Por Lara Miravent Gateway Hispanic

Increíblemente, fue necesario que la administración de Donald Trump llegara al poder para que esta verdad fuera finalmente aceptada, a pesar de que muchos Finalmente, la CIA confirma lo que muchos sabían desde el principio: el COVID vino de China

Hace 18 meses, en plena pandemia, en medio del caos global y los esfuerzos por contener el virus, varios medios conservadores y expertos comenzaron a señalar la posibilidad de que el COVID-19 no fuera un virus natural, sino que surgiera de un accidente en el laboratorio de Wuhan, donde se investigaban coronavirus.

En ese entonces, se nos acusó de fomentar teorías racistas y alarmistas. Sin embargo, hoy la CIA y otras agencias de inteligencia finalmente han llegado a la misma conclusión: el COVID-19, el virus que ha devastado economías, causado miles de muertes y alterado la vida de millones de personas, provino de un laboratorio chino.

Esta revelación no sólo marca un punto de inflexión en la narrativa oficial, sino que también expone la hipocresía de aquellos que durante años atacaron al entonces presidente Donald Trump, calificando de “racista” cualquier mención sobre el origen del virus.

A pesar de los esfuerzos por desacreditar a Trump y sus advertencias sobre las amenazas provenientes de China, ahora el mundo entero tiene que enfrentar la verdad incómoda: la pandemia que cambió nuestras vidas fue, en parte, el resultado de una falta de responsabilidad y transparencia por parte del régimen chino.

Lo que ocurrió en Wuhan no fue un incidente aislado. Esta revelación abre la puerta para un examen más profundo de otras cuestiones que, durante años, fueron minimizadas o etiquetadas como conspiraciones sin fundamento.

Si finalmente la verdad sobre el origen del COVID está siendo reconocida, ¿es posible que también se haga justicia en otros temas? ¿Qué hay sobre el escándalo de Russiagate, el escándalo de la laptop de Hunter Biden, la conspiración sobre el asesinato de JFK, o el encubrimiento de los fenómenos aéreos no identificados (UAPs)? Es hora de exigir transparencia total en todos estos temas, sin que la política partidista impida que lleguemos a la verdad.

Los conservadores siempre hemos defendido la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas. Ahora, más que nunca, es crucial que mantengamos la presión sobre aquellos que intentaron ocultar la verdad, ya sea sobre el origen del COVID-19 o sobre otros temas que siguen sin resolverse.

Es una victoria para la verdad, pero también un recordatorio de que no debemos permitir que el poder político manipule los hechos para sus propios intereses.

El COVID-19 no fue un accidente aislado ni una crisis natural; fue el resultado de una serie de decisiones que deben ser escrutadas. Y es hora de que todos, sin importar su ideología, exijan respuestas sobre lo que realmente sucedió, no solo en Wuhan, sino en otros temas cruciales de la historia reciente.

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