
Fuente: Voz Media
En Estados Unidos y Canadá, muchas universidades han sido criticadas por implementar un sinnúmero de políticas DEI que limitan el debate abierto y promueven una ortodoxia ideológica marxista.
En términos de ideologías de izquierda, es Francia quien conquistó a los Estados Unidos. Durante los años 60 y 70, en los campus de las universidades americanas, los nombres de los filósofos y de los intelectuales franceses eran citados por profesores, estudiantes, pero también por los medios de comunicación y por los políticos.
Michel Foucault, Gilles Deleuze, Jacques Derrida, Louis Althousser, Jacques Lacan y Pierre Bourdieu, entre otros, fueron pensadores que durante esa época formaban parte de una izquierda cultural reconocida por la élite estadounidense y fueron ellos mismos quienes le dieron forma a la moda de lo “políticamente correcto“, afirma el filósofo francés Fabien Bizet.
En Estados Unidos, el conjunto de estas ideas filosóficas, literarias, sociales y posmodernas, vehiculadas por estos individuos, se conoce como la French Theory (Teoría Francesa) y su difusión en EEUU se debe mucho a la revista Semiotext(e), fundada en 1974, en la Universidad de Columbia.
A pesar de sus diferencias, el vínculo que unía a estos agentes de la contracultura era la idea de que el tiempo de la modernidad ya había pasado y que había que atacar de manera radical las estructuras constitutivas de Occidente: el capitalismo, la razón instrumental, el humanismo republicano, la democracia parlamentaria, la historia y la cultura europea.
Lo que estos académicos reprochaban a sus antepasados era de haber sido los agentes y colaboradores de un sistema representado por el Estado y la burguesía.
La French Theory, una deconstrucción de los valores occidentales
El filósofo francoargelino Jacques Derrida trabajó durante muchos años en universidades estadounidenses. Al principio, fue profesor invitado en instituciones como Johns Hopkins University, NYU, UC Berkeley y Yale. En 1987, se unió a la facultad de la Universidad de California, teniendo gran influencia en los departamentos de literatura y filosofía.
En 1972, Derrida desarrolló el concepto de Falogocentrismo, un término filosófico que hace referencia a la centralidad del falo y del logos en el pensamiento occidental y en la sociedad en general.

Este término fue utilizado para criticar cómo Occidente privilegiaba lo masculino en la producción del conocimiento y del lenguaje. Una idea que ha sido mal utilizada en estudios de género y teoría feminista en las universidades de EEUU, erigiéndose como postura radical dentro de un nuevo feminismo hostil que no admite el diálogo.
Asimismo, el concepto de Derrida se utilizó como una herramienta filosófica para pensar el rol del hombre europeo, quien, según consideraba la French Theory, utiliza la razón para definirse a sí mismo como el centro de todos los procesos históricos.
De esta manera, neologismos como el falogocentrismo fueron usados en las universidades estadounidenses como pretexto para reproducir ideologías de izquierda, mientras que se denunciaba la dominación europea sobre los pueblos del mundo, la opresión de las mujeres y la marginación de las minorías. Se llegó inclusive a rechazar el concepto mismo de Naturaleza, percibido como fascista por algunos de estos académicos.
Las raíces del marxismo cultural en los campus estadounidenses
Por su parte, el filósofo comunista Louis Althusser y el sociólogo Pierre Bourdieu se dedicaron a reinterpretar el pensamiento de Marx con el propósito de socavar las bases de la religión y de la educación republicana.
Althusser reinterpretó el marxismo de manera científica y desde una perspectiva estructuralista, alejándose de la visión ideológica de Marx.
En su ensayo Ideology and Ideological State Apparatuses (“Ideología y aparatos ideológicos del Estado”), publicado en1970, el filósofo francés argumenta que instituciones como las escuelas, las iglesias y los medios de comunicación moldean las creencias de los individuos, preservando así el poder de la clase dominante.
Las ideas de Althusser fueron introducidas en EEUU por intelectuales como Terry Eagleton y Fredric Jameson.
Asimismo, las universidades estadounidenses adaptaron su enfoque estructuralista y su concepto de “aparatos ideológicos del Estado” a las ciencias sociales.

