Se intensifica la persecución judicial a Bolsonaro en Brasil

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Fuente: Mundo Libre

La tensión política en Brasil se intensifica mientras el expresidente Jair Bolsonaro enfrenta una creciente presión judicial. Este viernes, la Policía Federal ejecutó órdenes de allanamiento en su residencia y en la sede del Partido Liberal, fuerza política que lo respalda. Las órdenes fueron emitidas por el Supremo Tribunal Federal (STF), en el marco de un proceso que investiga un presunto intento de golpe de Estado para impedir la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva en enero de 2023.

Aunque el comunicado oficial no menciona directamente a Bolsonaro, su equipo de prensa confirmó los operativos, que se suman a una serie de medidas judiciales que, según la oposición brasileña, evidencian una persecución política orquestada desde los sectores más altos del poder judicial.

Por otro lado, se confirmó hoy que la Corte Suprema de Brasil dictó nuevas medidas cautelares contra Bolsonaro, entre ellas el uso de tobillera electrónica y la prohibición de acceder a sus redes sociales, informaron medios locales.

El máximo tribunal de justicia brasileño también le prohibió acercarse a embajadas, comunicarse con diplomáticos extranjeros, así como con otros investigados o procesados en el caso por «golpismo».

Trump interviene: “Una cacería de brujas”

Desde Estados Unidos, el presidente Donald Trump salió en defensa de su antiguo aliado. A través de una carta enviada a Bolsonaro, Trump expresó su preocupación por la situación de las libertades civiles en Brasil y advirtió que seguirá el caso «muy de cerca». En sus declaraciones, calificó el proceso judicial como una “cacería de brujas” y pidió que se detenga el avance de la causa legal contra el exmandatario brasileño.

Además, envió recientemente una carta, expresando preocupación por la situación.

Traducción de la carta

Honorable
Jair Messias Bolsonaro
38.º Presidente de la República Federativa de Brasil
Brasilia

Estimado Sr. Bolsonaro:

He visto el terrible trato que está recibiendo a manos de un sistema injusto que se ha vuelto en su contra. ¡Este juicio debería terminar de inmediato! No me sorprende verlo liderando las encuestas; usted fue un líder muy respetado y fuerte que sirvió bien a su país.

Comparto su compromiso de escuchar la voz del pueblo y estoy muy preocupado por los ataques a la libertad de expresión —tanto en Brasil como en Estados Unidos— que provienen del gobierno actual. He expresado firmemente mi desaprobación tanto públicamente como a través de nuestra política arancelaria.

Es mi sincera esperanza que el gobierno de Brasil cambie de rumbo, deje de atacar a los opositores políticos y ponga fin a su ridículo régimen de censura. Estaré observando atentamente.

Sinceramente,

(Firma de Donald J. Trump)

La intervención de Trump tiene un fuerte componente simbólico y político: refuerza la denuncia de sectores conservadores que acusan al gobierno de Lula y al STF de utilizar la Justicia como herramienta de represión contra la oposición.

Denuncias de autoritarismo y apoyo internacional

Las palabras de Trump coinciden con las denuncias que viene realizando el entorno de Bolsonaro, entre ellos su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro. En una entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson, Eduardo aseguró que Brasil ha dejado de ser una democracia funcional. “Ya no es un país libre. Después del 8 de enero, usarán cualquier excusa para arrestar a quienes no piensan como ellos”, declaró, en alusión a las protestas masivas en Brasilia que terminaron en disturbios y fueron utilizadas —según sus palabras— para justificar una ola de detenciones y censura.

Eduardo Bolsonaro también señaló directamente al juez Alexandre de Moraes, a quien acusó de liderar una ofensiva contra voces conservadoras. “No todo el Supremo, pero hay un juez llamado Alexandre de Moraes que actúa como un enemigo de la libertad”, afirmó.

Ante la falta de garantías dentro del sistema judicial brasileño, los aliados de Bolsonaro han comenzado a buscar respaldo fuera del país, especialmente en el Congreso de los Estados Unidos, donde varios legisladores republicanos han manifestado su preocupación por la deriva autoritaria del gobierno brasileño.

La batalla por el futuro político

Aunque Jair Bolsonaro ha sido inhabilitado hasta 2030 para ocupar cargos públicos, insiste en que volverá a competir en las urnas si las condiciones se lo permiten. “Soy el único capaz de derrotar a Lula”, ha dicho en reiteradas ocasiones. Por su parte, Lula —quien a sus 79 años no descarta una nueva candidatura— sigue representando al sector de la izquierda tradicional, mientras la derecha busca reorganizarse en torno a figuras como Bolsonaro.

En medio de este clima de polarización, la figura del expresidente continúa generando adhesión popular. Las encuestas revelan que mantiene una base firme de seguidores, lo que complica aún más el panorama para un gobierno que enfrenta críticas por su gestión económica y por su cercanía con regímenes autoritarios como el de China.

Una crisis institucional en ascenso

El respaldo explícito de Trump y el creciente interés internacional por la situación política brasileña auguran una escalada en la disputa entre el bolsonarismo y las instituciones controladas por el oficialismo. La percepción de que se está criminalizando a la oposición podría terminar afectando la imagen democrática de Brasil en el escenario global.

A medida que se acercan las elecciones municipales de 2026 y el país comienza a perfilar su rumbo para los próximos años, la lucha por el poder no solo se libra en las urnas, sino también en los tribunales. Y para muchos, lo que está en juego no es solo el futuro de Bolsonaro, sino el destino mismo de la democracia brasileña.

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