Por Carlos Esteban – La Gaceta de la Iberosfera
Hace casi cuatro años, en muchos países del mundo, no haberse sometido a la vacunación experimental contra el Covid era una sentencia que podía condenar al rebelde al despido, al ostracismo social, a la imposibilidad de viajar o entrar en determinados locales.
El Estados Unidos de Biden fue especialmente punitivo en esto: se persiguió a los miembros del Ejército que se negaran a ser inoculados. se despidió a empleados del servicio público y se obligó a las empresas que contrataban con la Administración a hacer otro tanto. Y, hasta hoy, las agencias federales mantienen un registro de vacunación con los nombres de los «disidentes«.
Hasta ahora, que la Oficina de Administración de Personal (OPM) de la Administración Trump ha dado orden de eliminar todos los registros de vacunación.
«Toda la información relacionada con el estado de la vacuna Covid de un empleado, el incumplimiento de los mandatos de vacunación anteriores o las solicitudes de exención debe eliminarse de la carpeta oficial de personal de cualquier empleado», señala una nota del director de la OPM, Scott Kupor, a los jefes de departamento.
La OPM declaró que con efecto inmediato, «las agencias federales no pueden usar el estado de la vacuna Covid-19 de una persona, el historial de incumplimiento de los mandatos anteriores de la vacuna Covid-19 o las solicitudes de exenciones de dichos mandatos en cualquier decisión relacionada con el empleo, incluidas, entre otras, la contratación, la promoción, la disciplina o el despido».
«Las cosas se salieron de control durante la pandemia, y los trabajadores federales fueron despedidos, castigados o marginados simplemente por tomar una decisión médica personal», continúa la nota. «Eso nunca debería haber sucedido. Gracias al liderazgo del presidente Trump, nos estamos asegurando de que los excesos de esa época no tengan efectos persistentes en los trabajadores federales«.
