Fuente: Panam Post
Por Gabriela Moreno
La situación de los cubanos es sencillamente deprimente. Además de soportar los interminables apagones eléctricos, hambruna, escasez de productos, el deterioro de los hospitales y el aumento de la opresión del régimen castrista, tampoco tienen derecho a expresar con libertad su fe religiosa.
La dictadura prohíbe cualquier acción e influencia social de las entidades o congregaciones religiosas. La mayor opresión se ejerce en contra de aquellas que reclaman presencia en el espacio público y en las comunidades. Ni siquiera en las cárceles hay derecho a la capellanía por orden de la administración de Miguel Díaz-Canel. Laicos, católicos, evangélicos y hasta santeros son asediados por la policía política del régimen cubano que sólo cree en el comunismo como el único dogma.
En la isla no hay Semana Santa. Es contradictorio cuando Díaz-Canel se convirtió en junio del año pasado en el tercer mandatario cubano que pisa el Vaticano. Antes lo hicieron Fidel Castro y su hermano Raúl, quienes arribaron a la Santa Sede en 1996 y 2015, respectivamente.
Aún con la aparente “diplomacia de valores” tampoco permisos para convivencias o retiros espirituales pese a la Constitución establecer que “el Estado cubano reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa y de creencias sin discriminación alguna”. Incluso, la Carta Magna enfatiza que “las distintas creencias y religiones gozan de igual consideración”.
Tres factores de la represión
¿Por qué se desconoce el mandato? Un reporte en Cubanet de Yoaxis Marcheco, especialista en Teología y aspirante a Doctorado en Ministerio en el MidWestern Baptist Teological Seminary lo revela. Existen tres factores claves que provocaron, al menos 1.000 actos represivos contra la libertad religiosa en Cuba durante 2023:
Ateísmo oficial: la cúpula de poder castrista promueve el el ateísmo como una ideología oficial, para justificar su persecución y discriminación de practicantes de diversas religiones.
Imposición de restricciones legales: la dictadura aprobó leyes que limitan la práctica religiosa. Ello incluye vetos para la construcción de lugares de culto, así como también la censura en los medios de las creencias religiosas.
Vigilancia estatal: las autoridades cubanas mantienen un control constante sobre las comunidades religiosas, con el fin de evitar sus actividades, a través de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista Cubano, el cual opera en cada municipio de la isla.
Como China
“Todo el que intenta ser consecuente con su fe en los ámbitos sociales, políticos y económicos, es reprimido y amenazado”, señala Dagoberto Valdés Hernández, director del Centro de Estudios Convivencia.
Su testimonio coincide con el de Jorge Núñez, laico católico cubano, quien subraya que “en un país con un régimen comunista de partido único, la libertad religiosa nunca se puede respetar en sentido amplio”.
Tiene razón si se considera que en China, el régimen de Xi Jinping castiga a los grupos religiosos que percibe como una amenaza para los intereses del Estado.
En Pekín no hay compasión. Allí los monasterios, iglesias, mezquitas y templos chinos deben apoyar a los dirigentes del Partido Comunista Chino. Además están obligados a implementar el “pensamiento de Xi sobre el socialismo con características chinas”, para lograr la “sinización” de la religión, que implica, la asimilación lingüística de conceptos del idioma chino y la cultura de China, así lo resumió el último informe sobre la libertad religiosa en el mundo de Estados Unidos.
Nadie puede resistirse. De lo contrario lo espera el arresto, la tortura o el maltrato o la desaparición o adoctrinamiento forzado que impulsa Xi Jinping, al sustituir la imágenes de Jesús y la Virgen María por fotografías suyas.