Por Lawrence KadishGatestone Institute

N del E: El título original “Preservando el liderazgo tecnológico de Estados Unidos” fue modificado para su adaptación al español

No es poca la ironía que la Inteligencia Artificial (IA) siga burlándose de las políticas de “energía verde” de la Administración Biden y de su errónea decisión de confiar en la energía eólica y solar como fuentes futuras de electricidad esencial de nuestra nación.

Consideremos lo siguiente: el crecimiento exponencial de la IA está impulsando la próxima generación de innovaciones que van desde las naves espaciales hasta el habla, y está creando una enorme demanda de energía para hacer funcionar los servidores que impulsan esta tecnología. Fortune cree que los requisitos de electricidad de la IA podrían consumir hasta una cuarta parte de toda la energía eléctrica de los Estados Unidos en seis años. Se trata de una cantidad alucinante de electricidad, y se produce a expensas de todos los demás sectores industriales, así como de nuestras necesidades residenciales. En los Estados Unidos se genera una cantidad limitada de energía eléctrica para todos.

El lado opuesto de esa moneda es que si los innovadores estadounidenses en inteligencia artificial no pueden acceder a la energía necesaria para operar sus centros de datos, no tendremos más opción que ceder el liderazgo de nuestra nación en inteligencia artificial a aquellos países totalmente preparados para hacer lo que sean necesarios para dominar este campo.

Como China.

Para ser claros, la competencia para tomar la delantera en IA hará que la carrera espacial de la Guerra Fría parezca un partido de fútbol americano juvenil.

Todo esto ocurre en un momento en que la Casa Blanca quiere hacernos creer que el camino hacia el futuro está en la electricidad generada por el viento y el sol. Incluso las estimaciones más optimistas indican que esas fuentes no pueden satisfacer las necesidades energéticas inmediatas o a largo plazo de Estados Unidos, a pesar de los miles de millones de dólares en subsidios federales.

Una respuesta proviene de un líder en IA que quiere asegurarse de poder estar a la vanguardia de la innovación en esta área crucial: Microsoft.

En una decisión que debe estar sacando de quicio a los progresistas “verdes”, se ha programado que una unidad de reactor de la planta nuclear de Three Mile Island, en Pensilvania, vuelva a abrir a fines de esta década, a la espera de una revisión regulatoria. Microsoft está llevando a cabo esa reapertura con un acuerdo de 20 años con el propietario de la planta, que garantiza que toda la energía de esta planta nuclear se destinará exclusivamente a Microsoft y a sus centros de datos de inteligencia artificial. Es, en una palabra, brillante y refleja lo que el sector empresarial estadounidense todavía puede hacer cuando se enfrenta a un desafío y sin el impedimento de una burocracia de Washington que está más interesada en el papeleo que en el progreso y se dedica a subsidiar programas verdes que es poco probable que mejoren, fortalezcan o protejan nuestro futuro energético.

Además de impulsar el compromiso de Microsoft de liderar la IA, se espera que la renovación de Three Mile Island cree aproximadamente 3.400 puestos de trabajo y genere más de 3.000 millones de dólares en ingresos fiscales estatales y federales.

Nota para el Washington de Biden: así es como Estados Unidos puede preservar su liderazgo en una tecnología que bien podría determinar qué país liderará el siglo XXI . Simplemente, “quítense del camino”.

Lawrence Kadish es miembro de la Junta de Gobernadores del Instituto Gatestone.

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