Por  Joana Campos – Gateway Hispanic

Klaus Schwab, fundador y figura icónica del Foro Económico Mundial (WEF), anunció su dimisión inmediata como presidente y miembro del patronato de la organización.

A sus 88 años, Schwab pone fin a más de cinco décadas al frente del Foro de Davos, un evento que ha moldeado la agenda globalista y reunido a las élites políticas, económicas y culturales en la localidad suiza de Davos.

Su salida, en un momento de profundas transformaciones geopolíticas, despierta preguntas sobre el futuro del WEF y su influencia en un mundo cada vez más polarizado. ¿Es este el ocaso del globalismo o un movimiento calculado para adaptarse a un nuevo orden mundial?

Un Legado de Poder y Controversia

Klaus Schwab, nacido en Ravensburg, Alemania, en 1938, fundó el WEF en 1971 como el Foro Europeo de Dirección, con el objetivo inicial de introducir prácticas de gestión empresarial americanas en Europa.

En 1987, la organización evolucionó hacia el Foro Económico Mundial, ampliando su enfoque a cuestiones económicas, sociales y políticas globales.

Bajo su liderazgo, Davos se convirtió en sinónimo de poder, atrayendo a más de 3,000 líderes mundiales cada año, desde jefes de Estado hasta magnates empresariales, para debatir temas como el cambio climático, la tecnología y la desigualdad.

El WEF no solo ha sido una plataforma de diálogo, sino también un espacio para forjar “acuerdos” históricos. En 1988, Grecia y Turquía firmaron la Declaración de Davos, evitando un conflicto inminente.

En 1994, Israel y la OLP alcanzaron un borrador de acuerdo sobre Gaza y Jericó durante el evento. Sin embargo, la influencia del Foro en temas de esta índole es innegable.

Siempre fue un cónclave de élites, promoviendo un globalismo que favorece a corporaciones multinacionales mientras ignora a las clases trabajadoras.

https://twitter.com/Bubblebathgirl/status/1914301192261284044
Klaus Schwab, presidente y miembro de la junta directiva del Foro Económico Mundial, anunció su renuncia el lunes. Schwab fundó el WEF hace casi 55 años, una organización globalista que predicaba: «No serás dueño de nada. Y serás feliz». Buen adiós a Schwab. Tanto él como el WEF son pura maldad.

El término “Hombre de Davos” surgió para describir a esta élite cosmopolita, acusada de priorizar el libre comercio y la desregulación sobre la soberanía nacional.

La Dimisión Inesperada

Aunque Schwab había anunciado en mayo de 2024 su intención de dejar la presidencia ejecutiva en enero de 2025, su renuncia inmediata sorprendió a muchos.

En un comunicadov, expresó: “Al cumplir 88 años, he decidido dimitir como presidente y miembro del consejo del patronato, con efecto inmediato”. El Consejo de Administración del WEF aceptó su dimisión en una sesión extraordinaria el 20 de abril, nombrando a Peter Brabeck-Letmathe, exdirector de Nestlé y hasta entonces vicepresidente del Foro, como presidente interino.

Børge Brende, director ejecutivo, permanecerá en su cargo mientras se busca un líder definitivo.

La organización afirmó que la salida de Schwab responde a una transición planificada hacia una gobernanza más institucional, alejándose del modelo centrado en su fundador.

El Foro de Davos y su Visión Globalista

El WEF ha sido un defensor del “Gran Reinicio”, un concepto impulsado por Schwab en 2020 tras la pandemia, que aboga por una reestructuración del orden mundial hacia un sistema más sostenible y equitativo.

Este proyecto, detallado en su libro El Gran Reinicio, ha sido alabado por algunos como una visión progresista, pero realmente es un plan elitista para imponer un socialismo global.

Schwab también ha elogiado públicamente el modelo chino, afirmando en 2022 que es “un modelo a seguir para muchos países”, es aquí donde reafirmó su amor por el régimen autoritario.

El Foro ha promovido iniciativas como la Cuarta Revolución Industrial, que busca integrar tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, y el Capitalismo de Partes Interesadas, que prioriza la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad civil.

Sin embargo, estas ideas han sido cuestionadas por su falta de transparencia y por beneficiar principalmente a las corporaciones que financian el WEF, como Iberdrola, que se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU mientras impulsa la electrificación renovable.

La salida de Klaus Schwab marca el fin de una era para el Foro Económico Mundial, pero también expone las fisuras de un proyecto globalista que ha perdido el pulso de la realidad.

Durante décadas, Schwab y el WEF han promovido una agenda que, bajo el disfraz de sostenibilidad y cooperación, ha priorizado los intereses de corporaciones multinacionales y élites cosmopolitas, dejando atrás a las naciones y sus ciudadanos.

Su alabanza al modelo chino y la imposición del “Gran Reinicio” no solo han alimentado desconfianzas, sino que han revelado una visión autoritaria y desconectada, obsesionada con moldear el mundo a imagen de Davos.

La dimisión de Schwab no redime al WEF; más bien, subraya su incapacidad para adaptarse a un mundo que ya no tolera sus recetas impuestas desde cumbres exclusivas.

El futuro del Foro dependerá de si puede abandonar su arrogancia globalista, pero su historial sugiere que seguirá siendo un club de privilegiados, cada vez más irrelevante en un planeta que reclama autenticidad y libertad.

«El Mundo no será destruido por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que los observan sin hacer nada para detenerlos». De Donald Trump Truth Social 20/04/25 15:53

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