La contundente victoria electoral de Donald Trump y el nombramiento de Tom Homan como próximo máximo responsable de la frontera ha provocado que los carteles y los traficantes de personas que impulsan la inmigración ilegal hayan aumentado el precio por facilitar a los irregulares a cruzar la frontera, llegando, incluso, a duplicarlo.
Este considerable aumento en su tarifa es una decisión que proviene de las promesas de Trump para acabar con una de las grandes crisis que hereda de la Administración Biden, con Kamala Harris como máxima responsable del daño causado a la seguridad nacional y de los estadounidenses.
Los carteles y los traficantes de personas saben que Trump ha asegurado que endurecerá al máximo las políticas migratorias con iniciativas como expulsar a todos aquellos que han entrado en el país ilegalmente. Por ello, si antes los criminales cobraban, como mínimo, 5.000 dólares a cada indocumentado que quería acceder a Estados Unidos, ahora pedirán a cada individuo de 10.000 dólares en adelante, según informaron fuentes del estado mexicano de Sonora al periódico Excélsior.
Ese es el precio que han de pagar las personas que quieran ingresar a pie a través del desierto. Porque las tarifas de los carteles y traficantes también se han disparado desde los 15.000 dólares hasta los 20.000 dólares para aquellos que quieran entrar en todoterreno por tierras privadas. Esta opción supone que los inmigrantes ilegales tengan que utilizar visados falsos de personas a las que se parecen físicamente.
En caso de no poder costear estos precios, los inmigrantes ilegales aceptan ejercer de mulas de los grandes narcotraficantes para que el precio por entrar en el país sea inferior.