Fuente: La Gaceta
«El yihadismo no ha regresado. Nunca se fue. Simplemente aprendió a pasar desapercibido». Así lo advierte la experta en seguridad e inteligencia Anna Corsaro en un artículo especializado citado por La Razón, que alerta del resurgir del Estado Islámico en su versión más adaptada y sigilosa: descentralizado, camuflado y operando en el ciberespacio.
Corsaro, con más de tres décadas de experiencia en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, advierte que la «yihad de 2026» no buscará derribar rascacielos, sino «apagar las luces y dejar a Occidente preguntándose quién accionó el interruptor». La nueva ofensiva islamista no se medirá en conquistas territoriales, sino en ataques digitales, sabotajes y operaciones psicológicas de bajo coste.
El análisis señala que los actuales focos del yihadismo no están ya en Raqqa o Mosul, sino en Kabul y Mogadiscio. Las filiales regionales de Daesh actúan como franquicias estratégicas, replicando el modelo del Califato en vacíos de poder y zonas de inestabilidad.
Especial preocupación genera ISIS-Khorasan, que tras ataques en Irán (atentado de Kermán) y Rusia (matanza de Crocus City Hall) se ha convertido en la única facción con capacidad de proyectar operaciones más allá de Asia Central. Se cree que ya prepara logística para atentados de alto impacto en Europa en 2026.
Según Corsaro, las últimas instrucciones de los cabecillas de Daesh a sus combatientes son claras: dirigirse a las «costas de Europa». Este hecho, advierten analistas, hace temer que la inmigración ilegal sirva como canal de infiltración yihadista en territorio europeo.
Entre 2024 y 2025, el grupo ha perfeccionado el uso de actores solitarios, redes invisibles y ataques de imitación inspirados en propaganda digital: apuñalamientos, incendios provocados, atropellos masivos o atentados contra objetivos blandos como escuelas, iglesias y sistemas de transporte.
La guerra yihadista ya no se libra sólo en campos de batalla físicos: la inteligencia artificial, la ciberdelincuencia y la guerra psicológica son ahora armas clave de Daesh. El nuevo terrorismo busca impacto emocional, desestabilización social y desgaste político, atacando donde más duele y cuando menos se espera.
Para Corsaro, la complacencia europea es el mayor aliado del yihadismo: «La amenaza nunca desapareció; simplemente se adaptó a nuestras debilidades».