Por Jade Zhan – Blog de Shen Yun Performing Arts
Hace tan solo un milenio atrás, los peinados de las damas eran todo un lenguaje que enviaban mensajes silenciosos a todo aquel que las mirara –como los perfiles de redes sociales de hoy en día. ¿Te gustaría actualizar tu estado al estilo antiguo? Sigue leyendo.
Joven y soltera
En la antigua China, las mujeres jóvenes llevaban el cabello suelto o con un estilo simple para demostrar que no estaban casadas. Las doncellas tradicionalmente se peinaban con trenzas hasta que cumplían los 15, cuando pasaban por una ceremonia de llegada a la adultez llamada ji-li (笄禮), o Ceremonia de Sujetar el Cabello. Durante el ritual se lavaba el cabello de la niña, se lo peinaba en un rodete y se lo sujetaba con un broche llamado ji (笄). La niña que pasaba por la ceremonia se consideraba una adulta apta para casarse.
Desde hace mucho tiempo el cabello negro y brillante es signo de salud y se considera algo atractivo. Estas niñas, que nunca se lo habían cortado, se lo peinaban de manera que destacara sus mechones brillantes. Un peinado simple de la Dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.) consistía de una cola de caballo larga y baja, atada con una cinta floja para que el cabello enmarcara el rostro a ambos lados y se destacara la frente. Se usaba la raya al medio, ya que los ideales de belleza preferían la simetría. Otra opción era dejar suelto la mayor parte del cabello y peinar una parte con un rodete o una coleta en la parte posterior de la cabeza, sostenido con broches u otros bellos adornos. Esto les daba un aire elegante mientras presumían su cabello.
Atar el nudo
Una vez que se casaban, el decoro y la practicidad eran lo primordial. Ahora ocupadas con la familia y los asuntos de la casa, no tenían necesidad de exhibir su cabello frente a extraños. Las mujeres casadas de la antigua China usaban el cabello recogido en una variedad de estilos, desde los más prácticos a los elaborados, dependiendo del rango social y de la moda del momento. El más simple era un moño con cabello atado en la nuca. Versiones más elaboradas de la Dinastía Tang (618-907) incluían pelucas, peinetas ornamentales, broches e incluso flores frescas.
Un recogido simple para las casadas comienza peinando el cabello en una cola de caballo alta, cerca de la coronilla. Luego se lo acomoda en un rodete grande y suelto que se sienta sobre el centro de la cabeza, arriba de la frente. En el pasado, las mujeres chinas remojaban tiras de madera en agua caliente para producir un gel pegajoso. Lo usaban junto con alambres para mantener el cabello en su lugar.
Hoy en día, una lata de laca para el cabello extra-fuerte funciona igual de bien. También puedes atar una cinta en la base del rodete para darle un borde colorido. Hebillas con borlas y adornos para el cabello son accesorios típicos, pero usa palitos para el cabello –no palillos para comer– para decorar el cabello, a menos que quieras que tu peinado sea el próximo plato. Los palitos para el cabello se pueden comprar online o en tiendas asiáticas –o incluso los puedes tomar de un árbol, si te gusta el estilo ecológico.
Máximo provecho
Detrás de todo hogar eficiente y pudiente estaban las criadas, las damas del palacio y demás ayudantes para mantener las cosas en funcionamiento. Desde hacer las camas a servir el té, estas damas multi-talentosas tenían muchas habilidades. Pero con todo ese cabello, ¿qué debía hacer una muchacha para que sus pelos no cayeran en la sopa? Ella no puede simplemente atárselo hacia atrás si es parte de una familia distinguida, pero tampoco puede peinarlo en el estilo de las damas de la casa; eso sería romper la etiqueta.
Si te gusta cocinar sobre una olla, una solución son los correctos (pero encantadores) moños gemelos de la Dinastía Tang. Divide tu cabello por la mitad y haz dos trenzas. Luego, acomoda las trenzas en bucles con forma de 8 a cada lado de tu cabeza y acomódalas detrás de tus orejas. En ocasiones especiales, puedes entrelazar una cinta para agregarle un toque de color.
Así peinadas, las muchachas de la antigua China estaban listas para conquistar el mundo –o lavar la ropa– sin un pelo fuera de lugar. Hoy en día son un hermoso toque para encarar el día en la ciudad.
¡Hora del show!
Si vas a actuar en un espectáculo, lo que menos quieres es que el cabello te tape los ojos. En la antigua China, las bailarinas eran la atracción de los banquetes imperiales y los rituales ceremoniales. Sus movimientos eran delicados, sus vestidos eran sublimes y su pelo se mantenía firme en su lugar.
Puedes adoptar un estilo parecido a las bailarinas celestiales de Shen Yun con un simple peinado de doble-círculo. Primero, haz una cola de caballo alta. Luego, divide el cabello en dos segmentos y dale a cada uno forma de círculo, luego ata los extremos a la base de la cola de caballo. Utiliza hebillas para mantener los mechones en su lugar y refuerza con otra bandita para el cabello de ser necesario. El tamaño y la ubicación de la coleta puede variar, y por supuesto, puedes decorarlo generosamente con diversos accesorios. Hebillas de piedras semipreciosas, peinetas de jade y delicados adornos de metal eran las opciones populares del pasado. Los accesorios buyao (步搖) –un tipo de hebilla con colgantes que solía estar adornada con perlas o jade– eran especialmente populares. Su nombre deriva del hecho de que oscilaban (yao) con cada paso (bu).
Tendencias no tan vanguardistas
Probablemente ya habrás notado que todos los estilos descritos arriba requieren tener pelo largo. Eso no es una sorpresa, ya que los valores confucianos en la antigua China sostenían que el cabello es un obsequio de los padres y debía ser tratado con gran respeto. Tanto para hombres como para mujeres, los cortes de cabello se consideraban una severa violación a la devoción filial, y sólo se hacía en circunstancias especiales. Por ejemplo, podías ofrecer un mechón de tu cabello como una promesa para tu amado, o afeitarte completamente la cabeza al ingresar a una orden religiosa. A los prisioneros y criminales se les cortaba el pelo para que les creciera desordenado como castigo, así que un cabello descuidado era signo de un comportamiento deshonrado.
Sin importar la ocasión, los antiguos conocían el estilo adecuado para cada momento, y aunque estos fueron variando con las dinastías, todavía pueden cautivar cientos de años después.