Por Oriana Rivas – Panampost.com

El gobierno peruano de Dina Boluarte celebra por estas horas. Además de recibir a decenas de líderes mundiales por la cumbre de la APEC, también puso en marcha el megapuerto de Chancay acompañada de su homólogo chino, Xi Jinping, quien se tomó el tiempo de viajar más de 17000 kilómetros hasta Lima para bendecir este puerto que le garantizará un corredor comercial con América Latina y una puerta de entrada a sus planes geopolíticos.

Aunque Boluarte aplaude la activación del megapuerto de Chancay, catalogado como “el más grande de América Latina”, hay quienes no lo ven con buenos ojos. En Estados Unidos, Laura Richardson, antigua jefe del Comando Sur de la Armada, ve un patrón que obedece a objetivos chinos. “Esta es una estrategia que hemos visto en otros lugares” útil para la marina china, tal como explicó días atrás al Financial Times.

Fueron necesarios 3600 millones de dólares para su construcción con la inversión mayoritaria de Cosco Shipping Ports (CSPCP), ligado a la Armada del Ejército Popular de Liberación chino (EPL). Según cifras de la revista Nikkei Asia la empresa estatal operaba en 2022 “más de 400 portacontenedores y cientos de otros buques, conectando 558 puertos alrededor del planeta”. Estos números seguramente aumentaron en los dos últimos años y con ello los argumentos de cómo sus 27 servicios de envíos regionales —que abarcan 54 países y 52 puertos en Sudamérica y Norteamérica— podrían “convertirse en bases de espionaje”, como explicó hace pocos días Euclides Tapia, profesor titular de Relaciones Internacionales en la Universidad de Panamá, a Diálogo Américas.

Xi Jinping blanquea su Ruta de la Seda en Perú

De manera que los lazos de Cosco con el EPL y la magnitud de las inversiones chinas en países subdesarrollados levanta sospechas. A la par, Xi Jinping aseveró desde Lima que la construcción del megapuerto de Chancay “es otro proyecto exitoso de la cooperación chino-peruana”. Tampoco perdió el tiempo para revelar su expectativa de que el puerto pueda conectar “el gran camino inca a la ruta de la seda del siglo XXI”.

El dictador chino remarcó en su discurso que “la amistad entre China y Perú está profundamente arraigada” y que la inyección de capitales de las empresas chinas en Perú se duplicó en los últimos años. Y es que entre 2001 y agosto de 2023, la inversión extranjera directa de China en esta nación latinoamericana totalizó 38800 millones de dólares, según el Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico (CECHAP). De este monto, 23791 millones corresponden solo al sector minero.

Así que los lazos entre Perú y China son estrechos, lo que podría preparar el terreno para un probable uso militar chino del megapuerto de Chancay. Es como explica Robert Evan Ellis, investigador del Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército de Estados Unidos, tanta será la dependencia comercial del país sudamericano hacia Pekín que cualquier resistencia a las órdenes del régimen de Xi Jinping sería inútil. Si el comunismo chino quisiera desplegar tropas, no encontraría obstáculos.

Otro de los riesgos es que Perú “no obtenga los beneficios de sus abundantes recursos y posición geográfica, sino que sean los chinos los que obtengan esos beneficios”. Razón tiene la presidente Boluarte al afirmar que la visita oficial de Xi Jinping abre “un nuevo capítulo en la historia de las relaciones bilaterales”, el problema es que se trate de una etapa oscura para la región dados los intereses de China en su disputa geopolítica contra Estados Unidos, del que está cada vez más cerca por sus bases en el hemisferio sur.

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