Una alta funcionaria de la ONU planta cara a la ideología de género y exige recuperar las protecciones para las mujeres

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Fuente: La Gaceta de la Iberosfera

Empieza a resquebrajarse el consenso ideológico impuesto por las élites globalistas en el seno de Naciones Unidas. La relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, Reem Alsalem, ha alzado la voz en defensa del sexo biológico frente a la imposición del dogma de la ideología de género, en lo que ya se considera un punto de inflexión en el debate internacional.

El pronunciamiento tuvo lugar el pasado 24 de junio, durante la presentación oficial de su informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, reunido en Ginebra en el marco de su 59ª sesión. En ese contexto, Alsalem pidió a los Estados que dejen de diluir las categorías legales y biológicas de “mujeres” y “niñas” con lenguaje neutro y definiciones ideológicas. “No se puede proteger lo que no se puede definir”, sentenció. La relatora denunció que potencias y agencias de la propia ONU han intentado silenciarla y desacreditar su trabajo.

Según recoge la organización profamilia C-FAM, el informe supone el mayor desafío institucional al dogma de género desde su entrada en los documentos oficiales de la ONU. En él, Alsalem denuncia que este enfoque ha servido para borrar a las mujeres en leyes, políticas y estadísticas, al sustituirlas por términos absurdos como “personas gestantes” o “personas menstruantes”.

“La eliminación del lenguaje específico del sexo es degradante y regresiva. Constituye una de las formas más insidiosas de violencia contra mujeres y niñas”, advirtió.

Alsalem recordó que el derecho internacional protege a las mujeres por su sexo, no por autoidentificaciones subjetivas, y defendió la necesidad de mantener espacios seguros exclusivos para mujeres. Alertó de que la ideología de género ha distorsionado incluso las políticas contra la violencia, sustituyendo el marco legal basado en el sexo por una noción de “violencia de género” que no figura en ningún tratado vinculante.

Las críticas no tardaron en llegar desde los países que lideran la imposición ideológica. Alemania, Canadá, Países Bajos y Colombia (en nombre de 37 países) arremetieron contra Alsalem y calificaron sus planteamientos de “regresivos”. Las agencias de la ONU, alineadas con la agenda woke, también cerraron filas contra ella.

Frente al coro de reproches progresistasAlsalem recibió el respaldo explícito de la Santa Sede y de países como Kuwait, Sudán, Burkina Faso y Côte d’Ivoire, que valoraron su defensa del sentido común y del respeto a la verdad biológica.

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