Fuente: Minghui.org

¿Existen los budas? ¿Es cierto que el mal se castiga y el bien es recompensado? Mucha gente tiene dudas sobre estas preguntas. Cuatro eventos significativos destinados a destruir la religión del budismo se registraron en las Veinticuatro Historias (un conjunto de libros que detallan la historia de varias dinastías en China desde el 91 a. C. hasta 1644).

El término “Tres Wu y un Zong” se refiere al emperador Taiwu de Wei del Norte, al emperador Wu de Zhou del Norte, al emperador Wuzong de Tang y al emperador Shizong de Zhou Posterior. Cada uno de estos emperadores calumnió las enseñanzas budistas y difamó al Buda, sufriendo como consecuencia retribución de yeli (kármica).

El primer ataque significativo ocurrió durante el reinado de Tuoba Tao, emperador Taiwu de la dinastía Wei del Norte. Fue el tercer emperador de la dinastía y gobernó desde diciembre del 423 hasta marzo del 452.

Según el Libro de Wei , tanto el abuelo como el padre de Tuoba Tao eran budistas devotos, lo que fomentó en él una actitud positiva hacia el budismo durante su infancia. Sin embargo, después de ascender al trono, su actitud cambió gradualmente, en gran parte debido a la influencia de Cui Hao, su confiable primer ministro de Wei del Norte, quien era astuto, capaz y un gran conocedor del “Xuanxiang Yin-Yang” (el misterioso fenómeno del Yin y el Yang).

Cui Hao albergaba un fuerte resentimiento hacia el budismo, pues creía que el gran número de monjes debilitaba el potencial de la gente y que la fundición de estatuas de Buda y la construcción de templos desperdiciaban los recursos nacionales.

En la primavera del 446, estalló una rebelión, y el emperador Taiwu dirigió personalmente una campaña para sofocarla. Tras llegar a Chang’an, se descubrieron armas en templos budistas, lo que le hizo creer que los monjes estaban conspirando con los rebeldes.

Cui Hao entonces advirtió al emperador que los templos albergaban problemas ocultos y debían ser eliminados. Poco después, Tuoba Tao ordenó la destrucción de templos y estatuas de Buda, y que los monjes fueran ejecutados.

Reconociendo la gravedad y el alcance de tal destrucción, algunos funcionarios hablaron con Cui Hao, pues su opinión influyó significativamente en el emperador. Uno de ellos fue Kou Qianzhi, un respetado reformador taoísta, también muy estimado por Tuoba Tao. Cui Hao fue su antiguo alumno.

Kou Qianzhi se esforzó por persuadir a Cui Hao de no seguir la orden de Tuoba Tao, pero Cui Hao se negó a escuchar. Kou Qianzhi le advirtió: «Ahora te enfrentarás a una muerte prematura y traerás la destrucción a tus clanes familiares».

La esposa de Cui Hao respetaba las escrituras budistas y las recitaba con frecuencia, lo que enfureció a Cui Hao. Por ello, quemó las escrituras y arrojó las cenizas a la letrina.

Los primos de Cui Hao, el gobernador de Jizhou, Cui Ze, y el gobernador de Xingyang, Cui Mo, también creían y respetaban el budismo. Aun así, Cui Hao se burló de ellos, diciendo: “¡Así que inclinan la cabeza y se arrodillan ante ese dios bárbaro!”. Aunque Cui Ze y Cui Mo compartieron con él las maravillas del budismo, Cui Hao se negó a escuchar.

Se mantuvo arrogante y despótico. Algunos funcionarios, hábiles en la adulación, sugirieron erigir en su honor tablillas de piedra grabadas con la historia y los honores de la dinastía Wei. Cui Hao aceptó con gusto y desempeñó un papel importante en el proyecto. Sin embargo, las tablillas contenían representaciones poco favorecedoras de algunos líderes del pasado, algo que Tuoba Tao desaprobaba. Inició una investigación contra Cui Hao y lo halló culpable de corrupción.

En el año 450, Tuoba Tao ordenó la ejecución de todo el clan familiar de Cui Hao, perdonando únicamente a las familias de Cui Ze y Cui Mo, a quienes Cui Hao había menospreciado y ridiculizado por su creencia en el budismo. La advertencia de Kou Qianzhi sobre la “destrucción de toda la familia de Cui” se hizo realidad.

La historia muestra que cuando Cui Hao fue metido en un carro enjaulado y abandonado fuera de la entonces capital, Chengping, los soldados que lo custodiaban orinaron sobre su cabeza frente a una multitud de espectadores.

Está registrado en el Libro de Wei : «Desde la caída en desgracia de los altos ministros, nadie había sufrido tanta humillación como Hao. El pueblo lo interpretó como una señal de castigo». Cui Hao intentó suprimir el budismo y sufrió retribución por sus acciones.

Durante los años de persecución al budismo de la dinastía Wei del Norte, Tuoba Tao casi perdió la vida cuando un biombo le cayó encima durante una fuerte tormenta. Algunos lo interpretaron como una advertencia celestial. Sin embargo, él no lo tomó en serio y lo consideró un accidente.

