Traducido de Natural News por TierraPura
En un cambio radical, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha reconocido oficialmente la existencia de programas de geoingeniería respaldados por el gobierno, confirmando lo que escépticos y ciudadanos preocupados han señalado durante décadas.
El jueves 16 de julio, el administrador de la EPA, Lee Zeldin, anunció una nueva iniciativa de transparencia. La agencia publicó recursos detallados sobre geoingeniería y estelas químicas, admitiendo los peligros potenciales de estos programas. Esta admisión marca un giro sorprendente tras años de negación oficial y burlas hacia quienes cuestionaban los patrones inusuales en los cielos.
Durante años, los estadounidenses que señalaban las estelas blancas persistentes en la atmósfera fueron tachados de conspiracionistas. Ahora, la EPA reconoce que la geoingeniería, específicamente la modificación de la radiación solar (SRM), no solo es real, sino que conlleva serios riesgos ambientales y de salud.
La nueva página web de la agencia explica que la SRM implica inyectar partículas reflectantes, como dióxido de azufre, en la atmósfera superior para enfriar el planeta al reflejar la luz solar hacia el espacio. Aunque se presenta como una posible solución climática, la EPA advierte que estos programas podrían dañar la capa de ozono, alterar patrones climáticos, perjudicar cultivos y provocar lluvia ácida.
Las nanopartículas de aluminio afectan el cerebroLa revelación más alarmante es la posible conexión entre la geoingeniería y el aumento de trastornos neurológicos. El neurocirujano retirado Dr. Russell Blaylock ha advertido que las nanopartículas de aluminio, comunes en programas de pulverización atmosférica, pueden eludir las defensas naturales del cuerpo y acumularse en el tejido cerebral.
Estudios sugieren que estas partículas podrían contribuir al Alzheimer y al Parkinson, enfermedades que han pasado de 200,000 casos en 1979 a más de seis millones hoy. La admisión de la EPA plantea preguntas urgentes: ¿podrían décadas de experimentos atmosféricos encubiertos estar alimentando una crisis de salud pública?
La EPA también reconoció esfuerzos para “identificar y rastrear actores privados” involucrados en geoingeniería, lo que sugiere que estos programas abarcan más allá de agencias gubernamentales e incluyen entidades corporativas o internacionales no reveladas.
La agencia confirmó además el uso de técnicas de modificación del clima, como la siembra de nubes con yoduro de plata para inducir lluvia. Aunque esta práctica se usa abiertamente en regiones afectadas por sequías, las implicaciones de una manipulación atmosférica sin control son inquietantes.
La repentina transparencia de la EPA ha desatado un acalorado debate. Algunos, como la representante Marjorie Taylor Greene (R-GA), celebraron la medida como algo largamente esperado y anunciaron legislación para prohibir la modificación del clima.Otros, incluidos meteorólogos, descartaron las afirmaciones que vinculan la geoingeniería con fenómenos climáticos extremos como infundadas. Mientras tanto, críticos sostienen que el cambio de postura de la EPA es una distracción política de fallos más amplios en las políticas climáticas.
La admisión de la EPA obliga a un ajuste de cuentas. Si la geoingeniería ha estado en marcha durante años sin consentimiento público, ¿qué más permanece oculto? Aunque la agencia insiste en que no hay programas de SRM a gran escala activos, los escépticos sospechan que esto podría ser solo la punta del iceberg.Por ahora, la carga recae en los ciudadanos para enfrentar los riesgos, ya sea a través de estrategias de desintoxicación, filtración de aire o activismo político. Una cosa es segura: la era de la negación absoluta ha terminado, y los cielos nunca volverán a verse igual.