Por Mamela Fiallo Flor – Gateway Hispanic

La agenda globalista en su variante feminista acaba de sufrir un duro golpe. No lograron su cometido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos: declarar el aborto como un derecho, imponerlo en la región y proclamar tortura a la negación del acceso al aborto.

Estas tres cosas fueron denegadas por parte de la CIDH. Como firmantes del Pacto de San José, que es la Declaración de Derechos Humanos de las naciones americanas, todos los países de la región respetan la vida desde la concepción. Es decir, la vida sigue siendo un derecho, la muerte no.

Para intentar lograr su cometido, organizaciones feministas llevaron adelante el Caso Beatriz versus El Salvador, donde pretendían usar un caso falso para imponer el aborto en todos los países de la región.

Pero fallaron. El Salvador es clave en esta lucha, puesto que es el país con las leyes más restrictivas respecto al aborto. No lo admite ni siquiera para salvar la vida de la mujer. Pues considera, acorde demuestra la medicina, que matar al hijo no salva la vida de la madre.

Triunfo soberanista frente a la avanzada globalista

Por eso para el lobby abortista era vital derribar esa pieza de dominó para lograr un efecto en cadena. Pero no lo lograron. Es más, fueron abogadas mujeres las que lideraron la defensa de El Salvador para defender la soberanía de la nación y al ser humano desde la concepción.

Asimismo, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha sido enérgico en su defensa de la vida desde la concepción sin excepción, a la vez de su soberanía como nación. Esto último es clave para quienes no son sensibles a la causa de la vida pero sí al intervencionismo de organismos internacionales. Pues no les bastaba a estos grupos conseguir imponer su agenda en un país sino que pretendía propagarlo.

Por medio de un amicus brief la organización Mujeres Libres y Soberanas aportó en el caso para rebatir la retórica abortista y ahora celebra que a El Salvador no se le pueda obligar a modificar sus leyes. Por ende tampoco ningún otro país por imposición de la CIDH.

Pretendían usar un caso falso para imponer una agenda

La demanda contra El Salvador fue por medio de una mentira instrumentalizada. Usaron el caso de una paciente con lupus, para quien un embarazo y parto eran de alto riesgo. Aunque la mujer murió años después del parto de su hija, quien padecía un cuadro médico que le garantizaba poco tiempo de vida, el lobby abortista pretendía acusar que su salud fue afectada porque El Salvador no permitía que ponga fin a la vida de su hija (Leilani, que nació viva) en el vientre.

Varios medios masivos cómplices a la agenda, entre ellos la BBC, alegan que el Estado salvadoreño fue sancionado en consecuencia, por haberle negado ese supuesto derecho. No obstante, esto no condice con lo pronunciado por la corte.

“Sólo se limitó a condenar al país en algunos puntos secundarios, como la recomendación de actualizar protocolos de embarazos de alto riesgo. No hay, por lo tanto, ninguna consecuencia a nivel regional”, detalló Global Center for Human Rights.

Además, aclara que la Corte reconoció la existencia y derechos de Leilani, la hija de Beatriz, quien padecía una discapacidad y había sido invisibilizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y los peticionarios. “Se genera así un auspicioso antecedente para la protección de derechos de personas por nacer con discapacidad que estaba siendo puesto en cuestión”.

Por eso y más Global Center for Human Rights ha celebrado la decisión de la corte y aclara lo que los medios masivos no solo callan sino que distorsionan. Citan, con testimonio, las palabras del vicepresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Es más, citan al vicepresidente de la CIDH: “Rodrigo Mudrovitsch, leyó la sentencia y confirmó que no hubo relación entre el fallecimiento de Beatriz en 2017 y su segundo embarazo en 2013, a diferencia de lo que decían las organizaciones abortistas”.

Es decir, la decisión de la CIDH representa un triunfo para la vida, la libertad y sobre todo la verdad. Pues no fue posible usar una mentira para imponer una agenda de muerte. Al contrario, la corte reconoció la vida de la pequeña Leilani que agrupaciones feministas pretendían convertir en derecho matar. Y la misma corte dejó en claro que su madre, Beatriz, no murió por causa de salvar la corta vida de su hija. Por ende, su caso no pudo servir para imponer que matar se vuelva un derecho en El Salvador ni en el resto de la región.

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
2 Comentarios
Más antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas