Por Gabriela MorenoPanampost

China no verá ni la luna, ni las estrellas ni ninguna galaxia o planeta desde Chile, como supuestamente planeó con la construcción de una observatorio astronómico en el cerro Ventarrones, ubicado en la región de Antofagasta, al norte del país austral.  Las sospechas de Estados Unidos de otros intereses geoestratégicos del régimen de Xi Jinping llevaron al gobierno de Gabriel Boric a cancelar el proyecto de 80 millones de dólares suscrito entre la Universidad Católica del Norte y el Centro Astronómico para Sudamérica de la Academia China de Ciencias (CASSACA, por sus siglas en inglés), también conocido como Centro Conjunto China-Chile para Astronomía (CCJCA).

Según un reporte de ExAnte, la exembajadora de Estados Unidos en Santiago, Bernardette Meehan, manifestó a La Moneda la preocupación de la Casa Blanca por el acuerdo antes de despedirse de la sede diplomática tras el arribo de Donald Trump a la presidencia. La diplomática advirtió sobre el posible “uso dual” del observatorio, el cual se pactó en enero de 2023 con la Academia de Ciencias de China para el levantamiento de una edificación con telescopios de hasta 12 metros.

Aunque China sostiene que su intención es rastrear estrellas, desde estos observatorios también es posible monitorear satélites, recopilar inteligencia y apoyar operaciones espaciales militares.

Cancillería bajo presión 

Frente a ello, la Cancillería chilena comenzó la revisión interna de las cláusulas de los convenios firmados por universidades chilenas en aspectos estratégicos para Chile mediante su Dirección Jurídica, dependencia de la cual ya emanó un decretó que establece la necesidad de solicitar autorización antes de las firmas de acuerdos internacionales.

De hecho, sentenció que sin el cumplimiento de este paso y sin el consentimiento o validación oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores ningún acuerdo será efectivo. “Altas fuentes de gobierno señalan que las razones de la administración Biden parecieron atendibles para el gobierno de Boric, por lo que, conocido el análisis de la Dirección Jurídica, de inmediato se decidió poner fin al acuerdo con el centro chino”, divulga el medio.

EEUU más enterado que Chile

El entonces mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió a Boric que el proyecto astronómico de China en Chile estaba lejos de fines académicos, como se anunció públicamente, al ser una infraestructura capaz de seguir satélites en órbita, lo que podría tener implicancias en el ámbito estratégico y de defensa.

La alerta de la diplomática sorprendió al ministerio de Relaciones Exteriores, que desconocía el acuerdo de la U. Católica del Norte, a pesar del largo historial que arrastra la iniciativa desde 2016, luego del Memorándum de Entendimiento con la Universidad Católica del Norte (UCN).

La toma de posesión del republicano Donald Trump obligó a decidir al Ejecutivo, pero hay contradicciones en las versiones internas de las instituciones chilenas sobre este proyecto. Fuentes cercanas al exrector de la Universidad Católica del Norte, Rodrigo Alda, quien salió del cargo hace una semana, aseguran que la casa de estudio no ha recibido objeciones al proyecto por parte de la Cancillería ni la orden de descartarlo, sino sólo solicitudes de información con respecto a este, las cuales fueron entregadas a través de canales de comunicación “fluidos y permanentes”.

China entre fracasos

La revisión o efectiva suspensión del observatorio chino en Chile representan un revés para los intereses de expansión geoestratégica del régimen de Xi Jinping, considerando que a finales de enero, el gobierno panameño de José Raúl Molino anunció que no renovará el Memorando de Entendimiento bajo el cual el país centroamericano se adhirió a la “iniciativa de la Franja y la Ruta” firmado en el año 2017 e incluso evaluará la posibilidad de anularlo antes de tiempo.

Ese tratado que implicaba proyectos de infraestructura y conectividad marítima quedó sin efecto luego de que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuestionara la influencia del gigante asiático sobre Panamá, especialmente sobre el Canal por donde transitan unos 12000 barcos al año con cargas dirigidas a más de 160 países.

Además, las autoridades de Brasil paralizaron la construcción de una nueva fábrica de vehículos eléctricos de la firma china BYD, tras descubrirse a trabajadores en condiciones similares a la “esclavitud”. Una situación parecida con la compañía asiática China Machinery Engineering Corporation (CMEC) ocurre en Uruguay, donde enfrenta una investigación penal por la misma causa, es decir, someter a las cuadrillas de trabajadores de un anillo de transmisión de 500 kilovoltios en el norte del país a condiciones extremas: sin acceso a agua potable, hacinados en dormitorios sin ventilación, con sanitarios colapsados por heces, una cocina sin basureros y abastecidos apenas con pequeñas raciones de comida.

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