que antes eran prístinas.
Mientras tanto, se están arrojando grandes cantidades de grava al suelo del bosque.
No se trata sólo de la instalación de turbinas eólicas en campos abiertos; se trata de un desarrollo industrial a gran escala que está causando daños irreversibles al delicado ecosistema del bosque.
Por supuesto, los globalistas que quieren sacar provecho del plan insisten en que éste es vital para combatir el “calentamiento global”.
Sin embargo, los conservacionistas y los residentes locales, especialmente de las comunidades circundantes, están alzando la voz.
Se unen en protesta contra el proyecto.
Han formado iniciativas ciudadanas, luchando para proteger el bosque de la destrucción.
Sin embargo, a pesar de esta oposición y de los procedimientos legales en curso, la construcción continúa a un ritmo alarmante.
En nombre de una transición energética equivocada, se están ignorando las preocupaciones de la población local, que se ve directamente afectada por el proyecto.
El Reinhardswald simbolizó una vez la belleza de la naturaleza, la cultura y la historia.
Pero hoy en día, se está convirtiendo en un sitio industrial.
El “Bosque de Cuentos de Hadas” está siendo borrado para dar lugar a una agenda que prioriza las soluciones tecnocráticas por sobre las comunidades locales y los ecosistemas irremplazables.
No se trata de salvar el planeta; se trata de unos pocos poderosos que impulsan su agenda mientras sacrifican la naturaleza, la cultura y la historia de la tierra en aras del lucro y el poder político.
Este es un duro recordatorio de que la presión hacia un futuro verde e industrial es a menudo hipócrita y pisotea la naturaleza y el patrimonio que pretende proteger.
El Bosque de los Cuentos de Hadas, reducido hoy a un monumento de lo que se perdió, se erige como símbolo del peligroso exceso de la tecnocracia verde.
Es hora de oponernos a esta presión hipócrita y exigir que nuestro patrimonio natural se preserve para las generaciones futuras.