A la edad de 45 años, Tuoba Tao fue asesinado por su eunuco, Zong Ai, en la primavera del 452. Más tarde ese año, el emperador Wencheng restauró completamente el budismo en Wei del Norte.

El siguiente ataque al budismo ocurrió cuando el emperador Wu de Zhou del Norte (nombre personal Yuwen Yong) prohibió tanto el budismo como el taoísmo en el año 574. Cayó enfermo y murió repentinamente en el 578 a la edad de 36 años. Su hijo pequeño también falleció, y no mucho después, la dinastía Zhou del Norte se desmoronó.

Aunque el emperador Wuzong de Tang (Li Yan) era un devoto taoísta, es famoso por su persecución al budismo y otras religiones, que alcanzó su punto álgido en el año 845. Destruyó miles de templos y santuarios budistas y expulsó a un gran número de monjes y monjas de los monasterios. Murió al año siguiente a los 33 años, sin dejar descendencia.

El emperador Shizong de Zhou Posterior (Chai Rong) ordenó suprimir el budismo en el 955, con el pretexto de fortalecer las finanzas del estado y consolidar la autoridad central. Cerró decenas de miles de templos, fundió estatuas y convirtió el metal en monedas, y obligó a más de 60.000 monjes y monjas a regresar a la vida secular. Se dice que el emperador Shizong destrozó una estatua de Buda con un martillo. Enfermó y murió a los 39 años.

De hecho, durante los ataques al budismo, personas de diversos niveles y posiciones intentaron persuadir a las autoridades para que abandonaran la persecución, pero estas se negaron a escuchar. Los gobernantes eran arrogantes y creían que, con el poder en sus manos, podían hacer lo que quisieran, incluso hasta el punto de perseguir las enseñanzas y los principios budistas.

Los sabios mantuvieron la mente lúcida, mientras que los necios se perdieron en el laberinto. Debemos aprender de las lecciones del pasado.

Sin embargo, a finales del siglo XX, el líder del Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó una cruel persecución contra la práctica de la escuela budista llamada Falun Dafa (también conocida como Falun Gong). Decenas de millones de practicantes inocentes han sido sometidos a arrestos y encarcelamientos ilegales. Han sufrido crueles torturas, trabajos forzados, lavado de cerebro coercitivo y arresto domiciliario. Un gran número de practicantes también perdieron la vida en la sustracción forzada de órganos a personas vivas, avalada por el gobierno. La persecución continúa sin cesar.

Independientemente de lo que las personas crean que pueden hacer sin sufrir, la ley del yeli (kármica) de causa y efecto (el bien y el mal siempre reciben lo que les corresponde) nunca cambia.

Han ocurrido muchos casos de retribución contra aquellos que participaron, activa o pasivamente, en la persecución a Falun Dafa. Minghui.org publicó un informe en febrero de 2019: «Según se informa, más de 20.000 personas sufrieron retribución durante 19 años de persecución a Falun Dafa». Según estadísticas incompletas, entre 1999 y 2019, 20.784 personas sufrieron retribución, incluyendo a 4.149 familiares de los represores.

Hemos visto a algunos de ellos caer durante las campañas anticorrupción, a otros morir por enfermedades, a otros desarrollar depresión severa y otros verse involucrados en accidentes de tráfico, entre otras retribuciones. Sin embargo, aún les espera el castigo en el infierno, porque el Fa de Buda es compasivo y solemne.

A lo largo de los años, los practicantes de Falun Dafa en China y en el extranjero han dedicado considerable tiempo y esfuerzo a esclarecer la verdad y a desaconsejar la participación en la persecución. Numerosas personas que trabajan en el sistema de justicia chino y en las fuerzas policiales han conocido la verdad, han ajustado sus acciones y, por lo tanto, han dejado una salida para sí mismos y sus familias.

Sin embargo, a través de Chen Yixin (el actual Ministro de Seguridad de Estado de China) y sus seguidores, el malvado PCCh y su líder (Xi Jinping) han creado “Ramas de la Campaña Anti-Falun Dafa” en los últimos años, para difundir sus políticas de persecución hacia Falun Dafa fuera de China, especialmente en América del Norte.

Los líderes del PCCh se esfuerzan por derrotar a Falun Dafa, superar a Estados Unidos y dominar el mundo, creyendo que pueden actuar con impunidad y que nadie puede detenerlos. Sin embargo, la realidad y las lecciones de la historia presentan una narrativa diferente. Lo divino siempre está por encima de la humanidad, por muy engañosos, presuntuosos y arrogantes que sean el malvado PCCh y sus seguidores.

El famoso escritor alemán Goethe dijo una vez: “No es difícil percibir las ambiciones equivocadas de los demás; lo difícil es reconocer las propias, y eso requiere una gran claridad mental”.

Cui Hao, de la dinastía Wei del Norte, lloró de dolor al ser humillado mientras estaba atrapado en una carreta enjaulado antes de su ejecución, pero no hay escapatoria a las leyes del Cielo. Cada persona debe asumir la responsabilidad de sus actos, pues cada uno elige su propio camino.

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