Fuente: Panampost

El régimen chino señaló que la cúpula política se opone “a cualquier acción que infrinja la soberanía, la seguridad o la integridad territorial de Irán”, mientras por otro lado se ofrece para “desempeñar un papel constructivo para ayudar a aliviar la situación”. Pero lo cierto es que Pekín y Teherán tienen un tratado por 400.000 millones de dólares con vigencia de 25 años.

El ataque de Israel a objetivos nucleares y altos mandos militares iraníes divide al mundo en dos por estas horas: quienes rechazan los bombardeos de Jerusalén, calificándolos como “actos repudiables” (frase mencionada por la dictadura cubana); y aquellos que defienden la acción militar preventiva que busca frenar el programa nuclear del régimen islámico.

China pretende ponerse en el medio. El régimen comunista liderado por Xi Jinping expresó su “profunda preocupación” por las consecuencias del ataque aéreo lanzado por Israel. “China sigue de cerca los ataques de Israel contra Irán y está profundamente preocupada por las posibles consecuencias graves de estas acciones”, declaró puntualmente el portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian.

El vocero del comunismo chino señaló que la cúpula política se opone “a cualquier acción que infrinja la soberanía, la seguridad o la integridad territorial de Irán”. Por ende, cabe preguntarse, ¿se trata de una preocupación genuina sobre la estabilidad regional o es una indirecta de Pekín enviada a Israel y sus aliados occidentales? La respuesta podría inclinarse a la segunda opción por los nexos del gigante asiático con la nación islámica.

La verdad detrás de la diplomacia china: el petróleo iraní
China tiene un tratado con Irán por 400.000 millones de dólares con vigencia de 25 años. Ambos países, con sanciones estadounidenses, lo firmaron en el año 2021 para incorporar al régimen del ayatola Ali Jameneí a la conocida Ruta de la Seda. Así, garantizan las inversiones chinas en sectores iraníes como infraestructura y energía, a cambio de petróleo y gas iraní a Pekín.

En otras palabras, una mano lava a la otra en esta relación que, observada desde un lente más amplio, permite ver que además de las alianzas con Irán, China también juega en la misma cancha de Rusia y Corea del Norte, tal como han evidenciado otros conflictos actuales, como la invasión de Vladímir Putin a Ucrania. Este bloque, como era de esperarse, respalda a Teherán frente a Estados Unidos, Israel y otros aliados occidentales.

Volviendo a las declaraciones del portavoz del Ministerio de Exteriores chino, este dijo que su país “está listo para desempeñar un papel constructivo para ayudar a aliviar la situación”. Pero los mencionados nexos permiten desmentir esa afirmación. En realidad, a Pekín le conviene que el régimen iraní se mantenga vigente, sea por acuerdos geopolíticos o petroleros.

Hace un mes las compras de crudo iraní hicieron merecedora de sanciones estadounidenses a la refinería china Hebei Xinhai Chemical Group y a tres operadores de terminales portuarias en la provincia de Shandong. Estas estaban adquiriendo petróleo –y por ende, generando ingresos al régimen islámico– en medio de las conversaciones entre EEUU e Irán para detener su programa nuclear. El medio estadounidense Axios estima que China actualmente compra la mayor parte de los aproximadamente 1,6 millones de barriles diarios de crudo que produce Irán.

Corea del Norte lanza nueva amenaza

Como si las relaciones internacionales no estuvieran lo suficientemente tensas, Corea del Norte anunció que reparó un buque destructor multipropósito de 5000 toneladas, que fue inaugurado en mayo pero falló y quedó parcialmente sumergido.

Luego de ordenar investigaciones y detenciones contra quienes ayudaron en la construcción, el dictador Kim Jong-un dijo que “nada puede bloquear el impulso de su país para reforzar su poder de combate naval frente a las hostilidades lideradas por Estados Unidos”.

Pero es la nación norcoreana la que suma hostilidades en esta oleada de contraataques iraníes en respuesta a la operación de inteligencia israelí. Mientras tanto, el asesor de seguridad nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, afirma que si bien su Ejército dañó el programa nuclear de Teherán, la única forma de detenerlo definitivamente es por medio de un acuerdo con el régimen iraní, que solo el presidente de EEUU, Donald Trump, puede lograr.

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