
Fuente: Informe Orwell
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha marcado una clara línea en la política exterior de su gobierno al mantener y fortalecer relaciones con los regímenes dictatoriales de Venezuela y Cuba, mientras se niega a restablecer lazos diplomáticos con Ecuador, liderado por el presidente Daniel Noboa, cuyo reciente triunfo electoral ha calificado como “dudoso”. Esta postura, expresada en su conferencia matutina del pasado miércoles, refleja una decisión estratégica que privilegia alianzas con gobiernos autoritarios de la región por encima de una reconciliación con un país cuya elección democrática ha sido avalada por organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE).
El rechazo a Ecuador y la sombra del asalto a la embajada
El rompimiento de relaciones con Ecuador se remonta a abril de 2024, cuando fuerzas policiales ecuatorianas irrumpieron en la Embajada de México en Quito para detener a Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador acusado de corrupción. Este acto, considerado por México como una violación flagrante de su soberanía, llevó a la suspensión indefinida de los lazos diplomáticos. Sheinbaum, quien inicialmente expresó esperanzas de restablecer relaciones si Ecuador elegía a una presidenta afín a sus ideales, ha endurecido su postura tras la reelección de Noboa el pasado domingo, en la que obtuvo el 55,6% de los votos frente al 44,4% de la candidata correísta Luisa González.
La presidenta mexicana ha cuestionado la legitimidad de los comicios ecuatorianos, alineándose con figuras como el presidente colombiano Gustavo Petro, quien también se ha negado a reconocer los resultados. Sheinbaum citó supuestas irregularidades, como la falta de una licencia para que Noboa dejara temporalmente su cargo durante la campaña, y señaló que “la OEA dice que sí ganó Noboa, pero no fue justa la contienda”. Sin embargo, estas afirmaciones contrastan con los informes de las misiones de observación de la OEA y la UE, que han validado los resultados electorales.
“No vamos a seguir teniendo relaciones con Ecuador mientras Noboa ejerza el cargo de presidente, porque él fue el responsable de la invasión a nuestra embajada”, afirmó Sheinbaum, subrayando que la detención de Glas, quien se encontraba bajo asilo en la sede diplomática mexicana, sigue siendo un obstáculo insalvable.
Fortalecimiento de lazos con Venezuela y Cuba
Paralelamente, el gobierno de Sheinbaum ha intensificado sus relaciones con Venezuela y Cuba, dos regímenes ampliamente criticados por su falta de libertades democráticas y violaciones a los derechos humanos. México ha mantenido una postura de supuesta «no intervención en los asuntos internos de ambos países», mientras sí interfiere en los asuntos ecuatorianos.
Con Cuba, la relación es sólida. México ha incrementado su apoyo a través de acuerdos energéticos, como el envío de petróleo a la isla, y ha respaldado a La Habana en foros internacionales frente a las críticas por su historial de represión política. Sheinbaum ha elogiado el “modelo de resistencia” cubano y ha abogado por una mayor integración económica con el país caribeño, en un momento en que la isla enfrenta una de sus peores crisis económicas en décadas.
Una política exterior polarizante
La decisión de Sheinbaum de priorizar relaciones con Venezuela y Cuba mientras se distancia de Ecuador ha generado un intenso debate en México y la región. Analistas advierten que esta postura podría alejar a México de aliados democráticos en América Latina y complicar su posición en organismos multilaterales como la OEA, donde la mayoría de los países han reconocido la victoria de Noboa. Además, la insistencia en calificar las elecciones ecuatorianas como fraudulentas, sin pruebas contundentes, ha sido vista como una contradicción con el principio de no intervención que México históricamente ha defendido.
Envía tu comentario
Últimas