Por su parte, Pierre Bourdieu se enfocó en el materialismo relacional, una visión que combina elementos del marxismo con el estructuralismo y la sociología crítica.
Para el sociólogo francés, los comportamientos y percepciones de los individuos están moldeados por su entorno social, lo que conduce a hábitos que influyen en sus acciones. Asimismo, Bourdieu estudió cómo los distintos ámbitos sociales -como la educación, la política y el arte – funcionan con sus propias reglas y dinámicas de poder.
El sociólogo francés también buscó exponer la dinámica de las estructuras de poder en las instituciones educativas y la reproducción de las élites en universidades prestigiosas.
La influencia de Bourdieu es grande en las universidades estadounidenses. Sus conceptos como capital cultural y habitus siguen siendo estudiados en universidades como Harvard, Columbia University y UC Berkeley.
Michel Foucault, una crítica de los sistemas de poder
Por su parte, Michel Foucault cuestionó estructuras como la psiquiatría, el sistema penitenciario, los sistemas de disciplina y castigo, y cómo el poder influye en la construcción de la identidad sexual.
Foucault visitó varias veces UC Berkeley, donde impartió conferencias sobre poder y biopolítica, entre 1981 y 1983.
Inspirado en Nietzsche, el filósofo francés utilizó el concepto de Genealogía para estudiar el origen de las estructuras de poder.
Asimismo, su concepto de Biopolítica exploró cómo el Estado regula la vida de los ciudadanos a través de políticas de educación y salud, ejerciendo un control social sobre los individuos.
Unos pensadores no tan marginales
Estos académicos buscaban deconstruir los valores de Occidente y todas las formas de pensamiento dominante heredados de la época clásica.
Para lograr su objetivo, era imperativo de que se reivindicaran como marginales. Sin embargo, todos enseñaban en las mejores universidades de Francia y de EEUU, perteneciendo así a la élite intelectual y política de su época.
Las ideas de la French Theory sirvieron de base para estudios de género, teoría queer y crítica de la raza en los campus estadounidenses.
Estas ideologías, llevadas a su extremo, han dado nacimiento a la dictadura de una subjetividad carente de sentido común, provocando la cancelación de reconocidos profesores universitarios e intelectuales como Jordan Peterson, Brett Weinstein y la periodista Bari Weiss, entre tantos otros.

De igual manera, estas ideologías han llegado a permear la esfera política y empresarial en EEUU, siendo el origen de las absurdas políticas DEI abanderadas por el convaleciente Partido Demócrata.
Según Fabien Bizet, “la supuesta marginación de la que presumían los integrantes de la French Theory les permitía inventar conceptos complicados e incomprensibles para el público en general”.
La voluntad sistemática por crear la complejidad, mientras utilizaban un vocabulario ‘científico’, que no hacía referencia a significaciones concretas, fue la puerta de entrada al manicomio ideológico en el que se encuentran sumidos los campus estadounidenses hoy en día.
Según la French Theory, los ‘verdaderos sabios’ tenían que tener un ‘lenguaje propio‘ que les permitiera ‘recrear la realidad‘. Para ellos, el sentido común era para los idiotas.
El caso Alan Sokal y el financiamiento del ‘sin sentido’
Para el filósofo francés Gilles Deleuze, crear conceptos era parte fundamental de la filosofía. En su obra What is Philosophy? (“¿Qué es la filosofía?”), publicada en 1991, y escrita junto a su amigo Félix Guattari, sostenía que esta disciplina no consiste en contemplar el mundo, sino en inventar nuevos conceptos que permitan pensar de otra manera.
El problema es que para pasarse la vida inventando conceptos hay que recibir financiamiento de instituciones académicas.
Para el físico y matemático estadounidense Alan Sokal, los neologismos de la French Theory no eran más que un despropósito y quiso demostrarlo en 1996 cuando envió un artículo titulado “Transgressing the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity” (“Transgredir las fronteras: Hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica”) a la publicación académica Social Text.
El artículo de Sokal estaba plagado de incongruencias y de términos científicos equivocados, pero fue aceptado y publicado, lo que demostró la falta de rigor y la pérdida de recursosfinancieros que existe dentro de algunas universidades estadounidenses.
Más tarde, en 1997, Sokal publicaría Intellectual Impostures (“Imposturas intelectuales”) en donde criticaba al psicoanalista marxista Jacques Lacan y a Gilles Deleuze por el uso inapropiado de conceptos en sus teorías.
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